Pablo Isla, la excelencia del hombre discreto


Es un relato sin extravagancias de multimillonario. Alrededor de las 8.30, se traslada en el A-8 de empresa desde una urbanización en Icaria -una de las más exclusivas del área metropolitana de La Coruña, en el vecino municipio de Oleiros, donde tiene por vecinos a otros altos directivos de la empresa- hasta la sede del imperio Inditex en el polígono de Sabón (Arteixo), separados por apenas media hora de trayecto, un tiempo que fluctúa con el siempre terrible tráfico de primera hora.

La mañana -si es que no anda viajando por el mundo siguiendo el interminable rastro de posibles localizaciones de tiendas y proveedores- transcurre entre reuniones, normalmente fuera de su despacho, en las mesas centrales de los diferentes departamentos -diseño, comercial, logística…- y al mediodía bajará al comedor de la empresa para compartir el almuerzo con el patrón, Amancio Ortega, en la zona que, sin estar reservada, todo el mundo sabe que es la elegida por fundador y presidente.

Tan pronto acabe, volverá a su mesa de trabajo. Fuma ocasionalmente, y cuando se escapa a la terraza de la central de Inditex para apurar el cigarrillo, no es inusual que coincida con algún empleado. La frase más reiterada es la exquisita educación, la cordialísima conversación, el tono siempre amable. No se le recuerda elevando la voz.

Revolución silenciosa

Su círculo profesional más próximo define a Isla como «discreto, sencillo y, en ocasiones, hasta austero». Y es que el perfil personal de quien culmina ahora su etapa profesional tras haber tomado el relevo de Amancio Ortega, con quien siempre ha mantenido una buena relación profesional y afectiva; no podía ser de otra manera ya que la discreción es el común denominador del fundador del imperio textil. Pablo Isla llegó a Inditex en 2005 como vicepresidente de la compañía. Licenciado en Derecho y abogado del Estado -aprobó como número uno la oposición-, dejaba la presidencia de Altadis, tras ser secretario general del Banco Popular y director general de Patrimonio del Estado en el Ministerio de Economía y Hacienda.

Tras seis años en la compañía, asumió la Presidencia después de que Ortega decidiera apostar por un cambio generacional para capitanear el ‘holding’ textil. Su llegada al cargo supuso una revolución silenciosa dentro Inditex, entre otros aspectos, como el fin del hermetismo en materia de comunicación que había caracterizado a la compañía hasta entonces, a excepción de puntuales ocasiones como su salida a Bolsa en 2001.

Delega en los equipos

Su sistema de trabajo se basa en la configuración de equipos, en los que delega, rodeándose a su vez de una estrecha nómina de colaboradores. Siempre ha preguntado mucho y escuchado todavía más. Es meticuloso y detallista, conociendo los temas en profundidad cuando los aborda con sus interlocutores.

No solía acudir a las inauguraciones de las tiendas, ni a las más importantes: las llamadas «tiendas bandera» o «flagship», a excepción del Zara más grande del mundo, ubicado en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde permaneció poco más de una hora. Lo que sí ha sido habitual es que, días después, tanto él como Ortega, acudieran sin previo aviso, como dos compradores anónimos, a inspeccionar espacios, mobiliarios y otros detalles, así como a hablar con algunos de los trabajadores

Su sistema de trabajo se basa en la configuración de equipos, en los que delega, rodeándose a su vez de una estrecha nómina de colaboradores. Pregunta mucho y escucha todavía más. Es meticuloso y detallista, conociendo los temas en profundidad cuando los aborda con sus interlocutores.

«Devorador de libros»

Padre de tres hijos, aficionado a la lectura -él mismo se reconoce como un «devorador de libros»- y con un sentido religioso de la vida, reconoció en alguna ocasión que «ser CEO de Inditex es el trabajo más fascinante que puedes encontrar, ya que siempre es como el primer día». Una auténtica declaración de amor eterno del mejor directivo del mundo que, en las pocas entrevistas que concede, ha confesado que espera poder desarrollar toda su carrera en la compañía que lo ha catapultado a la élite empresarial mundial. Practica tenis y pádel, le gusta el cine y hay quien le ha visto junto a su mujer, María de la Vega, acudiendo a salas de algún centro comercial en La Coruña. Su agenda social en la ciudad es casi nula, salvedad hecha de los acontecimientos vinculados a los Ortega. Las amistades de Pablo Isla se mantienen en Madrid, ciudad en la que conserva vivienda, y a la que acude ocasionalmente para asistir al Bernabéu. Porque será muy de Inditex, pero su corazón también es merengue.

Source: Noticias

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