El 75% de los bancos cree que el euro digital comprometerá su modelo de negocio


El Banco Central Europeo trabaja en la introducción del euro digital y este próximo verano espera hacer público el calendario definitivo del proyecto, pero los bancos observan el proceso con recelo. Según una encuesta recién publicada por el instituto de investigación de la Universidad Goethe de Fráncfort, el Centro de Estudios Financieros (CFS), la mayoría de los especialistas y directivos consultados siguen indecisos sobre cómo clasificar el proyecto.

Casi tres cuartas partes de los bancos que han participado en el sondeo expresan su preocupación sobre el impacto que el euro digital tendrá en su modelo de negocio, especialmente en caso de que el BCE permita que las empresas y los hogares accedan directamente a dinero digital del banco central y advierten que la nueva moneda sería causa de graves desequilibrios. «La encuesta muestra que muchos participantes del mercado aún no tienen una idea clara de si se necesita un euro digital o no, ni cómo debe diseñarse», explica Volker Brühl, del CFS, que pide que la industria financiera participe activamente en el proyecto. «El 75% de agentes financieros temen que su modelo de negocio se vea comprometido», continúa, «y la mayoría cree que les será más difícil financiar el capital bancario una vez sea introducida la moneda digital».

El 51% de los encuestados en este trabajo apoya la introducción del euro digital, mientras que el 42% se mostró firmemente en contra. El 35% ni siquiera afirmó que la moneda digital fuese un proyecto «necesario», mientras que el riesgo del proyecto fue calificado como moderado por el 43% de los gerentes y alto por el 31%. El 57% teme que el programa reduzca la efectividad de las medidas de política monetaria, mientras que el 25% dijo que es concebible que eso ocurra. Brühl subraya que la encuesta muestra claramente que muchos agentes del mercado aún no tienen una visión clara del euro digital ni una idea concreta acerca de cómo debería concretamente ser diseñado. Considera que el BCE debería, por lo tanto, involucrar más a las instituciones financieras y al sector de bancos y aseguradoras en este proceso.

El BCE ha realizado sus propias encuetas y una de ellas, presentada en abril, mostraba ya ciertas preocupaciones de los bancos, como la protección de datos (43% de los consultados), la seguridad (18%), el uso en la eurozona (11%), la asistencia legal (9%) y la aplicación fuera de línea (8%). Pero el sector es consciente también de que no es una opción quedarse fuera de la digitalización global de las monedas. Hubertus Väth, CEO de Frankfurt Main Finance, recuerda que Europa está peligrosamente atrasada en materia de digitalización financiera. «El euro digital puede acelerar este proceso de recuperación y no estará sujeto a las fluctuaciones extremas del tipo de cambio que caracterizan a las criptomonedas, lo que las hace más predecibles tanto para empresas como para particulares», afirma.

A nadie escapa que las iniciativas privadas de monedas digitales está disputando la soberanía monetaria al BCE y que los bancos centrales deben reaccionar a esa realidad. Pero también es obvio que una de las premisas para utilizar las monedas digitales como el Bitcoin es la desaparición de los intermediarios. Si el BCE asegura la distribución directa y más eficaz del dinero, sobre todo de sus estímulos, ofreciendo créditos y haciendo más accesible la fluidez del capital, el papel de las entidades bancarias perderá mucho valor.

También están en peligro métodos de pago como tarjetas de crédito o débito, que quedarán obsoletas ante los nuevos modelos de monederos digitales. Además, las monedas digitales de los bancos centrales pueden acabar reemplazando el dinero en efectivo, ya que permiten hacer un rastreo mucho más efectivo por parte de los gobiernos, a cambio seguramente de vulnerar la privacidad de los usuarios. A este respecto ni siquiera hay todavía una legislación precisa. Por este motivo, el BCE se está planteando que el euro digital esté basado en tecnología blockchain o en algún otro DLT (Distributed Ledger Technology). Esta última podría reducir entre un 30% y un 50% sus costes de cumplimiento en 2025, según un estudio de Accenture. Lo poco que sabemos hasta ahora del diseño del proyecto incluye que el euro digital tendría dos conceptos, uno de gran volumen, que ya está funcionando entre el BCE y las entidades bancarias, y otro de pequeño volumen, para utilizar entre los ciudadanos en sus compras y que debería estar respaldado por un determinado patrimonio.

El BCE, en todo caso, no es en absoluto pionero. Estados Unidos, China y Japón ya están en fase de pruebas. La idea del BCE es que el Parlamento Europeo apruebe el eurosistema digital este mes de junio y que el experimento comience a tomar forma en 2025.

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