El mercado laboral bate las previsiones y sigue creciendo
En 2012, cuando el Partido Popular llegó al poder, se encontró con un mercado laboral en ruinas. España arrastraba la tasa de paro más alta de su historia, el 26%. Las cifras eran escalofriantes, inéditas hasta entonces para la economía española. Casi 6 millones de personas estaban en el desempleo y más de un 1,8 millones de hogares tenía a todos sus miembros en paro. 2012 se convertía en el sexto año consecutivo con incrementos en el número de desempleados. Las cifras eran especialmente sangrantes para los jóvenes menores de 25 años, con casi un millón de desempleados y una tasa de paro del 55,12%.
Cinco años después se puede afirmar, como reflejan las cifras, que el mercado laboral se está recuperando. Como viento de cola sopla una reforma laboral, un aumento de la productividad y una economía que ha vuelto a recuperar crecimientos por encima del 3%. El número de desempleados ha bajado de los cuatro millones por primera vez desde febrero de 2009, mientras que los ocupados alcanzan los 18,8 millones, 1,3 millones más que en 2012 y un nivel no visto desde agosto de 2009. La tasa de paro está en el 17,22%, según los últimos datos correspondientes al segundo trimestre de este año, lejos del 24,63% registrada en el mismo periodo de 2012. Por otro lado, se ha recuperado el 72% del empleo indefinido destruido durante la crisis, hay 1,2 millones de mayores de 45 años más trabajando que a finales de 2011, y el paro de larga duración ha caído por encima del 16%. Cifras esperanzadoras.
Sin embargo, seguimos registrando las tasas de paro más elevadas de la zona euro, ocho puntos superior a la media, a pesar de ser el país del euro que experimentó una mejor evolución del desempleo en el último año y el segundo de la UE, según datos de Eurostat. «La destrucción de empleo ha sido tan grande que el crecimiento económico actual no es suficiente para absorber toda la demanda laboral. La colaboración público-privada es fundamental para dinamizar el mercado laboral y detectar nuevas oportunidades de trabajo», explica Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad. Aclara que las políticas activas de empleo necesitarían «una revolución» en aras de ajustar lo que demanda el mercado y lo que se ofrece. Pero no se puede hablar de recuperación del empleo sin nombrar a los autónomos. Su papel ha sido fundamental en la salida de la crisis. Hay más de 3,2 millones de trabajadores autónomos y más de 900.000 asalariados contratados por un autónomo. «Sin duda el colectivo autónomo ha sido y seguirá siendo una pieza clave en la recuperación del crecimiento de la economía y el empleo. Llevamos un par de años sumando autónomos en tasas anuales y con registros muy superiores al total de la Seguridad Social, generando uno de cada cuatro de los nuevos empleos en nuestro país. Esperamos generar este año en torno a 150.000 nuevos empleos netos. Empleos, además, que por norma general son estables, duraderos en el tiempo y calidad», apunta Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). En su valoración sobre el mercado laboral estos últimos cinco años, Lorenzo Amor califica de gran paso la Ley de Medidas Urgentes del Trabajo Autónomo aprobada el pasado 11 de octubre en el Senado. «Dota de mayor protección social, de mayores deducciones fiscales y de más voz a nuestro colectivo. En definitiva, facilita ser autónomo y serlo en el tiempo». Sin embargo, Amor destaca que aún quedan cuestiones pendientes que llevarán a la Subcomisión de Empleo en el Congreso con la finalidad de reformar el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). «Se debe abordar de manera inmediata la mejora de la protección social del colectivo, sobre todo la actual prestación por cese de actividad, que se está demostrando que no funciona; dotar de mayor seguridad jurídica a los trabajadores autónomos económicamente dependientes y poner todos los esfuerzos en combatir a los falsos autónomos». Actualmente, hay tres cuartas partes del colectivo de autónomos que tienen unos ingresos por encima de la base mínima, pero que siguen sin adecuar su base de cotización a sus ingresos reales, denuncia el presidente de ATA.
menos temporalidad
Una de las grandes deficiencias del mercado laboral español sigue siendo la temporalidad, un mal endémico con una tasa superior al 25%, lo que duplica la media de la OCDE, aunque sigue siendo menor que la que existía en 2007. Y es que España sigue siendo altamente dependiente de dos sectores concretos que fomentan esa temporalidad, el turismo y la construcción, muy sensibles al ciclo económico. Unas deficiencias a las que se suma ahora un nuevo contratiempo, el conflicto secesionista catalán. La crisis de Cataluña ha obligado al Gobierno a rebajar las previsiones de crecimiento para 2018 al 2,3%, tres puntos inferior a la calculada en el cuadro macroeconómico del pasado julio.
El descenso en la previsión de crecimiento del PIB ha tenido también su reflejo en la estimación de la tasa de paro para ese año, que el Gobierno eleva una décima, del 15,4% al 15,5%.
El pasado julio, el ministro de Economía Luis de Guindos aplaudía los buenos datos de nuestro mercado laboral, pero reconocía que el nivel de desempleo es «altamente intolerable y seguimos teniendo cuestiones pendientes como la temporalidad». En aras de embridarla, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunció hace unos meses que el Gobierno quiere, antes de que acabe el año, incrementar las cotizaciones sociales por desempleo a las empresas que recurran en mayor medida a la contratación temporal y que tengan una rotación excesiva, así como crear nuevos incentivos en las cotizaciones para aquéllas con mayor porcentaje de indefinidos.
Éste fue uno de los compromisos adquiridos por el Gobierno con Ciudadanos en el acuerdo de investidura. «El Gobierno tiene que actuar de manera contundente para acabar con el fraude en los contratos temporales, aumentando el régimen sancionador», responde Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad.
A la pregunta de si lo peor de la crisis ha quedado atrás, Carlos Alberto Pérez, director del Máster en Dirección de Personas y Desarrollo Organizativo de ESIC responde que en datos sí, pero no en comportamiento. «Los elementos que dieron lugar a la pasada crisis como la falta de valores o la burbuja del ladrillo están hoy tan presentes como en los años previos a la crisis. Por otro lado el panorama no es demasiado alentador con la crisis territorial española, el nuevo liderazgo mundial y las nuevas potencias nucleares o que pretenden serlo».
Con esta manifiesta mejora toca hablar de subida de salarios. «Es el momento de que éstos acompañen la recuperación del empleo», decía el pasado junio la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Según datos de la oficina económica europea, Eurostat, la evolución del salario por hora fue exactamente del 0% en el primer trimestre del año, y si a finales de 2007, la remuneración de los asalariados representaba el 49% del PIB, ahora supone el 47%.
punto muerto
El pasado julio los sindicatos dieron por «muerto» el acuerdo salarial con la CEOE. No habrá, por tanto, unas directrices generales sobre los incrementos salariales que se deberían aplicar este año.
La última propuesta de los empresarios planteaba un incremento de entre el 1,2% y el 2% más medio punto adicional en función del sector y de la empresa, oferta que cayó como un jarro de agua fría en los sindicatos. Y es que la crisis no sólo se ha llevado por delante 3,5 millones de empleos, sino que también ha provocado una fuerte devaluación salarial. Sin embargo, desde el Ministerio de Economía consideran más urgente crear empleo que subir salarios. Hace poco, el ministro de Economía declaraba que no saldremos de la «crisis definitivamente hasta que no creemos 1,5 millones de empleos más», un objetivo que el Gobierno espera lograr a finales de 2019 «con 20 millones de ocupados» y una tasa de paro del 7% en 2022. Los expertos señalan que es hora de recuperar los salarios.
«Esperamos que el empleo siga creciendo y que, si logramos aumentar la productividad, se suban también los salarios», señaló Luis Pérez.
Source: The PPP Economy