Cazando talentos que cambien el mundo


Con más de 30 años de historia a sus espaldas, esta organización de origen estadounidense fue pionera en el campo del emprendimiento y la innovación social con su visión de que todas las personas pueden ser «agentes de cambio» positivo, capaces de transformar el mundo. A lo largo de este tiempo, Ashoka se ha dedicado a identificar y prestar apoyo a aquellos emprendedores que luchan por resolver los retos sociales más importantes con ideas innovadoras y viables. Fruto de este trabajo, atesora en la actualidad el valor de ser la mayor red de emprendedores sociales del mundo, con más de 3.300 miembros en 93 países. En reconocimiento a esta labor, el fundador de Ashoka, Bill Drayton, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2011.

La fundación llegó a España hace casi 14 años y ,desde entonces, ha venido realizando una tarea silenciosa de impulso al emprendimiento de alto impacto social. Su exigente proceso de selección de candidatos, que pone un límite de cuatro proyectos al año, ha motivado que su crecimiento haya sido lento, pero ya cuenta con un equipo de 33 emprendedores sociales.

La presidenta de Ashoka España, Maite Arango, asegura que la organización es «una increíble cazadora de talentos que están centrados en el impacto del cambio sistémico», aunque reconoce que no ha sido conocida hasta haber alcanzado un número amplio de emprendedores y de relaciones estratégicas con empresas. Muestra de la relevancia conseguida es que Ashoka ha asumido la vicepresidencia de la fundación Cotec para temas de innovación social. Existen otras organizaciones que apoyan el emprendimiento social en España, pero hay varios elementos que caracterizan la actividad de Ashoka. El primero de ellos es que busca a personas con un perfil muy especial, que reúnan cinco criterios básicos: tener una idea para resolver un problema social importante de manera muy innovadora; que el proyecto tenga un gran impacto social y la capacidad crecer rápidamente y de replicarse; tener un fuerte espíritu emprendedor; ser una persona creativa para poder afrontar los obstáculos y las oportunidades, y tener una fibra ética muy potente.

Otra característica distintiva es que no son los emprendedores quienes llaman a la puerta de Ashoka, sino que es la propia organización la que contacta con los candidatos. «Tenemos una red de 5.000 nominadores en todo el mundo, que en su sector están con el radar puesto», explica Maite Arango. «A los emprendedores seleccionados se les ofrece una beca de tres años para dedicarse al desarrollo del proyecto, se les incorpora a la red mundial de emprendedores para facilitar sinergias y se les pone en contacto con la red de empresas de innovación social y con la red de impulso, que les facilitan apoyo mediante pro bono y «mentoring». Su ayuda genera una aceleración tremenda», asegura María Almazán, una de las emprendedoras recientemente incorporadas.

El resultado de este modelo es que el 94% de los emprendedores sociales de Ashoka continúa en sus proyectos diez años después, el 93% ha replicado su proyecto en otros países o ha sido replicado por otros, y más del 56% ha influido en políticas públicas de sus países. Ashoka no sólo impulsa la innovación y el cambio social apoyando a los emprendedores, sino también a través de la alianza estratégica con empresas y del proyecto Escuelas para el Cambio, en el que participan siete centros españoles, con una educación orientada a formar agentes de cambio mediante el desarrollo de competencias como el trabajo en equipo, la creatividad, la empatía y el liderazgo.

Source: The PPP Economy

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