La resiliencia, una habilidad emocional que cualquier profesional debe hacer suya


Durante la crisis económica María fue despedida de su empresa junto con otros muchos compañeros tras 30 años de servicio. Se encontró con 50 años en la calle, con una mano adelante y otra atrás y muchas facturas que pagar. Pero lejos de desmoronarse se levantó con fuerza, recuperó su confianza y junto con otros ex compañeros fundó una asociación para ayudar a desempleados de larga duración. Hoy en día tiene una pequeña agencia de publicidad.

¿Por qué algunas personas se hunden en momentos difíciles y otras salen fortalecidas? María podría haber reaccionado de forma muy distinta. Pero supo hacerle frente a un agente perturbador o a un estado de situación adversa. Así se define a la resiliencia. La especialista en psicología y negocios Diane L.Coutu explica en la serie «Inteligencia Emocional», de Harvard Business Review y editado en español por Reverté Management, que «las primeras teorías sobre la resiliencia subrayaban el papel de la genética. Simplemente algunas personas nacen resilientes y otras no, se decía. Por supuesto que hay algo de verdad en esto, pero un buen número de evidencias empíricas (procedentes tanto de niños como de supervivientes de campos de concentración o de negocios que renacen de sus cenizas) sugiere que la resiliencia se puede aprender. Otros psicólogos afirman que las personas desafortunadas desarrollan las habilidades asociadas a la resiliencia más fácilmente que aquellos que disfrutan de unas circunstancias ventajosas». Coutu apunta que, hoy en día, la resiliencia es un tema de actualidad en los negocios, aunque los estudios pioneros de Norman Garmezy, profesor emérito de la Universidad de Minnesota, iniciaron la investigación académica sobre la resiliencia hace unos 40 años. «Las empresas y las personas con más éxito muestran un sólido sistema de valores y los sistemas de valores de las compañías resilientes cambian muy poco con el paso de los años y sirven de andamiaje en los tiempos difíciles», concluye L. Coutu que define la resiliencia «como una de las habilidades emocionales que cualquier persona del siglo XXI debe dominar». Carlos González Alonso, profesor de ESIC y autor de «Homo Resiliens», señala que el concepto se puso de moda a lo largo de la crisis, pero está en boga en el sector de los Recursos Humanos desde mucho antes. Define la resiliencia como «la capacidad de superación, la capacidad de salir fortalecido en los momentos de crisis» y señala que las empresas lo deberían incorporar en sus modelos de gestión de sus profesionales. Destaca que, «en los procesos de selección, tendría que valorarse el nivel de resiliencia de los candidatos. Es un elemento que se ha de incorporar en los perfiles profesionales y una condición “sine qua non” en los directivos». No todo el mundo es resiliente por naturaleza pero «es una competencia que se puede desarrollar a través de técnicas como el “mindfulness” o la psicología positiva», asegura González Alonso.

En las distintas culturas, la capacidad de superar las adversidades de la vida es una característica esencial para convertirse en un gran líder. Según los investigadores Jeffrey A. Sonnenfeld y Andrew J.Ward, «los auténticos líderes no se desmoronan. Las derrotas les impulsan a reincorporarse a la lucha con mayor fuerza y determinación». Poca gente personifica este viaje mejor que el presidente Jimmy Carter. Después de su devastadora derrota para la reelección frente a Ronald Reagan, estaba agotado emocionalmente. Sin embargo no se refugió en la ira y la autocompasión, relatan los especialistas, sino que luchó para restaurar su influyente papel en los acontecimientos mundiales. «La clave de la resiliencia es esforzarse mucho, luego parar, recuperarse y continuar de nuevo», como apuntan el conferenciante, Shawn Achor y la psicóloga Michelle Gielan.

Cómo recuperarse

Uno de los pasos más importantes en el camino hacia la recuperación es afrontar el fracaso y aceptarlo. Los investigadores Jeffrey A. Sonnenfeld y Andrew J.Ward en la serie de libros titulada «Inteligencia emocional» aconsejan que, a medida que comenzamos a reconstruir nuestra carrera, debemos asegurarnos de que: «el fracaso es un inicio, no un final. Siempre es posible regresar al punto de partida; mira hacia el futuro. Las acciones preventivas son, a menudo, más efectivas que las reactivas; es importante ayudar a los demás a que afronten su fracaso».

Source: The PPP Economy

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