Arquitectura subterránea, ahondar en la tradición para anticipar el futuro


Un reciente informe de The Lancet dejaba datos demoledores:desde 1990 las muertes por calor han aumentado un 74% y las causadas por el frío un 31%. Con el pronóstico de que las temperaturas seguirán subiendo y se darán cambios bruscos, alternándose fuertes aguaceros y momentos de sequía. En este escenario ¿cómo se hará la vida sostenible?

Un cambio del clima nos va a obligar a repensar muchas cosas, desde cómo nos movemos hasta dónde vivimos. Y si la solución no está orientada hacia arriba, puede que lo esté bajo tierra. Como apunta el arquitecto del

MIT Media Lab, Luis Alonso

, «la arquitectura subterránea no es ciencia ficción, es una realidad pasada y presente». Una idea que se baraja cuando no se puede seguir dando las mismas respuestas a preguntas cada vez más urgentes. Como decía Antonio Gaudí, «original es aquello que vuelve a la simplicidad de las primeras soluciones».

La iglesia que tiene el pueblo está a 15 metros bajo tierra


WERNER BAYER/FLICKR

Desde la ciudad excavada de Kaymakli en el siglo VIII en Turquía, que tenía diez niveles y podía albergar a 20.000 familias; pasando por la ciudad china de Mao, Dixia Cheng, construida en plena Guerra Fría, pasando por los túneles de Osaka o Helsinki, hasta llegar a la sofisticación de la ciudad subterránea moderna de Montreal, Réso, o el curioso caso de Coober Pedy, en Australia. Todo un pueblo que hoy alberga a 3.500 personas y cuyos moradores, después de la Primera Guerra Mundial, reconvirtieron las minas en lugares habitables, ya que en la superficie se llega a 48 grados.

Dormitorio en un hotel de Coober Pedy, aislado de todo ruido


DESERT CAVE HOTEL

Para

María del Mar Barbero, profesora de Arquitectura Técnica de la Universidad Politécnica de Madrid, la arquitectura subterránea está muy extendida por toda la geografía. Se encuentra siempre en sitios con buena inercia térmica, que no es otra cosa que la capacidad que tiene una construcción de amortiguar la diferencia de temperatura externa e interna. En la arquitectura subterránea hay mucho volumen de tierra que se tiene que enfriar o calentar para que el espacio sea habitable. Se busca que el calor o el frío no lleguen a penetrar en el edificio subterráneo. El 90% de la energía queda atrapada y solo penetra un 5% de ese frío o calor. Se logra así una oscilación térmica de 5 grados, variando entre los 18 grados y los 23.

Yaciemiento de Perales de Tajuña


Isabel B. Permuy

La construcción subterránea es de distintos tipos. Pueden aprovecharse las laderas, como en el asentamiento prehistórico de Perales de Tajuña, pero también puede desarrollarse en horizontal. O disponerse alrededor de un patio de ventilación, como en las ciudades de ‘La Guerra de las Galaxias’.

La humedad en este tipo de construcciones puede ser un hándicap, pero con un buen diseño se puede controlar, y el ambiente es más saludable que el aire desecado de los sistemas de refrigeración de las casas tradicionales. Además bajo tierra se puede usar como sistema de calefacción la geotermia que aprovecha el calor del subsuelo. Todo ello, revela que tanto la arquitectura vernácula o de cueva, como la subterránea son opciones valiosas frente al cambio climático. Como apunta Barbero, puede dar una respuesta óptima con mínimos recursos. En el uso de electricidad para la climatización se podría ahorrar un 50%.

Otro reto es buscar la iluminación natural. En ese sentido hay soluciones como el solar tube, que es un tubo con espejos que sirve para proyectar la luz y conducirla a estancias oscuras. Y es compatible con la presencia de nuevos materiales, como las pinturas térmicas que funcionan rebotando la luz y pueden usarse para iluminar el interior. Este tipo de edificaciones se las asociaba antes con viviendas pocas higiénicas, por eso es una arquitectura denostada que necesita desprenderse de prejuicios.

Un diseño único

Casa- estudio de Fernando Higueras


Isabel B. Permuy

Un ejemplo en plena capital es la casa-estudio del arquitecto Fernando Higueras, bautizada como ‘Rascainfiernos

’ en un juego de palabras con los rascacielos. Creada en los 70, se basa en un buen diseño que sigue siendo moderno hoy en día. Para ello Higueras excavó un cubo de 9 metros de largo, 9 de ancho y 9 de fondo, lo dividió en cuatro partes y colocó cinco claraboyas. La luz inunda los 80 metros cuadrados que tiene, y para ello solo tuvo que abrir una cuarta parte de la cubierta. Eso crea a su vez una doble altura de 7 metros. Los temas de humedad los resolvió con un muro que tiene una cámara de ventilación alrededor, conservándose hasta hoy si ningún desperfecto en la estructura.

Su ventaja también reside en que se integra con el paisaje y tiene un aislamiento acústico absoluto, a la vez que ofrece protección ante terremotos, incendios o vientos huracanados. Para

Manuel Ocaña, profesor de proyectos arquitectónicos de la Escuela Técnica de Arquitectura de Madrid, «lo que es destacable es la sencillez que tiene y lo bien que funciona por dentro. Es un modelo que se debería exportar e imitar porque está probado que funciona. Es un concepto poderoso porque no tiene fisuras como arquitectura doméstica. Y sería un recurso muy útil para mejorar el consumo energético».

Desde las raíces

Proyecto del hotel-cueva en Huéscar (Granada)


Grupo de investigación Aedificatio

Un proyecto de hotel-cueva, de la universidad de Alicante llamado ‘La Herradura’, porque recuerda a esa forma, está situado en la localidad de Huéscar (Granada) y ha sido diseñado por el grupo de

investigación Aedificatio. Son 72 viviendas-cuevas con 200 años, en proceso de rehabilitación. En Granada hay unas 20.000 viviendas cuevas, muchas de ellas habitadas y representan un elemento identitario del lugar. Lo que se pretende con el hotel-cueva es tener energías renovables y limpias, donde cada vivienda es única y tiene una historia detrás.

Han participado profesionales de Granada, Milán, Bogotá, La Habana y Alicante, así como las autoridades locales con financiación europea. El proyecto sumará un total de 340 plazas, y cada cueva funcionará como un pequeño apartamento con salida directa al exterior, con una gran plaza en forma de herradura. Las partes comunes discurren en el exterior. Este tipo de construcciones también permiten el ahorro de material. De hecho, un 40% de la estructura que se precisa para la edificación ya está resuelto de antemano con las paredes. Y el mobiliario se puede picar en la propia cueva. Y combinado sostenibilidad y tecnología, se pueden unir materiales tradicionales como adobe y esparto con sensores modernos que nos dan información de la humedad y calidad del aire.

Antonio Jiménez Delgado,director del grupo Aedificatio

, reivindica que estas soluciones arquitectónicas tradicionales brindan respuestas de futuro. Las casas-cuevas se han convertido además en un instrumento de reactivación económica por su probada atracción turística. En un mundo en el que la pandemia ha reforzado el valor del aislamiento, la arquitectura se sumerge en la profundidad y en el pasado para enfrentarse a un mañana cada vez más hostil.

Source: Noticias

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