¿Qué responder cuando te reprochan que estás sobrecualificado?


Han estudiado mucho y tienen demasiados títulos para el trabajo que están realizando. Son los empleados sobrecualificados. Tantos años de formación para acabar ocupando puestos por debajo de su nivel académico. Los que son rechazados se han planteado mentir en las entrevistas de trabajo que tanto anhelan.

A finales de 2016 había en nuestro país 9,8 millones de trabajadores sobrecualificados, un millón más que en 2013, lo que supone un incremento del 12%. Representan el 53,3% del total de ocupados, según un estudio elaborado por la Asociación de Agencias de Empleo (Asempleo). Un porcentaje que aumenta en los menores de 25 años. Precisamente porque es el colectivo con la tasa de paro más elevada del país, es el que presenta una mayor sobreeducación. El 68% de ellos ha estudiado demasiado. Por sectores, la mayor se da en los que más empleo se está creando en este periodo: comercio, hostelería, industria manufacturera y transporte. Los hombres han encontrado un empleo más ajustado a su formación que las mujeres.

Úrsula Gómez lleva en paro desde 2012 y ha vuelto a vivir con sus padres. Diplomada en Magisterio, ha trabajado en el sector financiero, ha sido comercial, y responsable de protocolo y comunicación. Incluso trabajó para un cazatalentos por 500 euros. «A partir de los 40 años te discriminan en los trabajos, en algunos sitios hasta te ven como una amenaza». A Úrsula la han rechazado como secretaria y como teleoperadora. «Sin embargo a las empresas de servicio no les importa que estés sobrecualificado, eso sí, te pagan cinco euros a la hora. En una ocasión me ofrecieron trabajar de recepcionista en un restaurante 14 horas diarias por 1.200 euros». Dice sentirse en «riesgo de exclusión social» y cree que las «empresas españolas no están preparadas como las americanas, que se fijan en las cualidades del trabajador y no en la edad». Bares, restaurantes o comercios están llenos de titulados que una vez soñaron en colocarse «de lo suyo». Es el caso de Luisa. Es periodista y en una ocasión la entrevistaron para trabajar en una nave industrial de bombas de frío y calor. «Me rechazaron porque me veían demasiado cualificada para el puesto, les pedí una oportunidad pero no confiaron en mi capacidad de compromiso. Hay gente que falsea los datos del currículum para parecer menos preparado de lo que está. Qué triste es ir con la verdad por delante y que no sea valorado».

«Más que de sobrecualificación habría que hablar de sobretitulación. Un exceso de titulados universitarios, muchos de ellos con postgrados que no encuentran cabida en la realidad laboral donde no hay puestos suficientes para su nivel académico y acaban trabajando donde no les gusta. Se han perdido los oficios y el prestigio de ser profesional especializado no universitario, pero sí cualificado y con gran demanda en el mercado», explica Paco Muro, presidente de Otto Walter International. Es el caso de Joaquín, ingeniero industrial de 30 años en paro que ahora se está planteando preparar oposiciones. «Muchas veces me he preguntado por qué estudié ingeniería, seguro que como electricista habría encontrado más empleo», comenta.

¿Acaso tenemos un tejido productivo español incapaz de absorber esa mano de obra sobrecualificada? Según Muro, «hoy no puede, pero no porque no haya puestos o necesidad, si no porque esos puestos están ocupados por personas con mucha menor cualificación y con altísimos costes. El peligro para las empresas es tener gente frustrada en puestos que no les llenan. No es la mejor manera de obtener un alto rendimiento y para los trabajadores no es la mejor vida laboral».

Desconexión

Andreu Cruañas, presidente de Asempleo, comenta que esta sobrecualificación se debe a la desconexión que existe entre el mundos empresarial y el educativo. «Esta situación, unida a la falta de orientación a los alumnos a la hora de enfocar los estudios que elegirán en el futuro supone, además de las altas cifras de sobrecualificación que observamos, una pérdida de inversión pública y privada en educación, que el sistema no se puede permitir». El segundo de los motivos que está provocando este fenómeno, añade Cruañas, es la falta de especialización. «El mercado actual demanda trabajadores titulados y especializados en áreas muy concretas, que además dominen las herramientas digitales y que sean capaces de aplicarlas a las tareas propias del puesto que ocupan». Los trabajadores españoles tienen un nivel formativo elevado en comparación con la media europea, según constata el último informe de Eurostat. «Pero si no somos capaces de orientar esas necesidades actuales, estaremos dejando de utilizar talento que podría aportar un gran valor», explica el presidente de Asempleo. Jorge ha estudiado Marketing y Publicidad, sabe tres idiomas y se está planteando montar su empresa. «He estado trabajando en el mundo de la hostelería, pero no me gusta, es como si mi título no sirviera para nada». El problema aquí es que Jorge está quitando un puesto de trabajo a alguien menos cualificado.

Tener a un trabajador sobrecualificado en plantilla puede suponer un riesgo, dice Marta Romo, socia directora de Be-Up. «La sobrecualificación es un error porque se puede meter la pata en la adecuación persona-puesto, por querer tener perfiles superiores a lo necesario. Las personas se suelen frustrar en un puesto en el que no pueden desarrollar todas sus cualidades o donde no se les reconozca. Con el tiempo tratarán de encontrar una posición donde se puedan desarrollar con naturalidad y se marcharán, o se aburrirán y no serán eficaces». Para Muro con «el paro actual es mejor que la persona trabaje, aunque esté sobrecualificada para acumular experiencia. Ya alcanzará su puesto y nivel verdadero cuando surjan las oportunidades para crecer. Un titulado con dos carreras, con cuatro másteres y tres idiomas con 35 años y nula experiencia laboral no es un buen candidato para ninguna empresa».

Mayte forma parte del grupo de jóvenes que en lugar de quedarse quieto, continuó formándose cuando se quedó en paro. «Después de 17 años en la misma empresa, perdí el trabajo. Me sentí flaseada, todo el mundo me decía que estaba muerta a los 40 años. Hice un máster en coaching y además creé una campaña en Linkedln que llamé “Cuarentañeras pero sobradamente profesionales”». Fue una forma original de ganar visibilidad en las redes sociales lo que le abrió las puertas para entrar de nuevo en el mercado laboral. Ella, en ningún momento, sintió que su formación académica la supusiera un freno.

Marta Romo sí se ha encontrado con casos de gente que «maquilla» sus currículum. «En países como Estados Unidos esto es impensable, pues la gente no tiene inconveniente en contar sus logros y sus fracasos, de hecho está bien visto fracasar porque es una señal de aprendizaje y madurez. En nuestro país, tendemos a ocultar algunas cosas que pueden ser interesantes y aportar valor. De alguna manera, se juega con verdades a medias, aunque no creo que la gente mienta radicalmente».

Dificultades para encontrar personal cualificado

Un año más, el desajuste entre la oferta de profesionales y vacantes disponibles y la falta de profesionales cualificados marcan las principales preocupaciones de las empresas. Según la Guía Laboral 2018 de Hays, en la que se recoge la opinión de 58 universidades, 1.100 empresas y 8.800 profesionales, el 85% de las compañías asegura que tiene dificultades para encontrar perfiles para determinadas posiciones. También destacan su temor por una rotación voluntaria de la plantilla más elevada que en los últimos años. Este dato ha crecido casi 20 puntos en los últimos años hasta situarse en el 53% de las empresas que así lo creen. Los sectores más preocupados coinciden con aquellos que más dificultad encuentran a la hora de contratar personal cualificado: tecnología/internet, ingeniería e industrial.

Source: The PPP Economy

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