Repsol, de la competición a la calle


Esta temporada, el equipo de investigación del Centro de Tecnología de Móstoles (Madrid) de Repsol ha dedicado 10.000 horas de trabajo al programa de competición. Su esfuerzo y la pericia en el pilotaje de Marc Márquez han permitido al piloto español del equipo Repsol Honda alzarse hoy con su cuarto entorchado mundial de MotoGP. Más allá de obtener la gloria deportiva, a la petrolera española la competición le permite experimentar y llevar al límite las prestaciones de sus carburantes y lubricantes para después aplicar sus innovaciones a los que venden. “Lo más importante en temas de tecnología es poder trasladar todo el conocimiento desarrollado en competición a los productos que se comercializan en nuestras estaciones de servicio”, afirma Dolores Cárdenas, investigadora del Centro de Tecnología de Repsol, en el que la compañía invirtió 78 millones para investigación en 2016. Que las innovaciones acaban en la calle está garantizado dado que el equipo de personas que trabaja para la alta competición también es el que diseña los combustibles y lubricantes que Repsol comercializa, de ahí que la compañía valore tanto la experiencia que se extrae en la competición.

El trabajo para afinar los productos de competición es laborioso. Cada temporada, el diseño de los nuevos lubricantes comienza en un ordenador, con unas 200 simulaciones y otras tantas formulaciones a pequeña escala. Después, siguiendo un proceso de eliminación, se ensayan con entre 40 y 60 en el Centro de Tecnología de Repsol, hasta que se obtienen dos o tres formulaciones que la compañía envía al banco de pruebas de Honda R&D, en Saitama (Japón). Una vez que se selecciona la fórmula ideal, se empieza a producir a gran escala. Para abastecer las monturas que este año han pilotado Márquez y su compañero Dani Pedrosa, este año Repsol ha producido 4.800 litros de lubricante y 40.000 de gasolina. Con ellos, ambos pilotos han competido no sólo en los grandes premios sino que han realizado las pruebas necesarias para desarrollar las motos. En total, entre entrenamientos y carreras, cada uno de ellos ha recorrido 9.000 kilómetros, distancia equivalente a la que separa Madrid de Pekín.

Más allá del combustible y el lubricante, la competición sirve de banco de pruebas para otra serie de derivados del petróleo, como la fibra de carbono con la que se fabrica el carenado de las motos y los guantes, el poliuretano con el que se hacen las fundas de cables y los tapones de los depósitos de combustible, o el caucho sintético con el que se fabrican los neumáticos. La innovación tecnología ha permitido, por ejemplo, que las gomas puedan tener una duración 400 veces superior a las de antaño y que sean más seguras.

Source: The PPP Economy

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