La 'reduflación' de España


La ‘reduflación’ es un proceso económico por el cual las mercancías reducen su tamaño o cantidad mientras los precios se mantienen o aumentan. Usted compra una bolsa de patatas y en lugar de una docena de piezas se encuentra ocho o nueve. La botella de leche se hace más pequeña y la barra de pan, tres cuartos de lo mismo. Y así hasta el infinito. Es exactamente el proceso al que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sometido España: aparentemente es la misma pero dentro hay muchas menos cosas.

Nos han quitado la certidumbre, el valor de la palabra dada, el oremus. La electricidad se pone por las nubes y se le carga el mochuelo a Putin. Los supermercados se vacían y resulta ser cosa de un volcán. Cualquier cosa vale como excusa. «Pío, pío que yo no he sido»… El caso es que todo se ha hecho más pequeño, porque estamos en manos de gente pequeña. Como ese Sánchez, que asoma en una esquinita de la fotografía de la cumbre extraordinaria de la OTAN en Bruselas del pasado 24 de marzo. El cambio que ha experimentado su presencia a peor en solo tres años ha sido brutal. Ha pasado del primerísimo primer plano en la foto de la cumbre de Londres de 2019, próximo al centro de la imagen y muy cerca de la Reina Isabel II, a estar en un rincón, a la derecha, casi fuera de los márgenes de la imagen en la reunión belga. Es el retrato más cabal del papel que hoy ocupa España en el panorama internacional. Es único ridiculizando al país entero.

Y es que Pedro marchó a Europa a entregarse en cuerpo y alma por ganar la cruzada mundial de la energía y ha vuelto Antonio, convencido de que como no ha podido tomarles el pelo a alemanes y holandeses ahora es el momento de llamar al servicio y, al grito de «niños, al salón», convocar al Ibex 35 -mañana mismo- como los japoneses van a acariciar gatos los fines de semana. Sube la autoestima y nadie pone un pero. Son las lentejas de ca’ Antonio.

Pedro, Antonio o el lucero del alba, que igual da, va a contarnos mañana lunes que hemos salido más fuertes, que le debemos una por su respuesta a la crisis mundial, que estamos mejor que queremos y que tenemos bolsas de patatas y botellas de leche para todos. Eso sí, que nadie ponga nada en la balanza ni le de la vuelta a la etiqueta del precio, porque entonces verá el truco. Ahí es donde entran los aplausos deseados de la gran empresa, que también sufre la ‘reduflación’. Pero… la ‘clá’ requerida no ha cambiado su agenda. Si fuera en La Moncloa, y a puerta cerrada -y ya casi que ni así, ‘calaíto’ le tienen-, lo mismo hacían un poder, pero para la foto de trámite, ya no cuela, siguen con sus planes y la Administración de pitufos que siga si eso con los suyos. Esperemos que por poco tiempo ya. Es la España de la señorita Pepis del artista Pedro Sánchez y sus ‘agradaores’, palmeros del tanto mandas tanto aplaudo. Aunque nadie sensato se ve representado ya por un Gobierno que ha perdido el paso tanto como los sindicatos la calle.

Prepárense pues, porque vuelve al ‘agitprop’ (agitación y propaganda), que el señor Antonio dice haberse traído todo un éxito de su periplo europeo, en busca de apoyos para convertirnos junto al vecino en ínsula iberica energética. Y tras el Consejo salió, según su parecer, victorioso. Traducción: Europa no tiene nada que ver contigo, querido; arréglatelas y no hagas numeritos diciendo que te falta el oxígeno nunca más. Es de nuevo el norte frente al sur. La gente de orden frente al bandarra. Pues… para ese viaje no hacen falta alforjas. Para vender que va a tener que tomar medidas solo para España -bueno, y Portugal- se podía haber ahorrado el Falcon. Eso ya lo han hecho todos los demás países. Aquí además vamos a tener que dar explicaciones de las medidas que aún no conocemos a Bruselas, que deberán ser aprobadas después.

¡Ah! y mal debe ver las cosas a estas alturas la brigada del sablazo progresista cuando ha puesto los ojos -y el cazo- al otro lado del Atlántico y se las prometen felices esperando que el expresidente Lula da Silva vuelva a casa por Navidad. Claro que quizás no han calibrado que el actual, Jair Bolsonaro, tampoco ha nacido ayer y les tiene tomada la matrícula. Interesante el dosier que maneja sobre los anfitriones de la gira de Lula por Europa, con parada y fonda en España. Les espera con el garrote bajo la mesa, con puño de hierro en guante de seda y todo a ritmo de samba, que no se diga. ¡Ay, el PSOE S.A. y sus terminales corporativas!, que tienen exactamente la misma relación con la profesionalidad que un gorrino con las matemáticas. No digo más, que tiempo habrá, y haya paz.

Es la ‘reduflación’ de España, donde todo cuesta más y vale menos. Todo por obra y gracia de Sánchez. Ahora que cada cual aplauda a conveniencia y allá con su conciencia.

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