Baleares culpa a Díaz Ayuso y al País Vasco del veto del Reino Unido a los turistas


El Govern balear lo tiene claro: la culpa es de Isabel Díaz Ayuso. El Ejecutivo de la socialista Francina Armengol considera que la gestión «más flexible» de la presidenta madrileña o del País Vasco «ha penalizado a Baleares». Baleares justifica de este modo que el Reino Unido mantenga el veto a la apertura del turismo a España y no haya hecho una excepción con el archipiélago.

El conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo y portavoz del Govern, Iago Negueruela, ha mantenido que que el Govern «ha hecho los deberes» y ha sido coherente con el mantenimiento de las medidas de control, siempre avaladas por el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB). No es la primera vez que el Govern culpa a la gestión de otras Comunidades de las decisiones que afectan al archipiélago. El pasado viernes, después de que Reino Unido diera a conocer que toda España, Baleares incluida, no entraría en la ‘zona verde, el mismo Negueruela lamentó que no se discriminara por regiones, cuando la incidencia acumulada de COVID del conjunto de España es superior a la balear.

A finales de abril, en un pleno del Parlament, también Negueruela aseguró que si la situación sanitaria de las Islas se valorara de manera independiente y no en el conjunto del Estado la apertura con Reino Unido ya se habría producido y culpó directamente a Madrid. Negueruela criticó que la gestión de la pandemia llevada a cabo en la Comunidad de Madrid, cuya incidencia acumulada se situaba en aquel momento en 400 casos por cada 100.000 habitantes, «es la que estaba poniendo en peligro la reactivación del turismo del resto de comunidades autónomas».

Después de cinco meses con durísimas medidas de control, Baleares es la segunda comunidad con menor incidencia pero se mantiene en el primer puesto en el ranking de restricciones. El objetivo de Armengol era apretar las clavijas sacrificando incluso la Semana Santa para poder presumir de buenos datos pandémicos ante los principales mercados emisores con el objetivo de asegurar la temporada turística estival. Sin embargo, la estrategia insular se fue al garete el pasado viernes cuando el Reino Unido, segundo mercado por número de turistas para Baleares, confirmó que mantiene a España fuera del semáforo verde, lo que supone exigir cuarentena y PCR a los viajeros que se aventuren a desplazarse a nuestro país.

El Govern de Armengol confiaba en que los británicos hiciesen una clasificación por regiones y no por países y así se lo reclamaron al embajador del Reino Unido en España, Hugh Elliot, cuando visitó las Islas hace unos días. En su momento, el diplomático no quiso confirmar que hubiese un trato preferente a Baleares y pocos días después, el Ejecutivo de Boris Johnson certificaba el varapalo para la economía del archipiélago.

El Reino Unido revisará su decisión en junio, tres semanas después del 17 de mayo, que es cuando el Gobierno de Boris Johnson levantará la prohibición de viajar al extranjero. Sin embargo, las tres semanas fuera del semáforo verde ya están afectando seriamente a las reservas, ya que los británicos están priorizando otros destinos frente a los españoles.

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