Criptomonedas


Entiendo que es predicar en el desierto porque los creyentes han pasado varías veces por situaciones como las vividas en los últimos días y no les ha hecho mella. De hecho, caídas de más del 80% como han llegado a sufrir los bitcoins fueron el punto final de burbujas asimilables. Pero este no ha sido el caso y probablemente el desplome de los últimos días tampoco termine enterrándolos.

Ahora, desde luego que la volatilidad de estas últimas semanas no ayuda a la hora de convencer a los que estamos del otro lado. Un sistema encriptado de pagos cuya única novedad es que se puede rastrear el origen o la aplicación de esos fondos debería tener los días contados porque es dejar el camino expedito para la evasión de capitales. Los chinos lo han entendido rápido y lo han prohibido en todas sus formas. China impidió a los bancos, instituciones financieras y canales de pago online brindar ningún servicio relativo a cualquier criptomoneda. Ni registro, ni negociación, compensación , liquidación, ni su uso como garantía o prenda, ni emitir productos financieros relacionados con estas emisiones virtuales. Pekín culmina el anuncio diciendo: «las monedas virtuales no están respaldadas por el valor real, sus precios se manipulan fácilmente y los contratos comerciales no están protegidos por la ley».

En Occidente no tenemos muy claro cómo meterle el diente y le estamos dando más pábulo, pero es cuestión de tiempo. Y sin duda quien mejor lo ha entendido ha sido Elon Musk que ha sabido hasta el momento aprovecharse del vacío legal y manejar a su antojo (y lucro) lo único que hay detrás del comportamiento tan extraordinario: la avaricia de muchos. En cualquier caso juega con fuego y puede que se termine pasando de listo.

Se trata de la crónica de una miseria anunciada. Y no es que se vaya a perder -¡qué, desde luego! casi 500.000 millones de dólares en pocos días-, es que nunca se debería haber ganado.

Los bancos recuperan brillo

Los bancos son las compañías que más se beneficiarán de la reapertura y normalización de la actividad económica los próximos dos o tres años. Tanto la línea de arriba -en un primer momento de la mano de las comisiones para que luego tome el relevo el margen financiero-, como la línea de abajo, en la que el esfuerzo de provisiones parece estar más que cubierto con lo que se hizo el año pasado. A diferencia de la crisis anterior, la calidad de los activos no ofrece ninguna duda. Los sectores afectados están muy delimitados -hostelería y turismo- y las garantías del ICO van a absorber gran parte de la incidencia.

Además los bancos sirven de protección contra la inflación. La eventual subida de los tipos de interés de la mano de una mayor inflación se traslada directamente al activo y pasivo de su balance. Mayor rentabilidad de la mano de mayores márgenes y ‘carry trade’.

Por el lado de los costes, a los recortes en los que todos los bancos están inmersos los últimos años de la mano de la digitalización, hay que sumar lo que supone en este frente la consolidación del sector. Con la experiencia acumulada de los últimos años r

esulta bastante factible alcanzar sinergias superiores al 50% de la base de costes de la entidad absorbida.

Menos jugadores, más rentables y con el viento de cola, a los que además le van a permitir volver a remunerar a sus accionistas, con valoraciones que continúan siendo tanto en absoluto como en relativo muy atractivas. No se puede pedir más. Bueno, que no las tiene nadie en cartera, como es el caso.

Recuperación del mercado

En las últimas semanas da la sensación de que el mercado, como se dice hoy, ha cambiado de pantalla. El éxito de las vacunas en los países que van por delante apunta a una reapertura más rápida de la economía que con mucha seguridad se va a traducir en crecimientos más fuertes y antes de lo esperado. El riesgo principal, más allá de una nueva variante del Covid, ha pasado a ser un fuerte repunte de los precios que pueda doblar la mano a los bancos centrales, algo que, de momento, no se contempla. Así las cosas, el repunte de los tipos de interés sigue marcando los tiempos en el mercado. Las expectativas de una mayor y más pronta recuperación continúan presionando las curvas al alza, lo que incide en la valoración de todos los activos. En renta variable son precisamente los sectores más ligados a la economía real los que más se benefician de este entorno frente a los que se podría considerar de larga duración. Tiene sentido pensar que las dinámicas actuales de los mercados, lejos de romperse, se deberían acelerar en los próximos meses de la mano de la reapertura económica. El principal riesgo ha pasado a ser una posible pifia por parte de los bancos centrales, pero parece que son conscientes de su enorme responsabilidad y que están dispuestos a convivir un tiempo razonable con tipos de interés reales negativos, con lo que eso pueda suponer.

Entiendo que tras lo vivido los últimos años las dudas sean muchas, pero, como no sé quién decía hace pocos días, a muchos se les ha olvidado lo que es gestionar con el viento de cola: es muy divertido y se gana dinero.

Source: Noticias

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