La brecha de género en el campo alcanza los 38.500 millones, el 3,4% del PIB


La mujer en el medio rural sufre una doble desigualdad: primero por su entorno de residencia, el campo, con menor conectividad y acceso a servicios. A la que se suma la que padecen por su género. Un estudio elaborado por Caixabank en colaboración con AFI (Analistas Financieros Internacionales) dentro del clúster de empresas ‘Closingap’ ha puesto cifras a la brecha de género en base lo que dedica un sexo y otro a las tareas del hogar. En concreto, la brecha de género supone 38.500 millones de euros. Lo que equivale al 3,1% del PIB de España. En concreto, las mujeres dedican a actividades hogareñas hasta 4 horas y 43 minutos diarios frente a las 2 horas y 7 minutos diarios de los hombres. Además, la población femenina en el campo creció apenas un 0,27% entre 1998 y 2020 frente al 0,34% de los hombres.

En el ámbito laboral los datos dibujan una mayor precariedad: la tasa de temporalidad femenina en el mundo rural es del 60,9% frente al 52% de la masculina. Lo mismo sucede con la de parcialidad (jornada laboral completa o parcial) que es del 13,9% en el primer grupo frente al 5,3% de los hombres rurales. Todo ello, a pesar de que el nivel educativo es superior al de los hombres en el grupo con la formación más elevada: Tienen un alto nivel de formación el 22,8% de las mujeres frente al 15,6% de los hombres.

Sin embargo, a pesar de haber participado tradicionalmente en las tareas del campo mano a mano esto se ha considerado una ‘ayuda familiar’ y no ha obtenido un especial reconocimiento. En concreto, si tomamos como referencia la titularidad de las explotaciones, hay entorno a dos hombres por cada mujer. Mientras que por cada mujer hay tres hombres titulares-jefe. En España hay inscritas 868 instalaciones en el Registro de Titularidad Compartida

frente a un total aproximado de 880.636 exploraciones en toda España. Desde organizaciones como Fademur (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales) han venido reclamando la puesta en marcha de este registro en las comunidades autónomas de Madrid e Islas Baleares.

Todo ello, en un mercado laboral que en el ámbito rural se encuentra a la cola de Europa, según el informe elaborado por Caixabank y AFI dentro del clúster ‘Closingap’. España es el quinto país europeo con la tasa de actividad rural más baja con un 73%. O el tercero por la cola con la tasa de empleo rural femenino más baja, del 64% y el segundo con la mayor tasa de paro femenino en el campo que alcanza el 12,9%.

Envejecimiento, masculinización, pérdida de población… y el teletrabajo, como una alternativa con potencial para revertir esta situación. El informe estima a partir de las personas que emigraron al entorno urbano en 2019 y del porcentaje de población activa ocupada que teletrabajó durante el año siguiente por la pandemia se estima que 13.000 personas podrían optar por retornar al campo y se facilitase esta modalidad laboral. Esto puede suponer un efecto económico agregado de unos 170 millones de euros (el 0,3% del PIB de Castilla y León, por ejemplo).

Avances: turismo rural, PAC, ayudas…

No todo son malas noticias, porque en una actividad como el turismo rural el liderazgo femenino es claro: el 59,5% del total de personas propietarias de algún alojamiento rural son mujeres y la tendencia es a aumentar. La mayoría de ellas, tres cuartas partes, lo hacen sin empleados a cargo mientras que el 16,9% sí emplean a alguna persona.

Los últimos meses también han visto avances en igualdad en el ámbito rural, con un relevante impacto económico futuro. Entre ellos, la inclusión de la perspectiva de género en la reforma de la PAC. Por ejemplo, según el Plan Estratégico remitido a Bruselas a finales del año pasado, en el pago complementario para fomentar la incorporación de jóvenes de hasta 40 años esta ayuda se incrementará en un 15% si se trata de una mujer. Además, en virtud de la Ley sobre la Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias que data del 4 de octubre de 2011, Agricultura convocó por primera vez el año pasado incentivos para este tipo de granjas. En concreto, abrió una línea de un millón de euros en ayudas para el pago de las cuotas de la Seguridad Social a este tipo de explotaciones.

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