Aprender de los errores es el primer paso


“He fracasado una y otra vez en mi vida y por eso he conseguido el éxito”, así explicaba Michael Jordan la esencia de su excelente trayectoria deportiva y es que, una de las principales claves del éxito, tanto personal como empresarial, es la verdadera capacidad de aprender de los errores.

Ser lo suficientemente humilde para asumir un error e instalar mecanismos para que no vuelvan a producirse, nos permite adquirir una valiosa experiencia y una inestimable visión de los puntos fuertes y deficiencias de nuestro negocio o de nuestro propio yo.

La historia lo confirma. Rectificar es de sabios y no un símbolo de debilidad como algunos creen. Ignorarlo es la peor decisión.

Cometer un error es una de las posibilidades de la toma de decisiones. Por ello, el miedo a cometer una equivocación no debe paralizar ninguna iniciativa.

Entonces ¿por qué cuesta tanto dar marcha atrás? Quizás en nuestra cultura pueda identificarse como una falta de aplomo, una debilidad, falta de sumisión, pero nada más lejos de la realidad. Las empresas deben educar más en el error para asumirlos con naturalidad y aprender de ellos.

La experiencia en un fracaso no debería ser vista como un problema, sino como un activo, porque sólo se aprende de los errores cuando se viven en primera persona. De hecho, en la investigación científica se llega al éxito tras cometer miles de errores. Por ello, para esta comunidad cada error es equiparable a un triunfo. ¿Alguien cree que la bombilla se inventó a la primera? Edison, lejos de decir que se equivocó 999 veces antes de dar con el invento, afirmaba que ya sabía cómo no fabricar una bombilla de 999 formas.

Las compañías podemos cometer errores, a veces producidos por nuestro empeño en ofrecer lo mejor de nuestras capacidades para intentar satisfacer a nuestros clientes. Pero cuando esto sucede ¿aprendemos verdaderamente de ello o dedicamos nuestros esfuerzos a justificarlo?

Existen muchos tipos de errores, pero los errores en compañías como la nuestra suelen afectar directamente la experiencia del cliente. Y, con ello, deberíamos intentar enriquecerla. Esa experiencia, a través de las plataformas digitales, es ahora más que nunca un “influencer” de nuestra marca.

Un niño no aprendería a andar si le impedimos volver a levantarse tras la primera caída. Ofrezcamos soluciones, atendamos a nuestros clientes y, cuando haya traspiés, aprendamos de ellos para hacernos aún mejores. Si trabajamos desde la honestidad, la ética y el aprendizaje ganaremos su confianza; al fin y al cabo son el centro de nuestro negocio.

En definitiva, las compañías que logran dar un paso decisivo para generar oportunidades de aprendizaje son aquellas que se atreven a investigar, a cuestionar constructivamente y aprovechar los errores como parte integral de su cultura.

En mi opinión, debemos promover la inteligencia colectiva, fomentar el emprendimiento entre nuestros empleados y aprender a valorar nuestros errores como parte del aprendizaje y del éxito de una compañía.

*Director General MetLife en Iberia

Source: The PPP Economy

GrupoUnetcom