España, ejemplo de mala planificación en infraestructuras


España posee la segunda red más extensa de alta velocidad ferroviaria sólo por detrás de la China, algunos de los aeropuertos más importantes y modernos del mundo como el de Madrid-Barajas o Barcelona-El Prat y una red de autopistas a la altura de países como Francia o Alemania. Sin embargo, su modelo de planificación de infraestructuras a nivel global deja bastante que desear. Esa es la conclusión a la que ha llegado la consultora ATKearney.

En un trabajo realizado por encargo de la patronal de las grandes constructoras, Seopan, para analizar el estado de las infraestructuras españolas, la firma concluye que, en los últimos diez años, España ha guiado su inversión en infraestructuras por el ciclo económico. Mientras que en 2009, todavía con la inercia de la época de gran crecimiento previa, la inversión alcanzó los 55.000 millones de euros, el equivalente al 5,1% del PIB, el año pasado apenas sumó 23.000 millones, el 2% de su riqueza nacional.

ATKearney asegura en su trabajo que esta política de “inversión cíclica” es desaconsejable por sus “eventuales efectos negativos a nivel económico y social”. La consultora asegura que “destruye empleo en periodos de valle con poca actividad inversora, causando unos mayores costes sociales”. Además, añade, “se generan unos mayores costes agregados en el ciclo de vida de las infraestructuras por el mantenimiento deficiente en ciclo recesivo”.

Los periodos expansivos también son negativos porque provocan un incremento de los costes de los materiales por su escasez, advierte la consultora, que concluye que existe “un mayor riesgo de obsolescencia al concentrar la inversión en momentos puntuales con mayores costes por la menor utilización de los activos durante su vida útil”.

Frente a esta filosofía, que España comparte con Italia, otros países como Alemania, Francia o Gran Bretaña “están apostando por una inversión sostenida en infraestructuras mediante importantes planes de inversión que, además, buscan en muchos casos reactivar la economía y crear empleo”, afirma el informe. Con ellos, evitan también los efectos perniciosos que se achacan al modelo seguido en España.

A contracorriente de esta tendencia de los países del entorno europeo, España tiene previsto seguir reduciendo sus presupuestos para infraestructuras hasta dejarlos en el entorno de los 20.000 millones de euros en los próximos dos años, advierte ATKearney. Un recorte, añade, que le impedirá atajar el déficit que tiene en mantenimiento, en las redes de Cercanías y de logística ferroviarias y en las redes secundarias y de movilidad urbana de carreteras.

Source: The PPP Economy

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