Andalucía podría cambiar su modelo productivo
Andalucía es la región más meridional del país más al sur de la Europa continental, una situación geográfica que condiciona en gran medida su conexión con el corazón de Europa. En este sentido, unas infraestructuras de calidad resultarían imprescindibles para acortar distancias, especialmente desde el punto de vista logístico. Por ello, completar el Corredor Mediterráneo sería un verdadero espaldarazo para la región, no sólo en términos económicos, sino también de vertebración de territorios y cohesión social.
El transporte marítimo es la principal vía de comercio internacional en España. Casi el 75% de las mercancías que llegan a nuestro país se recepcionan en puertos, muy por encima de la media de la UE, donde el total transportado apenas supera el 50%. Y se da la circunstancia de que Andalucía acoge en su territorio, precisamente, el mayor puerto español por tráfico de mercancías: Algeciras. De hecho, en 2016, por las instalaciones del puerto gaditano pasaron más de 100 millones de toneladas, un tráfico alcanzado por pocos centros marítimos, y que sitúa a Algeciras en el mismo nivel que Róterdam, en Holanda; Amberes, en Bélgica, o Hamburgo, en Alemania.
Además, Algeciras se puede convertir así en el gran centro de comercio internacional de la UE, sobre todo si se tienen en cuenta las previsiones comunitarias, que apuntan a que el tráfico entre Europa y el Norte de África se incrementará un 50% en la próxima década. Sin embargo, su importancia desde el punto de vista logístico va más allá, si se tiene en cuenta que Andalucía es también la puerta de entrada del mercado americano. Así, gracias al Corredor Mediterráneo se uniría Algeciras con el centro de Europa, pasando por el sur de Francia, norte de Italia, Eslovenia, Hungría, y hasta el límite con Ucrania.
Unas infraestructuras ferroviarias de primer nivel facilitarían mucho la transición de toda esta mercadería hacia los distintos puntos del continente, lo que se traduciría en desarrollo y creación de riqueza en una de las comunidades con mayor desempleo de España, que necesita cambiar su modelo productivo. Además, el Corredor Mediterráneo convertirá Antequera, en Málaga, en el gran centro de distribución de Andalucía, al beneficiarse tanto del Corredor Central como del Mediterráneo. Por no hablar del impulso que se daría a una provincia como Almería, una de las grandes perjudicadas, junto a Murcia, del retraso en el Corredor. Almería, el mayor exportador hortícola de España, no tiene AVE a Madrid, ni se le espera. El resultado de esta carencia: siete horas de viaje a la capital y 14 a Barcelona.
A algunos almerienses les cuesta lo mismo producir una lechuga que transportarla, por lo que esperan como agua de mayo ese abaratamiento del 25% de los costes de transporte ferroviario que permitiría el Corredor. En este sentido, el presidente de Ferrmed señala que este eje ferroviario ampliaría los mercados de la producción agroalimentaria, una industria que requiere unas condiciones de transporte para las que el ferroviario es claramente mejor que el de por carretera. Asimismo, sostiene que hay consumidores en países escandinavos que preguntan por la huella de carbono del transporte. «Si les dices que van en camión, no quieren los productos. Sólo los admiten por ferrocarril o por barco. Y como por barco tardan demasiado tiempo…».
Source: The PPP Economy