La deflación atemoriza a la eurozona
«Quiero comprarme un coche, pero los precios están bajando, así que esperaré unos meses más para ver si puedo conseguirlo más barato. A mi madre le ocurre lo mismo con unas zapatillas de ‘‘running’’, ahora que se ha propuesto ponerse en forma. Y también pospondrá su compra a la espera de una mejor ganga». ¿Y si esta reflexión o sensación se generaliza por todo el mercado?
El descenso sostenido y prolongado de los precios durante varios trimestres consecutivos se traduce en una caída de la demanda y de la producción. Y atemoriza bastante. La deflación es considerada como el cáncer de la economía, ya que sus efectos son devastadores. No sólo retrasa cualquier decisión de compra y paraliza el consumo, sino que las empresas dejan de producir y pueden verse obligadas a despedir a trabajadores por falta de actividad.
Si la inflación favorece a quienes se han endeudado, la deflación les perjudica porque encarece las deudas, y el nivel de endeudamiento de la eurozona es especialmente elevado. Por ello, actualmente representa la mayor amenaza para la Unión Europea. Aunque Draghi sea consciente de que las alarmas se han disparado y pese a que ya haya lanzado algún «manguerazo» para sofocar el incendio, reanimar los precios y bajar los tipos de interés con el objetivo de abaratar la factura de la deuda, el fantasma de la deflación vuelve a protagonizar pesadillas.
La eurozona sufre un claro riesgo de deflación desde hace tres o cuatro años, aunque quizás no llegue a materializarse. El crecimiento está por debajo de su potencial, el petróleo continúa en caída libre, el nivel de paro permanece elevado e impide subidas salariale. Al margen de que la deflación no sea el escenario central, hay que evitarlo con anterioridad. Y es que Japón ya ha demostrado que resulta muy costoso y difícil salir de ella. La deflación se combate de forma anticipada con políticas monetarias no convencionales, debilitamiento de la moneda y estímulos para el crecimiento vía fiscal en aquellos países con margen de actuación.
Las expectativas de inflación para la eurozona, según las últimas previsiones efectuadas por la Comisión Europea, señalan una tasa del 0,5% para este año y del 1,6% para 2017. Pero el riesgo aumenta en la medida en que las materias primas sigan cayendo y las divisas emergentes, depreciándose.
Source: The PPP Economy