China conquista la ‘pole’ del coche eléctrico con el combustible de los fondos públicos
Bajo el capó llevan motores eléctricos, por eso no dejan de acelerar. La venta de estos vehículos sigue creciendo a toda velocidad en China hasta alcanzar el año pasado nuevos máximos. Su Gobierno concede gran importancia a esta industria emergente, levantada a base de fondos públicos, en la que coinciden dos carreras hacia el futuro: energías renovables y supremacía tecnológica. A diferencia de revoluciones industriales anteriores, en esta ocasión el gigante asiático está al volante.
En 2021, los automóviles propulsados por energías alternativas (NEVs, por sus siglas en inglés) –la gran mayoría de ellos eléctricos– marcaron nuevos récords en el país: se produjeron 3,54 millones de unidades. Esto supone un aumento del 181% con respecto al ejercicio anterior y excede la suma de los tres precedentes tras una serie de máximos consecutivos. Este tipo de coches ya representa un 15,7% del parque nacional.
China comercializa más vehículos eléctricos que todo el resto del mundo junto desde hace varios años: en 2021, la Unión Europea y Estados Unidos vendieron 2,8 millones (un 79% del total chino). La distancia sigue creciendo, y no se aprecian posibilidades de un cambio de rumbo en el futuro. Las previsiones apuntan que el mercado del gigante asiático seguirá saltando de máximo en máximo: para 2022 y las compras se doblarán hasta situarse entre 5 y 6 millones de unidades, alcanzando un tercio de los coches del país.
De este modo, se cumplirán las previsiones oficiales con varios años de antelación. En diciembre de 2019, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información anunció que para 2025 los NEVs habrían adquirido una cuota de mercado del 25%. Se trataba de una predicción arriesgada, pues por aquel entonces apenas alcanzaba el 5%. En octubre del año pasado, el organismo subió la apuesta: 50% para 2035. ¿Cómo ha logrado la industria china alcanzar semejante celeridad en su desarrollo?
Estímulos
El Gobierno ha demostrado en repetidas ocasiones la importancia que otorga a la tecnología. El programa ‘Made in China 2025’, publicado en 2015 como parte del 13º Plan Quinquenal, lo hizo explícito. «En esencia, aspira a la sustitución (…). China pretende intercambiar gradualmente la tecnología extranjera por nacional dentro de sus fronteras y sentar las bases para que las empresas tecnológicas chinas entren a los mercados internacionales», resumía entonces un informe del laboratorio de ideas MERICS. Las autoridades estatales a fomentar la investigación en varios sectores estratégicos: uno de ellos era los NEVs.
El primer paso consistió en un programa de estímulos para la compra de transporte público eléctrico en varias ciudades, instaurado en 2009. A partir de entonces, las ayudas se generalizaron, aunque a partir de un detalle esencial: solo podían recibir ayudas aquellas empresas propietarias de la propiedad intelectual comercializada. Esto demuestra que el objetivo consistía en crear un ecosistema industrial de alta calidad a partir de una cadena de producción nacional.
El generoso programa provocó que en tan solo un año las ventas se multiplicaran por cuatro, pasando de 100.000 unidades en 2014 a 400.000 en 2015. Del total de 388.000 millones de yuanes invertido por el erario público hasta 2017 (49.000 millones de euros), 239.000 millones (30.000 millones) —o más de un 60%— se fueron en forma de subsidios a compras de particulares. Entonces se hizo patente que este modelo no era sostenible. China comenzó entonces a retirar las ayudas de manera progresiva. El repliegue comenzó ese mismo año y concluirá a final de 2022, según confirmó hace unas semanas el ministerio de Finanzas.
Li Xiang de Li Auto, un fabricante emergentes en el mercado chino
Al mismo tiempo, el país abrió las puertas a la competencia internacional. Acto seguido, Tesla comenzó la construcción de su Gigafactory 3 en la zona de libre comercio de Shanghái. Menos de un año más tarde comenzaban a salir de allí sus primeros Model 3, que pronto se convertiría en el coche eléctrico más vendido en China con 114.000 unidades en 2020. En 2021 China exportó 310.000 unidades de NEVs, tres veces más que en 2020, según datos de la Asociación China de Fabricante de Automóviles. Más de la mitad, 160.000, fueron producidos por Tesla en su fábrica de Shanghái.
Sin embargo, Tesla deberá pelear duro para mantener su posición en un entorno tan competitivo, en particular tras varios escándalos de relaciones públicas que han dañado su imagen. El propio Elon Musk ha comentado en repetidas ocasiones que su gran rival saldrá de China. Las marcas del gigante asiático comienzan, al mismo, también a abrirse camino en el resto del mundo.
Nuevos gigantes en el camino
El decidido impulso del Gobierno chino por impulsar el desarrollo de la industria automovilística de nueva generación se hacen notar en toda la cadena de producción y en las distintas industrias auxiliares No hay mejor ejemplo que Contemporary Amperex Technology (CATL), el mayor productor mundial de baterías para automóviles y proveedor de Tesla, con una cotización bursátil ascendente que ya alcanza los 1.210 millones de yuanes (171.000 millones de euros). Pa ra entender el peso económico que ha cobrado esta compañía, esa valoración en los parqués bursátiles ya es mayor que la de la petrolera nacional PetroChina, por ejemplo. En mayo del año pasado, Robin Zeng, el fundador y máximo responsable de la empresa Contemporary Amperex Technology, superó al magnate inmobiliario Li Ka-shing como el hombre más rico de Hong Kong.
De China al mundo
Nio, una de las más populares, comenzó el año pasado a vender sus primeros modelos en Noruega. Se trata de un mercado fundamental, pues el país nórdico cuenta con la mayor tasa de propiedad de coches eléctricos, un 65% en 2021. BYD también planea su aterrizaje europeo desde allí.
Esta empresa, apoyada en su día por Warren Buffet, es una de las más veteranas del sector: su producción se remota a 2008. La marca de vehículos deportivos MG, propiedad de SAIC, ya cuenta con 350 concesionarios repartidos por 16 países europeos.
Este aterrizaje podría ser solo el principio. Según estudios de los bancos HSBC y UBS, tres de cara cinco coches de primera mano vendidos en China serán eléctricos antes de 2030. A esto se suma, además, la fuerte inversión en la automatización de vehículos. En la carretera que lleva al futuro, China mira a sus competidores a través del retrovisor.