La quinta ola deja a España sin la ansiada explosión del consumo


Los locos años 20 del siglo XXI tendrán que esperar en lo que a explosión del gasto se refiere. Aunque el desembolso en actividades relacionadas con el turismo y el ocio comienza a repuntar tras la mayor crisis sufrida desde la Guerra Civil, España se quedará sin un ‘boom’ del consumo nacional en los próximos meses por la quinta ola de la pandemia y por la incertidumbre laboral que aún persiste en el horizonte. De este modo, la bolsa de 68.000 millones de ahorro adicionales que en BBVA Research calculan que tienen los españoles guardados se liberará poco a poco y de forma sostenida por la incertidumbre laboral y el repunte de los contagios.

Una parte del ahorro acumulado ya se ha empezado a utilizar tras el fin del estado de alarma y las vacaciones de verano. Las compras con tarjeta en julio superaron en un 28% a las realizadas en el mismo mes de 2019 y, además, el avance del gasto con tarjetas españolas, tanto presencial como online, compensó el descenso de las transacciones con las extranjeras, según datos del servicio de estudios BBVA. Los analistas de la entidad también pronostican que si el ahorro embalsado de 68.000 millones es asimilado como un aumento de la renta de los hogares, el consumo podría aumentar en promedio, entre un 1,1% y 2% en 2021 y 2022. «Esta crisis extraordinaria ha generado un incremento sin precedentes del ahorro de los hogares. Este repunte del ahorro se ha producido por una caída del gasto en consumo (-12%) mucho más pronunciada que la disminución de la renta disponible (-3%). Por tanto, se ha generado un enorme exceso de liquidez especialmente entre los segmentos de población con las rentas más altas y con una propensión marginal al consumo menor», explica Enrique Porta, socio de Consumo de KPMG.

Sin embargo, este crecimiento se ve ahora amenazado por la quinta ola de contagios y por un nuevo descenso de la confianza del consumidor en julio. En esta línea, se dan varios argumentos que sostienen que este ahorro solo se trasladará al consumo de forma limitado, como que las familias que más han ahorrado son las de rentas altas, que cuentan con una menor propensión a consumir. También hay otras razones, como que los españoles pueden interpretar que el aumento de la deuda pública desembocará en mayores impuestos futuros y la incertidumbre que aún planea sobre el mercado laboral con 3.416.498 parados a cierre de julio más los 331.486 trabajadores que siguen incluidos en un ERTE y los casi 220.000 autónomos acogidos al cese de actividad.

«A muy corto plazo, en lo que queda de verano, el consumo seguirá repuntado de la misma manera que lo está haciendo actualmente debido al ahorro disponible, las ganas de disfrutar de unas merecidas vacaciones tras un período realmente duro, complejo e intenso, la reducción de las restricciones y el avance en el proceso de inmunización. La evolución del consumo en otoño dependerá de diversos factores como son el ritmo de vacunación, el de eliminación de las restricciones, el impacto de las nuevas variantes del virus, la evolución real de la economía y el empleo tras la temporada de verano y, sobre todo, de la confianza del consumidor», ahonda Porta.

Mayor desconfianza

La quinta ola y el hecho de de no vislumbrar el final definitivo de la pandemia está mermando la confianza y es un impedimento para el ansiado ‘boom’ del consumo. El dato de la confianza del consumidor en julio dejó entrever el primer retroceso desde el pasado enero. La confianza de los españoles en la economía bajó ligeramente por la peor valoración de la situación actual y de las expectativas en coincidencia con la quinta ola de contagios. Así, el ICC difundido por el CIS se situó en julio en 91,9 puntos, por debajo de los 97,5 de junio, con lo que se alejó de los 100 puntos que marcan el umbral entre la percepción positiva y negativa.

En este escenario, los expertos consultados señalan que la precaución junto con un repunte moderado del consumo serán las notas predominantes durante el verano y los próximos meses. Massimo Cermelli, profesor de Economía de Deusto Business School, cree que el consumo va a crecer, pero no será tan elevado como para liquidar del todo la bolsa de ahorro acumulado. «No va haber una explosión del consumo muy fuerte porque hay gente que ha perdido el trabajo y no ha podido ahorrar. Además, cuando hablamos de ahorro nos referimos sobre todo a las rentas más altas, que tienen una propensión marginal a consumir más baja», explica Cermelli. «Es cierto que repuntará el consumo y se reactivarán las inversiones, pero no tanto como para hablar de fiesta y de consumo desmadrado», añade el profesor de Deusto.

Por su parte, Juan Carlos Higueras, analista económico y profesor de EAE Business School, destaca el repunte del consumo producido tras el estado de alarma. «En la medida en la que avanza el proceso de vacunación, muchas familias que tenían miedo al contagio ya comienzan a salir y consumir servicios para recuperar la anterior normalidad, por tanto, se está liberando poco a poco esa gran bolsa de ahorro forzoso de muchas familias», indica. No obstante, Higueras advierte de la presencia de nubarrones que pueden oscurecer el horizonte. «El consumo seguirá repuntando en lo que queda de verano y también durante el otoño, si bien dependerá de factores inciertos que se ciernen sobre nuestra economía como son la inflación, la subida del salario mínimo y, sobre todo, la evolución del paro a partir del mes de octubre, pues si aumenta por finalización de los contratos de verano, muchas familias evitarán consumir por motivos de precaución», explica.

«El consumo debería aumentar gradualmente hasta que el exceso de ahorro acumulado desaparezca, siempre y cuando no cambien las previsiones macro, porque las incertidumbres acerca del empleo (ERTE incluidos) pueden desacelerar el consumo de aquellas familias más humildes. Es decir, que veremos una tasa de crecimiento del consumo mayor durante el verano y una menor, por la desaceleración y la incertidumbre, en otoño», concluye el profesor de EAE Business School.

El repunte del gasto irá así de la mano de la evolución de la pandemia, pero también de la economía. «El incremento del gasto puede ser temporal. La gente que ha podido ahorrar y que se está gastando ese dinero lo quiere emplear en lo que no ha podido hacer hasta ahora, como irse de vacaciones. No obstante, con más de cinco millones de españoles vacunados y una situación epidemiológica que va mejorando, durante los próximos meses y a medida que la población vacunada siga creciendo, creo que la intención de gasto aumentará conforme a la mejora de la economía», opina, por su parte, Jesús Madurga, CEO de la agencia de marketing digital NeoAttack.

Los sectores que se verán más favorecidos por el crecimiento moderado del consumo serán aquellos que se vieron más afectados durante los confinamientos y restricciones del año pasado y del invierno, como los vinculados al ocio, la hostelería o el turismo nacional, pero también el de la vivienda y el de las reformas del hogar. Con la llegada del verano observamos un importante crecimiento de la intención de consumo de productos y actividades de ocio y turismo. Más adelante, es muy probable que gastemos el ahorro embolsado en lo que dejamos de consumir hace un año: gasto en servicios, fundamentalmente alojamientos, bares y restaurantes, ocio y entretenimiento», predice Madurga.

Inversión en vivienda

Una buena parte de los 68.000 euros que los españoles tienen ahorrados como consecuencia del aplazamiento del consumo durante los meses de pandemia acabará invertido en vivienda. Esta es una de las conclusiones del último informe «Situación España» del BBVA, donde se asegura que la baja rentabilidad en activos libres de riesgo y los cambios en las preferencias de los hogares estarían redirigiendo parte de estos fondos hacia la inversión residencial.

Del análisis del BBVA también se extrae que los fundamentales del sector son mejores que en el pasado por varias razones. Por un lado, el precio se encuentra en torno a un 20% por debajo de máximos históricos y su ajuste ha sido inferior al de otras recesiones. Además, no hay desequilibrios, y empresas y hogares muestran una mejor situación financiera.

«El inmobiliario es un sector que va a repuntar porque la pandemia ha puesto de relieve la importancia del hogar, así como el de las reformas y la mejora para ganar, por ejemplo, luminosidad en nuestras casas», señala Massimo Cermelli, profesor de Economía de Deusto Business School.

Las clases medias-altas y altas serán quienes asuman estos gastos por haber sufrido menos la crisis económica derivada de la sanitaria y también por la tendencia a invertir en activos que, además, pueden generar ingresos futuros. «Estos grupos, que han contenido sus decisiones de inversión durante el año 2020, comienzan a retomar el desembolso en vivienda como consecuencia de la política dulce del BCE en términos de tipos de interés. Esto hace que las hipotecas sean muy atractivas, pero también se deriva del incremento del IPC, que conlleva que la inversión en un activo como la vivienda anule la pérdida de poder adquisitivo de ese ahorro embalsado», explica Juan Carlos Higueras (EAE Business School).

El sector financiero también está acelerando este proceso mediante el lanzamiento de ofertas atractivas dirigidas a la compra de vivienda. «Esto se hace no solo por los posibles márgenes financieros, sino porque es también un instrumento de captación y mantenimiento a largo plazo de los clientes aparte de que prestando más dinero son menos penalizados por el BCE», ahonda Higueras.

Al mismo tiempo, la pandemia y el teletrabajo han impulsado cambios en el comportamiento del consumidor. Las familias apuestan ahora por cambiar la vivienda actual por otras a las afueras de la ciudad con espacios más amplios, menos congestión de tráfico, zonas verdes y, sobre todo, mayor superficie de vivienda habitable y, en general, con una relación una relación entre calidad y precio superior a lo que tenían antes. Las reformas, según fuentes del sector, también se verán impulsadas por la nueva necesidad de mejorar el hogar.

Vuelta a los bares tras los meses de pandemia

La vuelta a los bares ya es un hecho en España. Durante los meses de marzo y abril la restauración ha logrado incrementar su facturación un 40,5% y un 66%, respectivamente, en comparación con los meses de enero y febrero de 2021, sin tener en cuenta datos de turismo, en base a las últimas cifras disponibles de Kantar. «No tenemos aún cifras del verano, el cierre de 2021 dependerá del ritmo de vacunación final, de cómo afecte la quinta ola y de la evolución del desempleo», augura Ana Machota, directiva de Kantar en España.

«La hostelería sufrió mucho, pero cuando las restricciones se levantaron, la actividad económica de este sector se ha ido recuperando. Al consumidor le apetece ir al bar, vamos volviendo a la normalidad y esta situación nos hace pensar en datos esperanzadores», pronostica Machota.

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