"Nuestras empresas son equiparables a otras que tenemos en un pedestal"


Bureau Veritas, la multinacional francesa de la que es su primer ejecutivo en la Península Ibérica, «es una compañía que da seguridad a las personas y a las empresas en todo lo que participan siendo segunda o tercera parte», explica José Luis Manglano. Su finalidad, ayudar a sus clientes a cumplir la regulación, reducir el riesgo y aumentar el rendimiento.

– ¿La empresa española es «legal» (en sentido coloquial)? ¿Cumple escrupulosamente la legislación que le afecta?

– Sí, pero no porque se vea obligada por las leyes o por miedo a las sanciones previstas en caso de incumplimiento. A los empresarios y profesionales españoles no sólo les gusta hacer bien las cosas, sino que además lo consideran imprescindible, pues la globalización les exige homologarse con sus homónimos de otras partes del mundo, y además se involucran al máximo.

– ¿En qué tipo de normas se suele mostrar más laxa?

– Lógicamente, siempre cuesta más asumir las normas relacionadas con la fiscalidad, pero es lo que hay. No creo que se relajen ante ningún tipo de norma.

– ¿Tienen las empresas españolas, especialmente las pymes, capacidad para cumplir la Ley?

– El tamaño es un problema con demasiada frecuencia. No tenemos envergadura suficiente para competir con otras empresas en el extranjero. No nos hemos encontrado con clientes que quieran orillarla o esquivarla.

– ¿Hay exceso de regulación en este país? ¿Es una jungla legal como consecuencia del sistema autonómico?

– Sí. Quédese con este dato: para inspeccionar el mismo ascensor en las 17 comunidades, tenemos 17 formulatorios distintos. Esta situación no se puede permitir hoy en día en un mercado único como el de la UE. Estamos creando trabas burocráticas que no aportan valor añadido. Podríamos dedicar todo el esfuerzo económico que supone a ser distintos.

– ¿Son seguras nuestras compañías?

– Sí, por supuesto, y totalmente equiparables a empresas europeas que tenemos en un pedestal. Tenemos casos realmente ejemplares a nivel mundial. Y cada día más porque saben que la no seguridad tiene un coste altísimo para su reputación.

– ¿En qué ámbito flaquea más la seguridad? ¿Ha costado mucho introducir los análisis de riesgos?

– No. Han venido exigidos por las propias compañías, ya que tener avanzados los riesgos significa mayor anticipación y fiabilidad, ya que permite predecir lo que va a ocurrir e, incluso, planificar mejor el mantenimientos de los bienes de equipo.

– ¿Ha cambiado mucho la mentalidad de las empresas en esta materia en los últimos tiempos?

– Bastante, desde los años 80. Últimamente, el nivel de exigencia es muy elevado. Las empresas quieren situarse por encima de los estándares que marcan los países en los que están ya implantados o en los que van a estar. Y eso termina dando muchísima confianza al cliente y generando valor para el accionista. El Grupo Inditex, por ejemplo, tiene unos estándares por encima de los más exigentes que existen en la actualidad.

– Otro de los objetivos de Bureau Veritas es ayudar a las empresas a aumentar su rendimiento.

– Incluso lo hacemos internamente. Llevamos muchos años aplicando técnicas «lean» a cualquier sistema que puede ser mejorado. Consiste en hacer más sencillos y eficientes los procedimientos que son complicados.

– ¿Cuáles son en general las causas de que no se les saque mayor provecho a las potencialidades de las empresas?

– No tener identificados aquellos ámbitos y aspectos en los que realmente eres diferente y puedes aportar valor añadido. Al fin y al cabo, competir en precio, que es lo que ha predominado en muchos sectores en este país, termina siendo algo negativo. Hay que apostar por intentar buscar mejores fórmulas y «modus operandis», identificando rasgos y aportaciones diferenciales. Acompañamos a los clientes en este camino. Les ofrecemos un «partenariado» sólido a largo plazo.

– ¿Está «encarnada» en la empresa la responsabilidad social corporativa?

– No todo lo que debiera. En muchos casos se nos llena la boca al hablar de RSC, pero… Debe ser fruto de un convencimiento pleno de todos los empleados sin excepción alguna, además de aquellos con los que que actúa, los llamados «stakeholders»; es decir, accionistas, proveedores, clientes… La sociedad en su conjunto. Se están dando pasos y hay ejemplos de compañías muy comprometidas socialmente.

– ¿Sigue siendo aún en muchos casos una herramienta de marketing?

– Cada vez menos. No basta con tener un sello para que la sociedad confíe. Estamos en un mundo global cada vez más transparente que no sólo exige que lo hagas y lo digas, sino que también lo valide y lo corrobore un agente externo.

– ¿Cómo ve la empresa española?

– Conocemos muchas y las podemos comparar con otras de diferentes nacionalidades. Su principal problema es el miedo a salir al exterior. Los grandes crecimientos que se han producido son consecuencia de su salto exterior. No obstante, tenemos gente muy trabajadora, con mucho talento, que se implica a fondo en los proyectos, y de la que debemos sentirnos muy orgullosos. Los profesionales españoles no tienen que envidiarle nada a los de otros países. Somos pasionales y comprometidos. Debemos explotar más este carácter, que es muy valioso y difícil de encontrar.

Source: The PPP Economy

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