El éxito de una empresa está en ser rentable de forma sostenible


Permanente en el tiempo, inherente al desarrollo, impulsada por la alta dirección e imbuida en todos los procesos, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se ha convertido en una filosofía y en un pilar fundamental de la estrategia de negocio. Ya no se trata de una moda, ni de un departamento concreto. El éxito de una empresa está en ser rentable de forma sostenible, lo que redunda en beneficio tanto de los clientes y proveedores como de los empleados y de la sociedad en general.

Cinco expertos se reunieron en LA RAZÓN para analizar la importancia de la RSC en las compañías. «La consecución de los objetivos empresariales sólo tiene sentido cuando ese éxito se logra a partir de los valores adecuados». Conchita Navarro, responsable de RSC de Mutua Madrileña, aseguró que respetar este principio básico es imprescindible para tener un desarrollo estable y sostenido en el futuro. «La RSC debe estar presente en todos los procesos de gestión y en todos los ámbitos de la empresa». Navarro defendió que debe constituir la filosofía que vertebra la actuación de las compañías, y plasmarse diariamente en una gestión ética, en la transparencia y en los principios más exigentes aplicados en materia de buen gobierno.

«Para que una estrategia de RSC sea efectiva, debe ser permanente en el tiempo y gestionarse de forma transversal». Y es que Navarro afirmó que únicamente es posible si implica a todos los empleados. «La labor de los equipos de RSC es conocer y promover la asunción de nuevas medidas de sostenibilidad entre las diferentes áreas de la compañía, así como colaborar en su puesta en marcha y seguir su evolución».

La RSC debe ser un área que esté verdaderamente interiorizada en la compañía como un valor, y no como una estrategia o táctica de negocio. Óscar Herencia, director general de MetLife, dijo que «cuando una empresa tiene asumida la importancia de la RSC para la sociedad se nota. En nuestro caso, la RSC es la manera de devolver a la sociedad lo que obtenemos de ella». Además de advertir sobre lo contraproducente que puede resultar utilizar estas medidas para mejorar la reputación de una empresa, Herencia resaltó que «los empleados tienen que sentirse orgullosos de sus compañías». Y si las actividades de RSC refuerzan el compromiso de los trabajadores -que cada vez más reclaman de sus empresas una responsabilidad y un posicionamiento humano que apoye causas sociales–, «las compañías tenemos la obligación de cumplir con sus expectativas, hacerles partícipes de las acciones que se lleven a cabo y transmitirles que son una prioridad». El director general de MetLife remarcó que la RSC hace que las compañías sean un lugar mejor donde trabajar, lo que debe verse reflejado de forma externa a través de los propios empleados.

Una filosofía

La función social de las empresas tendría que ser una responsabilidad, e incluso una obligación. «No podemos dar la espalda a los problemas, necesidades e inquietudes de los países donde operamos. Hablar de RSC es hacerlo de prácticas concretas. Estas iniciativas deben ser «motor de cambio» en la vida de las personas en las que están enfocadas». Herencia admitió que las empresas ya no se limitan a administrar recursos económicos, técnicos y humanos, como ocurría hasta hace algunos años, sino que «deben participar de la realidad social en la que se encuadra».

Más que por obligación, las compañías tendrían que implementar este tipo de medidas por convicción. De hecho, Eduardo Puig de la Bellacasa Aznar, director de Gestión de Stakeholder y Reporte Corporativo de Telefónica, aseveró que la RSC debe formar parte del ADN de las empresas, y que la estrategia de sostenibilidad de su compañía se basa en una gestión responsable del negocio, no sólo enfocada a gestionar ciertos riesgos, sino también para aprovechar oportunidades. «Esto nos permite contribuir al desarrollo social y económico de la sociedad, haciendo que las comunidades en las que operamos sean más prósperas y tengan mejores y más inclusivos motores de progreso».

Mientras que el 51% de los «millennials» están dispuestos a pagar más por productos sostenibles, casi la mitad de las personas que se encuentran en búsqueda activa de empleo muestra su preferencia por trabajar en empresas sostenibles. Puig de la Bellacasa señaló que la sociedad es cada vez más exigente y está más implicada en los temas de actualidad. Prueba de ello es que el 80% de la población considera que las compañías deben aumentar su beneficio, pero que además tienen que mejorar las condiciones sociales y económicas de las comunidades en las que operan.

Aunque la implantación de medidas de RSC en las pymes sea más lenta, y pese a que muchas de ellas no son ni tan siquiera conscientes, «muchas pequeñas empresas llevan a cabo grandes políticas de RSC». Ana Fombella, directora de RSC del Grupo Cortefiel, explicó que al poner el apellido de RSC, Gobernanza o Desarrollo Sostenible puede que no se entienda, pero que si se habla de tener en cuenta la situación familiar de los empleados, el ahorro de recursos, la buena gestión, la escucha a los clientes, la integración en el entorno local, y ese etcétera tan variado que significa RSC, se deduce que «la mayoría de las pymes tiene un gran compromiso social equilibrado con su día a día». Por otra parte, Fombella indicó que la comunicación es un arma de doble filo, y que «no todas las políticas y acciones deben convertirse en una estrategia de comunicación, o en una herramienta de marketing, porque eso desvirtúa el enfoque que debe tener la RSC en las compañías».

Source: The PPP Economy

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