El Gobierno vuelve a la carga con un déficit en vía muerta


El Gobierno de Pedro Sánchez vuelve a la carga esta semana con el que hasta ahora ha sido su mayor fracaso político desde que desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa con una moción de censura, el pasado mes de junio. El viernes, el Consejo de Ministros aprobará de nuevo la senda de estabilidad presupuestaria para el periodo 2019-2021 que ya aprobó el pasado 20 de julio, pero que fue rechazada posteriormente por el Congreso de los Diputados. Es decir, una especie de «día de la marmota» en el que el Ejecutivo espera un desenlace distinto que le proporcione algo de oxígeno político, ya que fueron los mismos socios que le auparon al poder los que le dieron la espalda con el techo de gasto y el déficit.

Con todo, únicamente sería un gesto de cara a la galería, ya que la mayoría absoluta del Partido Popular en el Senado condena al fracaso los objetivos de déficit que pretende convalidar Sánchez. En cualquier caso, para llegar a ese punto aún queda un largo recorrido que no está ni mucho menos asegurado que llegue a buen puerto. Más bien lo contrario. La Cámara Baja rechazó el pasado 27 de julio la senda de estabilidad propuesta por el Gobierno de Pedro Sánchez, con 173 votos en contra del PP, Ciudadanos, UPN, Bildu, Foro Asturias y Coalición Canaria. Hubo 86 abstenciones de Unidos Podemos, Compromís, ERC y PDeCAT, y tan sólo consiguió los 88 votos a favor del PSOE y PNV.

En aquella ocasión, el Gobierno presentó unos objetivos de déficit para 2019, 2020 y 2021 del 1,8% del PIB, el 1,1% y el 0,4%, respectivamente. Además, fijó el techo de gasto no financiero del Estado para 2019 en 125.064 millones de euros, un 4,4% más que el año anterior. Ahora, salvo sorpresa de última hora, el Gobierno repetirá y presentará las mismas cifras, como ya anunció la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Desde el Ministerio trabajan para tratar de alcanzar un acuerdo con los grupos que tumbaron la propuesta inicialmente, si bien se da por descontada la negativa del PP y de Ciudadanos.

El principal frente está en las conversaciones con Unidos Podemos, aunque el precio que exigen los de Pablo Iglesias por sus votos es muy alto. Entre las reclamaciones del partido morado al Gobierno de cara a negociar un eventual apoyo a la senda, se incluye elevar el objetivo de déficit para 2019 por encima de lo pactado con Bruselas, así como derogar la Ley de Estabilidad y cualquier recorte adoptado durante la crisis en materia de sanidad, educación o dependencia. Además, pide aumentar la recaudación tributaria a través de nuevos impuestos para las grandes fortunas, la banca o las empresas tecnológicas, subir el IRPF a quienes ganen más de 60.000 euros al año, elevar el Impuesto sobre Sociedades a un mínimo del 15% o la supresión de las deducciones por aportaciones a planes de pensiones privados.

Aunque desde el Gobierno ya se han apresurado a defender la estabilidad presupuestaria como la mejor manera de mantener el Estado del bienestar, sí abren la puerta a negociar subidas de impuestos. De hecho, varias de estas alzas fiscales coinciden con algunas que el Gobierno socialista pretende impulsar y sobre las que ya ha lanzado varios globos sonda en estos dos meses.

Pese al casi seguro rechazo del Parlamento a los objetivos de déficit, la intención del Ejecutivo es seguir adelante con la tramitación de los Presupuestos de 2019, si hace falta incluso con la senda de déficit del anterior Gobierno del PP, mucho más restrictiva. Aunque en teoría las cuentas deberían presentarse antes del final del mes de septiembre, Hacienda ya contempla la posibilidad de retrasarlas.

Como paso previo, este miércoles se celebrará vía telemática el Consejo de Política Fiscal y Financiera, en el que las comunidades autónomas y Hacienda volverán a debatir y votar (en la anterior cita con el apoyo de sólo de siete regiones) los objetivos de déficit público.

Source: The PPP Economy

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