Su declive da alas al populismo


El constreñimiento de la clase media supone una preocupante amenaza para el futuro de la democracia. Las jóvenes generaciones son las primeras que vivirán peor que sus antecesoras, los mileuristas comienzan a postularse como el grupo social mayoritario en España y el que hasta ahora ha sido el principal cimiento de la sociedad española presenta grietas que podrían originar su derrumbe.

Además de un procedimiento, la democracia puede ser considerada un sistema que no sólo requiere mecanismos e instrumentos formales de elección y participación, sino que precisa de una base de moderación y conciliación de la pluralidad y heterogeneidad típicas de las sociedades abiertas occidentales. Y Juan Carlos Jiménez, profesor de Sociología de la Universidad CEU San Pablo, afirma que esa base consensual es imposible bajo estructuras sociales de fuerte polarización. «La clase media es el soporte de ese sistema consensual que concilia dos conceptos políticos esenciales como son los de pacto y reforma. Es la auténtica base para el progreso de las sociedades libres», apostilla.

El declive de las clases medias crea un estado de insatisfacción que facilita que se acepten «ideas políticas mucho más extremas y las soluciones “mágicas”, fáciles y simplistas de las proclamas populistas». Además, Jiménez resalta que esa clase empobrecida suele incrementar su percepción de inseguridad y miedo, lo que la lleva a identificar como «culpables» de su situación a la globalización, el neoliberalismo, los inmigrantes o los ricos. Y agrega que «esta focalización de culpa tiende a expresarse en el apoyo a partidos e ideas políticas radicales».

El Estado de bienestar sólo es sostenible si existe una amplia base social que asegure las contribuciones necesarias para su mantenimiento. Y esto únicamente ocurre en sociedades de amplias clases medias. De forma paralela, Jiménez reconoce que los estratos más ricos de la población juegan también un papel esencial en el sustento del bienestar, pero informa de que su contribución suele ser más inestable y volátil. En definitiva, «el Estado de bienestar se asienta bajo un supuesto de continuidad y previsibilidad que sólo garantiza una clase media cada vez más amplia y con mayores rentas disponibles».

Pese a que no sea del todo correcto hablar de «clase social» como una mera distinción entre personas con diferentes niveles de renta, ya que no es exclusivamente cuestión de dinero, los principales soportes de la clase media son el salario y el retorno obtenido por las transferencias del Estado de bienestar en forma de educación, sanidad y prestaciones sociales. Y es evidente que los salarios han caído durante la crisis, que los jóvenes cada vez se decantan más por el «low cost» y que la estabilidad en el mercado laboral ha desaparecido.

El 18,5% de las mujeres con una jornada laboral de ocho horas tiene un salario bruto inferior a los 1.000 euros, y un 44% de los jóvenes de entre 16 y 24 años no llega a esta cantidad por trabajar a jornada completa, según se desprende de un informe realizado conjuntamente por Infojobs y Esade.

Aunque los «mileuristas» todavía no hayan destronado a la clase media como la mayoritaria en España, la extensión de bajos salarios y la precariedad del empleo son factores decisivos de esa progresiva pauperización de amplios sectores de las clases medias tradicionales. No obstante, el profesor de Sociología de la Universidad CEU San Pablo asegura que la estructura del Estado del Bienestar español sigue garantizando mecanismos de soporte material de esta clase media relativamente empobrecida.

La Transición política en España fue pacífica gracias a las clases medias. Y es que, en general, el desarrollismo franquista tuvo éxito al transformar de forma radical la estructura social española. Evidentemente, la desigualdad continuó siendo importante, pero la sociedad se asentó a mediados de los 70 en una amplia clase media que «apostó claramente por la moderación, entendiendo por tal la decisión de apoyar muy mayoritariamente un proceso intenso de democratización que garantizara las mejoras materiales conseguidas durante esa época». Así, sin esas extensas clases medias, la Transición hubiera sido absolutamente diferente.

Source: The PPP Economy

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