La recuperación económica global queda dividida en dos velocidades


Con esta son trece las reuniones que Merkel ha organizado con el director de la Organización Internacional del Trabajo Guy Ryder, con la gerente del FMI Kristalina Georgieva, el secretario general de la OCDE Mathias Cormann, el presidente del Banco Mundial David R.Malpass, la directora general de la OMC Okonjo-Iweala y el presidente del Banco de Desarrollo Africano Akinwumi Adesina. Todos los participantes aprovecharon este último encuentro para agradecer y destacar el papel de liderazgo global de la canciller alemana y entre ellos, muy especialmente Adesina, que se despidió bautizando a Merkel como la «amiga de África» y remarcando que «en África escribimos su nombre con letras del oro». Pero aparte de los halagos, los responsables de las instituciones económicas internacionales compartían por última vez con la canciller serias preocupaciones sobre la evolución de la línea global de recuperación económica después de la pandemia. Muy especialmente Georgieva hizo hincapié en que que el 6% de crecimiento global que se espera para este año esconde una gran desigualdad entre los países industrializados y los países en desarrollo, en los que el PIB no solo se ralentiza sino que en muchos casos incluso retrocede.

Y el problema no afecta solamente a la parte del mundo más pobre. «Los bloqueos de las cadenas de suministros afectan también a las industrias más desarrolladas, el hecho de que los países más pobres no mejoren aumenta las situaciones de inestabilidad en el mundo, lo que también acabará afectando en forma de olas migratorias, por ejemplo, y además los programas de ayudas económicas están dejando un problema de inflación que deriva en subidas de tipos de interés, y esto supone un grave lastre para los países más endeudados», resumió laos tres factores que impiden a las organizaciones internacionales mirar la recuperación económica global con optimismo. «Aun así», insistió Georgieva, «la prioridad económica número uno para el mundo entero es la vacunación. El país que antes consiga avanzar en esto tendrá más posibilidades de impulsar su economía, de manera que la mejor política económica en estos momentos es lograr la vacunación de las poblaciones».

Por parte del Banco Mundial, Malpass subrayó que la pobreza en los países en desarrollo está empeorando a causa de la inflación. «Los precios altos afectan más a los que menos tienen y a eso se suman los más elevados intereses de la deuda, por lo que es deseable una mayor transparencia y un mayor equilibrio entre los países acreedores y los países deudores», revindicó. También señaló la necesidad de que el suministro de vacunas fluya hacia los países africanos. Adesina precisó que solamente el 2,4 de los africanos tienen acceso a la vacuna. «No podemos seguir a la cola del suministro», se quejó, aludiendo además al lastre de la deuda y a la reducción de inversión extranjera en África como consecuencia de la crisis. “Se están dejando de invertir 40.000 millones, dinero esencial para el apoyo de los emprendedores, que son fundamentalmente jóvenes y mujeres”, anotó.

Okonjo-Iweala se felicitó por su parte del papel del comercio internacional durante la crisis. Reconoció que el retroceso del 8% todavía no se ha recuperado, pero recordó que el comercio internacional de medicamentos ha aumentado un 16%, en la misma línea que el de alimentos, para concluir que «esta crisis hubiera sido mucho peor si el comercio no hubiera funcionado». «El problema es que, mientras EE.UU., China y Europa se recuperan, África, Latinoamérica y el este de Asia no muestran impulso, de manera que hablamos de una recuperación de dos velocidades que amenaza la estabilidad global». Su principal objetivo al frente de la OMC es mejorar las cadenas de exportación de vacunas y el suministro de componentes. Puso como ejemplo la vacuna de P

fizer-BionTech, que se fabrica con 280 componentes que proceden de 19 países. Lamentó sin embargo que el 80% de las vacunas son exportadas por solamente 10 países «y en esto la política juega un papel muy importante, debemos descentralizar la producción de vacunas y en la reunión del 3 de septiembre esperamos avanzar en este sentido».

Ryder aportó al análisis su percepción de pérdida de un 8,8% del empleo global y remarcó que en algunas regiones se ha destruido cuatro veces más empleo que en la anterior crisis. «El mundo no es todavía como antes y tardará mucho en serlo», dijo sobre el mercado laboral. Como soluciones apuntó «la necesidad de intensificar el diálogo entre los gobiernos, las patronales y los trabajadores, para invertir correctamente los enormes recursos de las ayudas para la recuperación, y el multilateralismo». «Habría sido imposible gestionar esta crisis sin colaboraciones como esta».

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