El cava catalán se ahoga


Con sus dos mayores cavas en manos extranjeras (Codorníu en manos de multinacional norteamericana Carlyle desde hace cuatro meses y Freixenet controlada por la alemana Henkell a precio de saldo) y la competencia del restos de espumosos españoles en casa y del prosecco italiano en el exterior, el cava catalán vive momentos turbulentos con severos ajustes de plantillas. Los problemas arrancaron con el desafío independentista hace ya algunos años y se agudizaron con el denominado «procés». La pérdida de esplendor como producto sofisticado ha forzado que Codorníu, uno de los emblemas del cava catalán, sufra una sangría laboral que afecta ya al 20% de su antigua plantilla. La centeneria bodega ha anunciado el despido de 79 de sus 700 trabajadores. La reestructuración, que se materializará a través de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), prevé la salida de 43 personas del centro de Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona); 26 de Esplugues de Llobregat (Barcelona) y 10 de Raimat (Lérida). En mayo de 2017, Cordorníu y los sindicatos ya pactaron un ERE que afectó a 71 empleados. La sombra de los recortes, aún sin concretar, también planea sobre Freixenet, que se lanzará a vender espumoso italiano con su propia marca. Las marcas blancas de espumoso, cuyas ventas superan el 30% en España, también pasan factura al cava, estancado desde que los nacionalistas catalanes se subieron a un monte donde languidecen las cepas.

La producción de cava se concentra en un 95% en las bodegas de Cataluña. El mercado exterior supone el 64% del total, con la UE como principal destino (el 44% de la producción) y Alemania liderando las ventas,

Bélgica, Reino Unido y EEUU se mantienen, junto con Alemania, como los principales consumidores extranjeros de cava y son los únicos mercados exteriores donde las ventas superan los 20 millones de botellas. No obstante, estos tres países han experimentado retrocesos respecto a 2016. Especialmente acusado ha sido el descenso en el Reino Unido, donde las ventas han caído un 13,6%, presumiblemente por los efectos del Brexit.

Pese a los problemas, los datos auguran un buen futuro a los espumosos de más categoría, que incrementaron las ventas en un 10% en 2017, aunque la evolución fue muy distinta entre el reserva, que creció un 13,43%, y el gran reserva, que vendió un 6,6% menos de botellas. Una de las asignaturas pendientes es aumentar la venta de los cavas de categoría superior en el extranjero. Hoy solo suponen el 7,2% del total exportado.

Source: The PPP Economy

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