Racionamiento de electricidad y apagones en media China por la falta de carbón


Al igual que ocurriera el pasado invierno, el racionamiento de electricidad y los apagones vuelven a oscurecer China, pero esta vez incluso antes de que llegue el frío. Desde el fin de semana, 16 de las 31 provincias y regiones están cortando el suministro eléctrico al no poder atender la fuerte demanda, lo que ha obligado a parar las fábricas y ha sumido en la oscuridad a millones de hogares.

Afectando a la mitad del país, los cortes de luz van desde el cinturón minero del norte hasta las factorías del sur. Con la consiguiente indignación ciudadana, los semáforos fueron apagados el fin de semana en Shenyang, provincia de la capital norteña de Liaoning, para evitar el colapso de la red eléctrica. En Weibo, la red social más popular, se ven atascos interminables de coches con las luces encendidas en medio de una total oscuridad. Según informa el periódico ‘South China Morning Post’, una empresa de aguas de Jilin advirtió en un comunicado en internet de que las restricciones durarán hasta después del invierno, pero luego lo sustituyó por otro menos dramático. En Qingyuan, en la provincia industrial de Cantón (Guangdong), las fábricas están paradas durante todo el día, desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche. Y, en las tiendas y hogares de media China, millones de personas se están alumbrando con velas.

Detrás de esta emergencia energética se encuentran la falta de carbón, que genera el 57% de la electricidad que producen las plantas térmicas chinas, y los planes del Gobierno para reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Con un pico previsto para 2030, el presidente chino, Xi Jinping, se comprometió el año pasado ante la Asamblea General de la ONU a alcanzar en 2060 la llamada «neutralidad en el carbono», es decir, emitir lo mismo que puede retirar por otros medios. Aunque este año ha prometido que dejará de financiar plantas térmicas en el extranjero, sigue construyéndolas en su país para alimentar la cada vez mayor demanda de electricidad que trae su crecimiento económico.

Durante las últimas semanas, el consumo se ha disparado por la fuerte producción industrial y las temperaturas excesivamente altas que se registran todavía en China, que obligan a seguir encendiendo el aire acondicionado. Pero la producción no puede satisfacer la demanda, entre otros motivos, por la prohibición del carbón de Australia dentro de la guerra comercial y diplomática entre ambos países. Cuando el Gobierno de Canberra pidió el año pasado una investigación sobre el coronavirus, el autoritario régimen de Pekín tuvo su habitual reacción de tomar represalias económicas y vetó las principales importaciones australianas, entre ellas las de carbón. Tras el hierro y el gas natural licuado, el carbón era su tercera mayor exportación a China y representaba el 5% de su comercio bilateral, cifrado en 250.000 millones de dólares australianos (156.000 millones de euros).

En 2019, el 57% del carbón importado de Australia se destinaba a las plantas térmicas de China para generar electricidad, pero ese suministro ha tenido que ser reemplazado por el de otros países y por la producción nacional por el boicot decretado por Pekín. Aunque dicho castigo pretendía dañar la economía australiana, que ha redirigido sus exportaciones de carbón, le está pasando factura a China.

A pesar del aumento de la producción nacional, que alcanzó los 3.840 millones de toneladas el año pasado, Pekín importó otros 304 millones porque el carbón de algunos países, como Australia, tiene mayor calidad energética y también lo usa en la industria del acero. Con una subida del consumo de electricidad del 15,6% hasta julio, ni las importaciones de Indonesia o Sudáfrica ni el incremento de la producción doméstica, sobre todo en la región de Mongolia Interior, han conseguido paliar la falta del carbón australiano. Durante el último mes, el precio ha subido un 40%: desde los 780 yuanes (103 euros) la tonelada hasta los 1.100 yuanes (145 euros). Junto al impacto de los últimos brotes del coronavirus, estos apagones por la falta de carbón amenazan con minar el crecimiento económico de este año. Y todavía no ha llegado el frío del duro invierno chino, cuando se quema más carbón todavía para alimentar las calefacciones.

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