Draghi acaba con las 'puertas giratorias' en las grandes empresas públicas italianas


La política se queda fuera en la elección de los altos directivos de las empresas estatales italianas, todo lo contrario de lo que en España hace el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. El primer ministro, Mario Draghi, impone su método, al margen de la política, para seleccionar los máximos ejecutivos de cientos de empresas italianas con participación estatal.

Es conocido el ‘método Draghi’, que forma parte de la identidad de su personalidad. En síntesis, el sistema de trabajo de Draghi se basa en cuatro principios: Identificar el objetivo, rodearse de los mejores colaboradores, delegar y decidir una vez que se han reducido al mínimo los posibles riesgos. Draghi, marcando una radical discontinuidad, ha roto con una tradición de décadas que ha condicionado la política italiana y a sus gobiernos.

El primer paso, que ha sorprendido a muchos, ha sido cambiar los equipos de gestión de la muy poderosa e influyente Cassa Depositi e Prestiti (CDP), un banco de inversión italiano fundado en 1850 en Turín, que se ha convertido en la institución más importante del país para promover la inversión, el crecimiento del país y el ahorro de los italianos. Otro tanto ha hecho con la empresa pública de ferrocarriles.

La importante decisión de Draghi se hace con el claro objetivo de colocar a los mejores y más experimentados ejecutivos en las empresas estatales que son fundamentales a la hora de recibir el Fondo de recuperación europeo. Italia, en total, gestionará 248.000 millones de euros en inversiones y reformas.

Lucha sin cuartel entre partidos

Hasta ahora, para elegir los directivos de más de 500 empresas estatales los partidos políticos ejercían toda su influencia para obtener el máximo de cargos. Era una lucha sin cuartel, una guerra implacable entre partidos y Gobierno. Durante décadas en la política italiana siguió el llamado ‘Manual Cencelli’, una expresión periodística que tiene su origen en el apellido de un antiguo político de la Democracia Cristiana, quien reveló en una entrevista cómo era ese reparto de poder y las artimañas de los políticos. El ‘Manual Cencelli’, expresión usada a menudo en sentido irónico y despectivo, se ha convertido en algo muy familiar en la política italiana para la asignación de papeles y cargos políticos en empresas y Gobierno; es decir, los partidos políticos se reparten el poder en función de su peso en el parlamento, sin importar los méritos.

El ‘Manual Cencelli’ y el sistema de poder que había implantado el antecesor de Draghi, el ex primer ministro Giuseppe Conte durante sus dos años y medio de mandato, ha sido demolido por el expresidente del banco Central Europeo. Lo que antes eran largas negociaciones y batallas políticas para elegir un alto directivo de una empresa pública italiana o un importante cargo gubernamental, Draghi lo ha convertido en una simple comunicación al despedido, dándole las gracias y el ‘benservito’ (carta de despedido), designando como sucesor a un profesional que el primer ministro considera el más capacitado e idóneo para el cargo, según su currículum y méritos, al margen de consideraciones políticas.

Draghi sorprende

Con esta eliminación del ‘Manual Cencelli’, Mario Draghi está sorprendiendo a todos, pero él se limita a seguir su camino de siempre. Por primera vez en mucho tiempo en Italia, la designación de los altos cargos de dirección de empresas estatales, el primer ministro no discute su decisión ni siquiera con los líderes de la mayoría parlamentaria que apoya al gobierno. Veamos los ejemplos citados: El grupo financiero CDP y los ferrocarriles. En lugar de hombres designados por los partidos con una asignación rigurosa de cargos según el ‘Manual Cencelli’, Mario Draghi ha elegido ha colocado a profesional de plena confianza, funcionarios de prestigio que proceden del Banco de Italia o de algunas grandes empresas en las que han demostrado su competencia.

Dos ejemplos

Para dirigir el grupo financiero CDP, Mario Draghi ha elegido a Dario Scannapieco, doctor en Economía por Harvard, vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y con cargos relevantes en importantes empresas italianas. Scannapieco sustituye a Fabrizio Palermo, designado hace casi tres años por el Gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la Liga. En su momento, Palermo fue nombrado por sugerencia del Movimiento 5 Estrellas. Se comprende que la destitución de una persona de confianza del partido fundado por el cómico Grillo e interlocutor importante en el mundo financiero como era Palermo, haya creado malestar en el Movimiento 5 Estrellas.

Para los ferrocarriles italianos (FSI), que controla la mayor parte de la red ferroviaria regional y de alta velocidad de Italia, además de ser el operador de autopistas Anas, Mario Draghi ha elegido a Luigi Ferraris, que ha sido presidente del grupo Terna y con una experiencia que se considera crucial para el sector de los ferrocarriles del Estado, pues ha sido director financiero, entre otros cargos, de la multinacional energética ENEL. Ferraris sustituye a Gianfranco Battisti, que también había sido nombrado para el cargo con el apoyo del Movimiento 5 Estrellas.

Baile de cambios

El baile de cambios de altos ejecutivos ha comenzado y dará mucho que hablar. Se anunciarán más cambios en los próximos meses. Los mandatos de 74 consejos de administración de 90 empresas públicas expirarán antes de fin de año. Quince de ellas están controladas directamente por el Ministerio de Hacienda.

A la vista de la actuación y rigor de Mario Draghi, sobra cualquier comentario a lo que se ve en España con los directivos elegidos por el gobierno para las empresas estatales: Puro amiguismo de Moncloa o favores partidistas para mantener el poder.

Algunos dicen en Italia que la independencia de Mario Draghi y el no escuchar a los partidos en la pretensión de repartirse el poder, le puede costar la presidencia de la República, por el malestar que esta conducta de Draghi crea en ciertos ambientes políticos. El expresidente del BCE es un posible candidato a la jefatura del Estado, hoy por hoy sin rival. Ese mal humor político no preocupa a Draghi. Él no se aferra al poder. El actúa en conciencia, al servicio del país, porque él se considera ‘un servidor público’.

El cambio, casi una revolución

De momento, Draghi cuenta con el apoyo de los italianos. Una encuesta publicada este sábado por el Corriere della Sera es clara: El índice de aprobación de la labor de Mario Draghi al frente del Gobierno llega al 66, a gran distancia del resto de los líderes políticos. Su gobierno alcanza un índice de aprobación de 64, el nivel más alto desde que asumió el cargo (entonces fue 62).

Para darse una idea del profundo cambio que representa el método Draghi aplicado a los nombramientos de empresas públicas, casi una revolución, cabe recordar un significativo episodio del que en su día se hicieron eco todos los medios italianos. Con la llegada de Giuseppe Conte a la jefatura del Gobierno, su fiel portavoz, Rocco Casalino, ante la independencia con que trataban de actuar altos funcionarios profesionales del ministerio de Economía, llegó a realizar la siguiente amenaza: «Una gran venganza está lista en el Movimiento 5 Estrellas. Todo el 2019 [año de la llegada al poder del M5E y la Liga] nos dedicaremos a deshacernos de todos estos pedazos de mierda del Mef» [ministerio de Economía y Finanzas]. La amenaza, sin nombrarlo, iba dirigida sobre todo contra Daniele Franco, entonces director en ese ministerio de la Ragioneria Generale dello Stato, en la práctica el controlador de la cuentas pública. Hoy, Daniele Franco, prestigioso economista muy fiel a Draghi, con el que colaboró durante años, es el titular de Economía, uno de los ministros más influyentes del Ejecutivo, por el que pasa buena parte del control y buena gestión de los fondos que Europa destinará a Italia.

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