El Banco de España mejora sus previsiones pero duda sobre la ejecución de los fondos europeos


España empieza a ver la luz al final del túnel ante el avance de la vacunación y la relajación de las restricciones, aunque la economía todavía afronta severas vulnerabilidades (deuda y déficit muy elevados) y riesgos (dudas sobre la ejecución de los fondos UE). Esta es la conclusión que se extrae del último informe de proyecciones del Banco de España, dado a conocer hoy, en el que la institución mejora sus previsiones con respecto a marzo.

El organismo plantea tres escenarios: favorable, central y adverso, siendo este segundo al que mayor fiabilidad se le otorga. Hace tres meses anticipaba que el PIB repuntaría en un 6% en 2021, 5,3% en 2022 y 1,7% en 2023 en el escenario central. Ahora dichas cifras son 0,2, 0,5 y 0,1 puntos porcentuales mayor. «Las proyecciones contemplan una continuación de la fase de notable expansión de la actividad hasta el final de 2021, en consonancia con la recuperación de las ramas productivas que hasta ahora se han visto más afectadas por las restricciones frente a la pandemia», reza el documento. De cara a 2022 destaca también un considerable efecto arrastre positivo. Así las cosas, en el escenario más adverso para la economía, el repunte sería del 4,6%, 5,2% y 1,7% en cada uno de los tres años que tenemos por delante hasta 2023.

La recuperación de España está ya en marcha tras el bache sufrido desde finales de 2020 con las nuevas restricciones a la movilidad y la actividad. En el cuarto trimestre del pasado año no hubo crecimiento y en el primero de este ejercicio el PIB cayó un 0,5% en términos intertrimestrales. La situación en este segundo trimestre que está por terminar es bien distinta. El Banco de España el repunte de la actividad, que «se ha intensificado notablemente en el transcurso del segundo trimestre del año, en consonancia con la evolución más favorable de la pandemia». En este sentido, la institución calcula que la economía crecerá entre abril y junio un 2,7% en el escenario favorable, un 2,2% en el central y un 1,4% en el adverso. La recuperación intensa del sector servicios al calor de una cierta normalización de la actividad está impulsando la economía. Aun así, el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos se muestra cauto: «No obstante, la incertidumbre acerca de la magnitud de este rebote es elevada», debido a la falta aún de datos suficientes y las dificultades que se plantean para realizar predicciones tomando en cuenta la comparativa con idéntico periodo de 2020.

La institución destaca que «el PIB no alcanzaría el nivel previo a la pandemia hasta el último tramo de 2022 y se situaría un 1,9% por encima del mismo al final del horizonte de proyección» en el escenario central, lo que evidencia que aunque la crisis tiene efectos transitorios, estos también se demuestran «persistentes».

La luz al final del túnel también se verá en términos de desempleo, donde el supervisor augura una evolución más favorable que en marzo. El Banco de España estima que la tasa de paro quedará en el 15,6% en 2021, en el 14,7% en 2022 y en el 13,7% en 2023, siempre en el escenario central. En el adverso los porcentajes escalan hasta el 16,2%, 15,7% y 14,6%, respectivamente.

«Las horas trabajadas retomarán una senda ascendente a partir del trimestre en curso, en línea con la recuperación del producto (PIB). El crecimiento de las horas trabajadas sería del 6,7% en 2021, avance que se moderaría hasta el 5,4% y el 1,8%, respectivamente, en 2022 y 2023». Así las cosas, de cumplirse estas proyecciones, nuestro país tendría una tasa de desempleo cuatro décimas inferior a la de 2019, es decir, a la etapa pre-Covid.

Déficit, deuda y fondos europeos

De todas maneras, las buenas noticias que transmite el informe se ven contrarrestadas por dos aspectos que siempre están en el ‘debe’ de las actuaciones del Gobierno: los elevados ratios de déficit y deuda públicos. A todo ello, además, se le une la «incertidumbre» que aprecia el Banco de España sobre la ejecución de los fondos europeos.

El organismo reconoce que «el grado de detalle sobre los proyectos que se van a acometer con cargo a los recursos del NGEU es ahora más elevado», pero destaca también que «se mantiene todavía un grado considerable de incertidumbre con respecto al ritmo al que puedan ser absorbidos estos fondos por las AAPP españolas y, consecuentemente, con respecto a su distribución temporal». Dudas que el Banco de España lleva teniendo desde hace ya varios meses.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha explicado que no prevén grandes cambios en la absorción e impacto de los fondos europeos en 2021, pero sí algo más de cara a 2022 en comparación a las previsiones de marzo. La aportación al PIB que calculan sería de 1 punto porcentual en 2021, de 2,4 puntos en 2022 y de 1,8 puntos en 2023. Asimismo, ha añadido que buena parte de su efecto multiplicador sobre la actividad económica dependerá de la celeridad en la ejecución de este dinero y de la calidad de los proyectos a los que se destine.

«En las nuevas proyecciones para 2021 se incorpora en torno al 50% (de absorción) del importe anunciado por el Gobierno para este año, considerando tanto los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) como el denominado React-EU. Para el conjunto del horizonte de proyección, la absorción se situaría ligeramente por encima del 80% de los fondos totales disponibles en forma de transferencias, concentrándose el mayor impulso en 2022», añade el documento.

El déficit público, por su parte, es uno de los puntos más negros del informe ya que «permanecerá en 2023 en cotas todavía muy elevadas (del 4,3% del PIB)». En marzo las proyecciones en el escenario central estaba en el 7,7% en 2021, el 4,8% en 2022 y el 4,4% en 2023. Ahora están en el 8,2%, el 4,9% y el 4,3%, respectivamente. Arce achaca este empeoramiento, principalmente, al efecto negativo que tendrá sobre las cuentas la prórroga de medidas públicas como los ERTE, así como la implantación de nuevas medidas de apoyo a las empresas como las ayudas directas, las cuales «sumarían un punto más de déficit» al conjunto de los cálculos, con un efecto neto de medio punto más.

Igual preocupación ocurre con la deuda pública, que «apenas descendería en 2 pp en el horizonte de proyección». Esta quedaría, así, en el 120,1% en 2021, el 117,9% en 2022 y 118% en 2023, en el escenario central. En el adverso se situaría en el 122,6%, 122,1% y 123,4%, respectivamente.

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