Puestos de trabajo en peligro de extinción


Aunque los robots realicen determinadas labores con mayor precisión y pese a que sean trabajadores más productivos, infatigables, que suponen una seria amenaza para la supervivencia de ciertos empleos, la robotización nunca sustituirá por completo al trabajo humano. Y es que existen cualidades indispensables para el desempeño de muchas tareas –como las emociones o los sentimientos– que únicamente puede reunir una persona. Es decir, deshumanizar el trabajo no es ni será jamás posible. Sin embargo, aquellos empleos más intensivos en mano de obra, aquellos trabajos más predecibles, sí están en claro peligro de extinción.

Decenas de empresas automovilísticas ya tienen prototipos capaces de conducir de forma más segura que los humanos. Y en apenas cinco años estarán a la venta. Entonces, ¿qué pasará con los millones de taxistas, conductores y camioneros? Asimismo, los desarrollos de los asistentes virtuales con inteligencia artificial se implantarán en los objetos que nos rodean y sustituirán a millones de empleados, como a los que trabajan en «call-centers» facilitando información sobre empresas, productos y servicios.

Mientras que la parte manual del trabajo es la más sencilla de poner en manos de la robotización, la creatividad será la destreza principal de quienes aspiren a desarrollar su talento y ser remunerados generosamente por ello, y una de esas capacidades donde los humanos somos infranqueables por la inteligencia artificial. No obstante, hay muchas otras, relacionadas con la intuición, el liderazgo e incluso el cariño. De hecho, Martínez remarca que las características que nos hacen más humanos serán más necesarias que nunca. Máxime, en este nuevo mundo que viene, tan tecnológico.

Margarita Álvarez, directora de Marketing y Comunicación de Adecco, asegura que el comercio y la agricultura son dos de los sectores tradicionales que presentan los mayores retos. De igual modo, y respecto a los puestos de trabajo que serán más relevantes en un futuro, destacan los perfiles tecnológicos o digitales cualificados –analistas de Big Data o especialistas en redes sociales–, perfiles relacionados con el trato con personas –psicólogos, coaches y facilitadores en empresas o gestores de nuevas formas de trabajo–, y perfiles de ventas y marketing. Y es que la automatización destruirá puestos de trabajo que conocemos en la actualidad, pero «creará otros diferentes ampliando el abanico de posibilidades de los trabajadores del futuro».

El presidente de Google alertó de que será la clase media la que más sufra la destrucción de empleos. Y Martínez lo corrobora. El también fundador y presidente de Universal DX considera que a corto-medio plazo, la automatización de millones de tareas acarreará la desaparición de puestos de trabajo actualmente ocupados por la clase media. Seguirá habiendo trabajo para los profesionales más capacitados y de mayor alto valor añadido, y para profesionales ligados a los servicios, como el cuidado de niños, ancianos o enfermos, que difícilmente serán reemplazables por las máquinas. Pero advierte de que millones de conductores, abogados, contables… pueden perder sus empleos. «El reto será la readaptación de esos profesionales en las nuevas industrias que emerjan, que requerirán nuevas capacidades, no siempre fáciles de desarrollar a corto plazo», agrega Martínez.

La digitalización tendrá más consecuencias sobre el mercado laboral que la Revolución Industrial. Y Pilar Manchón opina que la diferencia fundamental entre la revolución que conlleva la inteligencia artificial y las revoluciones industriales anteriores es que el abanico de profesiones que se verán transformadas será mucho más amplio. Si durante la revolución industrial se mecanizaron gradualmente las labores de producción manual a través de máquinas más eficientes, la inteligencia artificial emergente también originará cambios en las labores manuales complejas y en las profesiones basadas en el conocimiento, como conductores, pilotos, camareros, dependientes, personal de limpieza, abogados, médicos, enfermeros, asesores financieros y profesores, entre otros muchos trabajos. «La inteligencia artificial aumentará las capacidades humanas e incrementará la productividad. Sin embargo, algunas de estas profesiones podrían llegar a ser completamente automatizadas y, en tal caso, esos empleados deberían ser reciclados para acceder a otros puestos de trabajo», apostilla.

Marc Vidal, autor de «Una hormiga en París», recuerda que estamos inmersos en la cuarta revolución industrial, en un punto de desarrollo tecnológico que afecta a todos los ámbitos laborales, ya que, hoy por hoy, la automatización, la inteligencia artificial y la eliminación de intermediarios en la cadena de valor son aspectos que trascienden más allá de lo que, desde un punto de vista analítico, podría llegar a deducirse. En cualquier caso, vaticinar qué y cómo sustituirá a los seres humanos resulta muy complejo. No obstante, «la robótica sustituirá a los humanos en todo aquello que sea susceptible de hacerse más rápidamente, de un modo más eficiente y con mayor calidad. Lo importante no es qué será sustituido, ni cómo lo será, sino el motivo», apunta Vidal, quien no tiene del todo claro que nunca se acabará el trabajo humano, porque a diferencia de otras etapas de la historia, la creación de nuevos oficios o empleos en cada fase de innovación tecnológica difícilmente podrá equilibrarse con la destrucción del mismo.

En el siglo XIX la sociedad llamó «crisis Industrial» a lo que, años más tarde, se llamó «Revolución Industrial». Y si aquella sociedad aprendió a colocar a esas personas en diferentes sectores, «nosotros estamos aprendiendo a modificar nuestros ritmos vitales, económicos, sociales y políticos para que la gente se incorpore a esta revolución tan absoluta». El error, cree Vidal, es pensar que estamos repitiendo el modelo. «Tal vez, lo que vivimos ahora es el momento en el que el empleo como tal deberá ser considerado en otra dimensión, menos práctica y mucho más filosófica. Trabajar para ser eficientes será asunto robótico. Ocupar el tiempo para crear lo será de los humanos. En 30 o 40 años hablar de trabajo como ahora lo entendemos será una entelequia. Diremos trabajo y visualizaremos un software, un robot, un sistema. Al hablar de imaginar, crear y producir intangibles, veremos a un ser humano».

Source: The PPP Economy

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