500 años para recuperar la riqueza de 1340


España acaba de superar a Italia en PIB per cápita, según el FMI. Si, como predice el organismo, la situación se consolida, será un «sorpasso» histórico, porque desde la Edad Media, cuando Italia y España eran las dos primeras economías mundiales –con la incógnita de la China de la época–, los españoles nunca disfrutaron de más PIB que los italianos.

La economía española alcanzó una de sus máximas cotas de prosperidad en 1340. El PIB per cápita en los reinos de Castilla y Aragón era uno de los más altos de Europa. La peste negra, a partir de 1348, acabó con la bonanza y España tardó casi 500 años, hasta 1820, en recuperar el PIB per cápita del siglo XIV y sólo lo superó a partir de 1850, según un estudio de los profesores Leandro Prados de la Escosura y Carlos Álvarez Nogal, de la Universidad Carlos III. Los datos fueron avanzados en la presentación, organizada por la Fundación Rafael del Pino, de la obra de Prados de la Escosura «Spanish economic growth, 1850-2015», que recoge estadísticas españolas desde mediados del siglo XIX que ponen en solfa algunos mitos sobre la histórica económica de España.

Causas de la prosperidad

Prados de la Escosura y Álvarez-Nogal han recompuesto las series históricas del PIB Español desde 1277 y los datos son tan espectaculares como polémicos. Los salarios y el consumo, sobre todo de alimentos, fueron relativamente altos desde 1270 hasta 1590 y alcanzaron su cénit en la primera parte de la década de 1340. Los españoles de la época –castellanos y catalanoaragoneses– figuraban entre los europeos que mejor vivían. ¿En qué se basaba esa relativa prosperidad? Los dos expertos concluyen que en aquella época los territorios españoles se beneficiaron de la vitalidad de una economía de frontera –el último periodo de la Reconquista–, de una expansión urbana y de una apertura generalizada del comercio. Aquella prosperidad acabó abruptamente con la peste negra, que diezmó la población. Tras la plaga y el hundimiento del PIB se inició una cierta recuperación, con infinidad de altibajos, que se mantuvo hasta finales del siglo XVI, aunque nunca hasta los niveles de 1340, y eso a pesar del descubrimiento de América y la llegada de oro y plata. Incluso el llamado «siglo de oro» español no lo fue en lo económico.

España volvió a alcanzar y mantener el PIB per cápita de 1340 en la década de 1820, aunque en realidad el nivel de vida estuvo estancado durante 500 años. Hubo aumentos del PIB notables, pero porque la población creció, lo que significa que, durante siglos, la productividad no aumentó o lo hizo de forma ínfima.

El gran salto adelante de España, menor al de los países de su entorno, llega a partir de 1850, por el aumento del PIB por persona, debido, según Prados, al cambio del marco de incentivos tras las revoluciones liberales. Hubo transformaciones que significaron que los ciudadanos fueran iguales ante la ley, que la propiedad privada estuviera protegida, los mercados se liberalizaran y hubiera control sobre los gobiernos. La inversión aumentó, se transfirieran recursos de la agricultura a los servicios y primó la inversión en maquinaria sobre la de vivienda. Los datos son ilustrativos. Entre 1270 y 1850 el PIB pudo subir en España un 20%, mientras que entre 1850 y 2017 se ha multiplicado por 16 ó 17.

Economía moderna

El estudio depara sorpresas. Una de ellas es el elevado peso relativo del sector terciario –servicios– ya en la segunda mitad del siglo XIX, que representaba más de 40% del PIB, igual que la agricultura, un porcentaje en teoría de una economía más moderna. Ese gran tamaño correspondía a unos servicios privados subdesarrollados con abundancia de servicio doméstico, serenos, cocheros, mozos, carreteros, aguadores, arrieros, buhoneros y, como apunta el economista Luis Garicano, responsable de Economía de Ciudadanos, un gran número de «curas, monjas y sirvientes».

Los datos de Prados de la Escosura echan por tierra la creencia de que España vivió un espectacular periodo de bonanza durante la Primera Guerra Mundial. La economía creció entre 1913 y 1920, pero a un ritmo del 1,19% y el gran impulso llegó en la década de los años 20, con un crecimiento medio anual del 3,54%. De hecho, el PIB per cápita español y el nivel de vida en 1930 –pese al crash de Wall Street–, era el mayor de la historia y se mantuvo, con altibajos, hasta la Guerra Civil. La contienda (1936-39) supuso el hundimiento de la economía, que tardaría 30 años, hasta 1959, en recuperar los niveles de PIB per cápita de 1929-1930. España, además, se vio afectada por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Mientras que países como Francia, Italia, Reino Unido y Alemania tardaron cinco años en recuperar su posición económica anterior al conflicto, la economía española –encerrada en la autarquía– necesitó cuatro veces más.

Más crecimiento

Los años del desarrollismo (1963-1970) fueron otro de los saltos adelante de España, con crecimientos medios anuales del 6,4%. España se adaptó, pero sobre todo aprovechó unas condiciones internacionales muy favorables en su entorno. Luego, las crisis energéticas de 1973 y 1979 volverían a ralentizar su crecimiento, aunque no lo paralizaron.

La Transición, con la liberalización de la economía y la entrada en la UE (1986), inauguró un largo periodo 1984-2007 –con la excepción de la crisis de los años 1992-93– de prosperidad, que se truncó con la llegada de la Gran Recesión, de la que se empezó a salir en 2013 aunque hasta 2017 España no recuperó el PIB que tuvo en 2007. Por último, pese a los pasos de gigante de la economía desde 1850, en los últimos 100 años España no ha recortado la distancia que le separaba en PIB y nivel de vida con países como EE UU y Alemania. La mejoría ha sido espectacular, pero las diferencias se mantienen. Las distancias se han recortado con Reino Unido y con Francia y, como ha certificado el FMI, han desaparecido con Italia, que estuvo por delante desde el siglo XIII.

Source: The PPP Economy