El Sabadell sufre por la apuesta "british" de TSB
La aventura británica de la integración definitiva de banco TSB ha pasado factura al Sabadell en 2018. Los beneficios cayeron un 54,2% y se quedaron en 328,1 millones de euros, tras absorber el impacto del coste millonario de la «migración y postmigración» tecnológica de la entidad británica. Sin ese traspiés el banco habría ganado un 9% más. Josep Oliú, presidente del Sababell, intenta poner buena cara al mal a tiempo o ver el vaso medio lleno: «Se ha perdido un año de TSB de crecimiento, pero no se ha perdido un año de balance», defiende, aunque reconoce que «pensábamos que TSB iba a ser un paseo militar y ha sido una batalla».
El grupo Sabadell presentó ayer sus resultados del ejercicio 2018, al mismo tiempo que BBVA y Caixabank. Los responsables del Sabadell fueron advertidos de que esa coincidencia podría despertar suspicacias y que habría quien interpretaría que pretendían que pasaran inadvertidos. La explicación del banco alega que el Consejo de Administración que aprueba los resultados fue fijado en su día para el 30 de enero, que la normativa obliga a publicar los datos al día siguiente, y que la coincidencia es casual. Lo sea o no, los mercados sí estuvieron atentos a los resultados del Sabadell y no gustaron. En una jornada de «viernes negro» para la banca –con la excepción del BBVA–, las acciones del Sabadell sufrieron un aparatoso desplome del 9,09% y cerraron con un precio por debajo de «un euro», a 0,9086 euros, el mínimo desde 2012, en los momentos más duros de la crisis, cuando llegaron a cotizar a 0,88 euros. No hay misterios. El propio Sabadell ha reconocido que aunque «la contribución del TSB va a ser limitada pero positiva», también ha tenido que adelantar que eso le obligará a revisar a la baja su plan estratégico. Es decir, afectará a los beneficios previstos de 2019 de una entidad que, según su presidente, «no tiene ninguna intención de efectuar ninguna operación para crecer de manera inorgánica en los próximos años», una forma de descartar planes que impliquen a Bankia, como han indicado rumores frecuentes. Es decir, en teoría, descarta adquisiciones o fusiones en las que sea vea implicado el Sabadell aunque, claro, un banquero nunca desaprovecha una oportunidad si surge.
Josep Oliú también espera que el escándalo por las supuestas escuchas del excomisario Villarejo para el BBVA se resuelva cuanto antes para limitar la crisis reputacional que se extiende por todo el sector. «El problema –señaló– es que la gente piensa que los bancos somos todos iguales». No obstante, Oliú defiende que el BBVA es «un gran banco».
Source: The PPP Economy