Brexit: División en el Gobierno para atraer a las empresas de la City
La piratería sigue operando incluso dentro de Europa. Por eso, si España pretende optar a quedarse con la mayor parte del pastel del Brexit y no con las migajas, si finalmente se produce un éxodo del tinglado financiero montado en la City londinense, no servirá de nada levantar torres kilométricas acristaladas ni apelar a la buena marcha de la economía. La pelota para atraer a la gran banca internacional y a los fondos de inversión está en los atractivos tributarios, no en la calidad de vida. De ser así, los gestores financieros jamás se hubieran mudado masivamente a Londres a lo largo de los últimos 20 años: alquileres imposibles, pésimas comunicaciones en coche, clima depresivo… Y ahí, en los alicientes fiscales, España juega en clara desventaja frente a la exigua fiscalidad de Holanda y Luxemburgo. Madrid ha ganado pequeñas batallas en las últimas semanas y su nombre suena ya en las quinielas junto a Fráncfort, Ámsterdam, Luxemburgo, Dublín o París. Sin embargo, Hacienda no parece muy favorable a ofrecer incentivos excepcionales para engatusar al mundillo financiero, establecido en la City de Londres precisamente por el estatus especial del que goza esa ciudad dentro de otra ciudad.
La milla cuadrada flanqueada por dragones es casi independiente de Londres pese a estar enclavada en su corazón y elige a su propio Lord Mayor por el sistema más enrevesado posible, que no es precisamente el sufragio directo. Tan es así, que la City tiene un sistema impositivo independiente gracias a la situación que le confiere la propia Magna Carta como el más antiguo gobierno de la isla. Y no parece que esto vaya a cambiar, ya que al regidor de la City lo eligen mayoritariamente las empresas (por cada residente hay 43 personas trabajando en los dos kilómetros cuadrados de la vieja ciudadela romana).
Pero el pastel que genera la actividad económica de la City es demasiado goloso como para que el Gobierno no mueva ficha y el ministro de Economía, Luis de Guindos, pretende un guiño de Cristóbal Montoro, su contraparte en Hacienda, a las grandes firmas financieras que operan en Londres. Al margen del dinero que se distribuye en todo Reino Unido por la actividad del casi medio millón de trabajadores que cada día llena esos poco más de dos kilómetros cuadrados (la mitad de los empleados en el sector financiero de la isla) está la recaudación impositiva que genera la City. Según los datos facilitados por el estudio anual que realiza la propia City, la contribución tributaria que generaron los servicios financieros en 2016 fue de 71.400 millones de libras (casi 80.000 millones de euros), 4.900 millones de libras más que en 2015, cuando se recaudaron 66.500 millones de libras (73.700 millones de euros al cambio actual), la mayor recaudación impositiva desde que la City realiza este estudio. La contribución de los servicios financieros en toda la isla supone nada menos que el 11,5% de todos los impuestos que se recaudan en la isla (medio punto más que en 2015). Por lo que respecta sólo a la propia City, genera 48.000 millones de libras anuales a la economía británica (53.230 millones de euros), el 3% de la riqueza del país y el 13% de la riqueza de Londres. Sus 455.000 empleados suponen el 9% de la fuerza laboral de Londres. En 2041, los informes auguran que la masa laboral de la milla cuadrada crecerá un 32% hasta los 601.000 empleados si el Brexit no provoca una huida masiva de los servicios financieros de Londres. Quien crea que el esfuerzo no merece la pena, que simplemente observe estos datos.
España no sólo compite contra Londres, sino contra una lista de ciudades a la que se incorporan cada vez más unidades. Y es que, de las 3.030 firmas financieras y aseguradoras situadas en la City, hay un millar con capital no británico de hasta 80 nacionalidades. Las complicaciones para operar con el resto de la UE pueden crear, en caso de un Brexit duro, la salida de todas ellas. Por el momento, al margen de Fráncfort, los máximos competidores de Madrid parecen Ámsterdam y Luxemburgo, ambos por la baja presión fiscal que ofrecen para las grandes firmas. La prueba palpable es que el 45,9% de la inversión extranjera bruta en España provino en 2016 de Luxemburgo y Holanda (8.195 millones de euros y 7.397 millones, respectivamente), convirtiéndose ambos países en los dos mayores inversores en España, por delante de Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
El truco está en que esta inversión incluye las entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE), una figura creada en 1995 para incentivar la llegada de grandes empresas a España que permite la exención fiscal de la entrada y salida de capitales, dividendos, beneficios y plusvalías de las empresas extranjeras. Sólo tributa la inversión directa para desarrollar la actividad en España. Aunque durante 2014 y 2015, la inversión proveniente de ETVE cayó considerablemente, en 2016 ha crecido un 527% en términos brutos (9.620 millones) y un 498,7% en términos netos (8.204 millones). Las multinacionales estadounidenses se encuentran entre las que optan por Luxemburgo y Holanda para asentar sus bases operativas (financieras) en la UE. Desde allí, controlan a las filiales en el resto del continente y se aseguran una tributación muy favorable de las plusvalías y dividendos de las mismas.
Por ahora, dos grandes entidades están apostando públicamente por Madrid. El banco estadounidense Citigroup ha anunciado que desplazará algunos efectivos de Londres a Madrid aunque Londres seguirá, por ahora, siendo su base europea, con un mayor peso para Fráncfort. El grupo suizo UBS también está dispuesto a mover personal a la capital española desde Londres. Las rebajas fiscales tendrán la llave que decida quién se lleva la mayor tajada del pastel y quién las migajas.
Source: The PPP Economy