Invertir al dictado de las máquinas
Los robots también quieren administrar sus inversiones. La automatización de procesos, una tendencia presente en todos los sectores de la economía, ya forma parte integral de la competitiva industria de fondos de inversión. Y lo hace principalmente de dos maneras: ayudando a determinar el perfil de riesgo del cliente o participando activamente en la gestión del producto financiero. Los ‘robo advisor’, o gestores automatizados, suponen una profunda revolución dentro de un sector constantemente presionado por lograr mayores rentabilidades cobrando comisiones menores.
Los ‘robo advisor’ pueden resultar muy eficientes a la hora de automatizar procesos repetitivos y permitir que los trabajadores se centren en tareas donde pueden aportar valor. Eso conlleva una reducción de plantilla que puede llegar a traducirse en comisiones más baratas que la competencia. Asimismo, mediante un cuestionario pueden identificar mejor qué productos son los más apropiados para el cliente, o incluso encargarse de gestionar un fondo en función de los vaivenes del mercado. El robot ajustará la cartera de acuerdo con un patrón previamente determinado por un gestor humano.
Una de las pioneras en España en la gestión automatizada de carteras de fondos indexados es Indexa Capital. Mediante el uso de ‘robo advisors’, la compañía automáticamente ajusta sus carteras en función de una ‘cartera modelo’ que se revisa cada tres meses. «Un comité trimestral evalúa las condiciones de mercado y actualiza las ‘carteras modelo’», dice Unai Asenjo, co-consejero delegado de Indexa Capital. Posteriormente, el robot balanceará la distribución de los activos dependiendo de cómo evolucione el mercado de acuerdo a los parámetros establecidos hasta que el comité vuelva a reunirse.
Aportar valor
Así, Indexa permite que su capital humano se centre en labores que aporten valor, mientras que deja los servicios más automáticos en manos del ‘robo advisor’. Esa fórmula le ha permitido incurrir en menores gastos de personal que otras gestoras que se ven reflejados en sus competitivas comisiones. Según la empresa, la media de las comisiones anuales en sus carteras fue de 0,48% en 2020. Se trata de una cifra inferior a la comisión media del 1,83% que en 2019 aplicaban los fondos de renta variable, de acuerdo con un estudio de la Morningstar.
Otras empresas que también gestionan carteras con ‘robo advisors’ en España son InbestMe y Finanbest. Según sus páginas web, la comisión de gestión varía entre 0,25% y 0,42% en InbestMe, mientras que en Finanbest rondan el 0,39%. Es importante remarcar que en estos dos casos únicamente hablamos de comisiones de gestión, es decir, posteriormente hay que añadir otras como las de suscripción, de éxito o de reembolso. Eso dependerá de cada gestora.
A su vez, la automatización ayuda en la búsqueda de rentabilidades superiores a las del índice de referencia. «Tenemos diez niveles de riesgo, siendo uno menos y diez el más arriesgado. Dentro de ese grupo, la más demandada por nuestros clientes es la cartera seis, que desde el 31 de diciembre de 2015 ofrece una rentabilidad anualizada del 6% anual», comenta Asenjo, de Indexa Capital.
Rentabilidad
La rentabilidad de ese tipo de producto es similar a las que publicitan InbestMe y Finanbest en sus respectivas páginas webs. De un lado, InbestMe estima en 5,12% la rentabilidad promedio de sus fondos indexados desde 2015, mientras que Finanbest calcula una rentabilidad anualizada neta del 6,1% para su cartera ‘profile blue’, pensada para inversores que busquen un nivel de riesgo medio.
De acuerdo con Asenjo, hay unas siete empresas independientes que gestionan unos 1.000 millones de euros con ‘robo advisors’. En este grupo se incluyen Indexa, InbestMe y Finanbest. Mientras tanto, las instituciones financieras gestionan en nuestro país cerca de 5.000 millones de manera automatizada en carteras de fondos indexados, según afirma este experto.
Óscar Gil, profesor de finanzas del Instituto de Estudios Bursátiles, considera que gran parte de los procesos ya automatizados en la industria de fondos de inversión son los relacionados con la identificación del perfil de riesgo del cliente. Sin embargo, la administración de las carteras depende de las decisiones de los gestores y no de los robots. «El uso de la automatización para la determinación del riesgo ya es mayoritario, mientras que en la parte de gestión todavía le queda camino por recorrer. Aún hay bastante gestión clásica», dice Gil.
En opinión del experto del Instituto de Estudios Bursátiles, los ‘robo advisor’ en la gestión de activos toman decisiones basadas en lo que ha ocurrido en el pasado, por lo que funcionan muy bien en situaciones de mercado replicables. En cambio, su desempeño no es tan bueno en situaciones inusuales que se salen de la norma. Un ejemplo serían las caídas de febrero y marzo de 2020 causadas por la propagación del nuevo coronavirus (Covid-19), una coyuntura atípica en la historia de los mercados financieros.
A pesar de ese inconveniente, los ‘robo advisor’ pueden resultar ser muy útiles para asistir a los gestores en su día a día. Entre otros posibles servicios, pueden ayudar a programar operaciones de compraventa cuando se llega a un cierto nivel de mercado asociado al perfil de riesgo del cliente, o también sugerir ideas de inversión que quizás el gestor no había detectado. «La digitalización en todos los procesos productivos se acelera y el sector de las inversiones no es una excepción», asegura el profesor Gil.
Ir a los extremos
El mundo financiero progresivamente empuja a las gestoras a ofrecer los costes más competitivos como una forma de atraer a los clientes. Esa situación provoca que los participantes del mercado tengan que adaptarse y abaratar costes, por lo que la tendencia es hacia automatizar todos los procesos en los que no se aporte valor. «Mi impresión es que la gestión profesional va a ir a dos extremos. Por un lado, instrumentos de gestión pasiva indexada y, por otro, pura gestión activa en la que el gestor aporte un valor adicional», concluye el profesor de finanzas del IEB.
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