No más deuda, sino más libertad


Mario Draghi no ha sorprendido: el BCE mantiene sus compras mensuales de deuda pública en 80.000 millones de euros, proporcionando así una financiación artificialmente abaratada a los gobiernos de la eurozona para que sigan gastando mucho más de lo que ingresan. Acaso la novedad de la reunión de ayer del BCE haya sido que Draghi ya ha puesto fecha a la segunda fase de su «Quantitative Easing»: el 8 de junio empezará a comprar no sólo deuda pública, sino también de grandes empresas. De esta manera, el BCE espera rebajar el coste de la financiación corporativa con el objetivo de que las empresas se endeuden para invertir y, por esa vía, se impulse la actividad económica y la creación de empleo.

Sin embargo, el efecto que ha tenido la rebaja de los tipos de interés no ha sido el de incrementar la inversión privada, sino el de promover fusiones y adquisiciones con cargo a esa deuda barata. A su vez, las compañías extranjeras también están empezando a emitir deuda en euros para aprovecharse de la financiación cuasi gratuita que está suministrando el BCE. En otras palabras, lo que está consiguiendo Draghi no es que se invierta más, sino que se invierta recurriendo mucho más a la deuda. En estos momentos, el BCE está premiando el sobreapalancamiento privado, lo que contribuye a volver la economía mucho más frágil ante cualquier perturbación de los mercados. Si de verdad aspiramos a que aumente la inversión privada en nuestras estancadas sociedades no deberíamos estar inundándolas de deuda barata, sino liberalizándolas para que aparezcan nuevas oportunidades de negocio que sean provechosas de emprender. El crecimiento no está siendo estrangulado por la falta de liquidez, sino por la de libertad económica. De eso debería preocuparse el Estado: de liberalizar la economía, no de subvencionar el endeudamiento de unas grandes corporaciones que, debido al propio intervencionismo estatal, no encuentran oportunidades reales donde invertir.

Source: The PPP Economy

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