El Arco Mediterráneo construye su propio Silicon Valley


El Arco Mediterráneo es una potente incubadora de startups, pero, hasta ahora, no ha sido capaz de operar como un espacio común, conectado. Y eso hace que abunden las iniciativas locales, pero falte tamaño y capacidad de crecimiento. Y justo eso, convertir el Arco Mediterráneo en un gran ecosistema de emprendimiento y negocio tecnológico, es lo que persigue ‘1.040 km Hub’, la plataforma en la que se han unido nodos tecnológicos de Mallorca, Castellón, Valencia, Alicante, Murcia, Málaga y Ceuta. El objetivo es crear, por la vía de la cooperación, una suerte de Silicon Valley del Mediterráneo. La plataforma nace de la mano de entidades privadas que acumulan una amplia y solvente experiencia en campos específicos del emprendimiento tecnológico.

Esta red ha sido bautizada con el nombre de ‘1.070 km Hub’, que es la distancia que separa los dos puntos más alejados de este espacio. La plataforma aglutina a la Fundación General de la Universidad de las Islas Baleares, estrechamente vinculada a las asociaciones empresariales del archipiélago; la incubadora y aceleradora de startups Innsomnia, de Valencia; en la provincia de Alicante, el ‘hub’ tecnológico Torre Juana OST, dedicado a acoger proyectos de emprendimiento, la firma LUA Fund y la compañía Dinapsis-Hidraqua; la empresa Aerocas, gestora del Aeropuerto de Castellón; la patronal murciana de empresas de tecnologías de la información, Timur; el parque tecnológico empresarial DIH Málaga; y varias instituciones público-privadas de Ceuta que están a punto de sumarse a ‘1.024 km Hub’. La lista de socios puede seguir creciendo con más territorios.

Los promotores de esta plataforma explican que España, y el Arco Mediterráneo en particular, tiene potencia emprendedora y talento en el sector tecnológico, pero las empresas que prosperan acaban siendo compradas por compañías más grandes, normalmente de capital extranjero, en vez de alcanzar tamaño y convertirse ellas mismas en potentes empresas tecnológicas. Y esto es así, indican, porque falta un ecosistema que ayude a ese crecimiento. Están convencidos de que se puede conseguir con un espacio interconectado en el que entidades especializadas, empresas consolidadas y nuevos emprendedores se apoyen, cooperen, se retroalimenten, compartan negocios y actividad. Y a mayor potencia regional, más capacidad de atraer inversores, otra pieza clave para crecer.

Vista de una de las zonas del Parque Tecnológico de Málaga


Alberto Corda

Además, se quiere que esa gran comunidad de emprendimiento tecnológico (‘hub’) sirva de locomotora de desarrollo económico endógeno, para impulsar sectores productivos clave en el Arco Mediterráneo, caso del turismo y de la agricultura. Unir emprendimiento tecnológico a la industria turística y a la agroindustria regional «es una gran oportunidad», explica el CEO de la aceleradora valenciana Innsomnia, Francisco Estevan, que destaca también la importancia de sacar mayor y mejor partido al trabajo que realizan en este campo los centros universitarios de investigación.

El tablero mundial

«Debe primar la cooperación interregional, porque el gran objetivo es ganar escala», en un sector que se la juega en el gran tablero mundial, afirma a ABC el presidente de Torre Juana OST y portavoz de ‘1.024 km Hub’, Andrés Pedreño. «España no tiene gigantes tecnológicos, ‘unicornios’», lamenta. Y, en gran parte, lo achaca al minifundismo tecnológico que existe en Europa, donde ha habido exitosas apuestas locales, pero falta un espacio interconectado de envergadura. «Aquí somos muy de dados a que cada uno haga su pequeño proyecto, se desarrollan iniciativas muy buenas, pero nos cuesta juntarnos, y ‘1.024 km Hub’ está llamado a ser el pegamento para unir y ganar tamaño», apunta en este sentido Fernando Estevan.

Ese «minifundismo» es «una debilidad de la que adolecen los ecosistemas tecnológicos europeos, frente a lo que ocurre en China y Estados Unidos», afirma Andrés Pedreño. A falta de un gran foco local como el Silicon Valley californiano, la alternativa pasa por una estructura cooperativa regional, una fórmula que China ha aplicado con éxito.

España tiene materia prima en este sector: la potencia emprendedora se refleja en cifras como las 250 empresas tecnológicas que forman parte de la asociación Alicantec; los cientos de startups que acogen actualmente las cinco incubadoras-aceleradoras que hay en Valencia; o el potente parque tecnológico de Málaga, de cuyas compañías dependen 20.000 empleos, y al alza.

Negocio y capital

«Está claro que hay una masa crítica de emprendedores y de casos de éxito. El paso que necesitamos dar es el de la escalabilidad», insiste Andrés Pedreño. Está convencido, como el resto de promotores de ‘1.024 km Hub’, que eso se consigue con este tipo de plataformas: «un ecosistema que trabaja colaborativamente enriquece a cualquier startup, porque inspira y permite redes colaborativas» que, además, atrae el interés creciente de los decisivos fondos de inversión que se mueven a nivel internacional.

Actualmente, el sector tecnológico español no anda sobrado de inversores, y eso lo saben bien en el Arco Mediterráneo. «Nos falta capacidad para hacer crecer nuestras empresas y retenerlas aquí, en vez de que acaben compradas por grandes compañías internacionales o acaben yéndose» a grandes urbes donde se mueven negocios a gran escala, indica Francisco Estevan, CEO y cofundador de la aceleradora valenciana Innsomnia.

Madrid y Londres son dos destinos principales de startups que, tras nacer y crecer en Valencia, decidieron irse en busca de más inversión y mayores oportunidades de negocio o de crecimiento. «Se marchan a grandes ciudades en las que están los principales fondos de inversión y los grandes clientes potenciales», pero eso mismo se puede -y debe- lograr allí donde nacen esas empresas, explica Fernando Estevan. Por eso, está convencido de que el Arco Mediterráneo puede crecer y consolidarse como una potente «fábrica» de startups que ofrezca también un gran espacio de negocio que atraiga inversores internacionales y donde proliferen las oportunidades de negocio en este campo.

«No podemos seguir pensando en crear una startup con vocación de venderla cuando tenga éxito. Entre otras cosas, porque si vendes cuando todavía eres muy pequeño, vendes muy barato», afirma el CEO y cofundador de Innsomnia, aceleradora que acoge actualmente unas 40 startups que operan en campos como la banca, seguros o la gestión de grandes infraestructuras.

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