"La participación de los trabajadores en el capital es la clave del éxito de Carmignac"


El director de Gestión de Carmignac cree que la volatilidad de los mercados seguirá aumentando en lo que queda de 2016, pues existen diversos focos de inestabilidad que lejos de desaparecer se están acrecentando. También considera que los emergentes podrían empezar a recuperar pronto «parte del terreno perdido».

– Uno de los hitos de Carmignac es que tanto los empleados como los directivos participan en el capital social de la firma. ¿Cómo afecta esto al funcionamiento diario del negocio?

– Carmignac nunca ha tenido dificultades para atraer a excelentes profesionales en todos los ámbitos del negocio. En este sentido, la prioridad ha sido garantizar que las numerosas incorporaciones de los últimos años encajen plenamente en la cultura corporativa y que su espíritu emprendedor perdure. La clave de este éxito ha sido ofrecer a los empleados, cada vez a un mayor número, la oportunidad de convertirse en accionistas. Tras dos años de rendimiento sobresaliente, tienen la posibilidad de comprar acciones de la compañía. Para cualquier persona involucrarse y comprar una participación en la empresa en la que trabaja es una decisión muy importante. Dar ese paso exige pasión, confianza y compromiso. Los que lo hacen, muchos, no cambian su actitud, pues ya era muy buena, pero sí su horizonte, ya que en su día a día se preocupan por el futuro a largo plazo. Es algo único.

­ – ¿Cuáles son sus perspectivas para el mercado español? ¿Qué diferencias encuentra en comparación con otros europeos?

– España es un mercado de inversores precavidos. Lo era antes de la gran crisis y lo sigue siendo ahora. Históricamente ha sido proclive a la renta fija. Actualmente, con unos tipos de interés tan bajos, los inversores se enfrentan a una dilema: cómo lograr una rentabilidad aceptable a sus ahorros a largo plazo sin correr riesgos excesivos.

– ¿Tiene Carmignac un estilo propio de gestión?

– El «modus operandi» de Carmignac es especialmente idóneo para el caso específico de España. El año pasado añadimos a nuestra eslogan la frase «Gestores de riesgos» para recordar que la gestión del riesgo es la esencia de nuestra filosofía de inversión. Siempre que ha sido necesario centrarnos en la preservación del capital de nuestros clientes, lo hemos hecho con éxito. Precisamente, la envergadura de los desequilibrios de los mercados mundiales está haciendo que ese estilo propio vuelva a ser muy interesante para los inversores españoles.

– ¿Cuáles son los componentes ideales para estructurar una cartera de inversión actualmente?

– Al menos desde 2012, los bancos centrales han impulsado al alza los precios de las acciones y los bonos, por lo que la diversificación no es tan relevante, ya que todos los mercados se han tornado ahora bastante caros. Nunca se sabe cuánto tiempo pueden durar estas distorsiones, parecería lógico empezar a ser más cautos a partir de ahora. Los mercados ya han empezado a mostrarse más volátiles. Esto significa que ha llegado el momento de estructurar carteras más equilibradas y orientadas a valores de calidad, poniendo un mayor énfasis en el potencial de beneficio a largo plazo. Curiosamente, los mercados emergentes, que no se han beneficiado del apoyo de los bancos centrales, han registrado un comportamiento inferior en los últimos cinco años. Éstos podrían empezar a recuperar, en breve, al menos una parte del terreno perdido. No obstante, las inversiones deben realizarse con mucha cautela

– ¿En qué tipo de fondos conviene invertir actualmente?

– Nuestros especializados que se centran, por ejemplo, en los mercados de renta variable emergente o en las reservas de los productores de materias primas, tienen por objeto batir a sus respectivos universos de inversión a largo plazo. Un inversor particular debería decidir a qué porcentaje de sus ahorros daría este enfoque y, posteriormente, confiar a un profesional la tarea de optimizar su rentabilidad. Nuestros fondos mixtos están concebidos para ser flexibles y adaptarse a los perfiles de riesgo de los diferentes mercados.

– ¿Cuáles son sus perspectivas para el semestre largo que queda de 2016?

– Esperamos que la volatilidad siga aumentando. Tras varios años de confort gracias al apoyo de los bancos centrales, la realidad de los mercados es nueva. Están perdiendo la capacidad de controlar la inestabilidad y las valoraciones están más al albur de los macroindicadores. Y, en este sentido, la situación no está clara. Por el momento, los inversores parecen creer que la economía estadounidense se está estabilizando, y también la china, y, por tanto, todo el mundo saldrá beneficiado. Este panorama de color de rosa puede ser complaciente, ya que algunos datos muestran claros indicios de fatiga en la economía de EE UU. China, por su parte, decidió recientemente «adelantar» el crecimiento económico futuro mediante un vasto programa de apoyo a los sectores inmobiliario e industrial financiado con deuda. Esta estrategia beneficia a la actividad mundial a corto plazo y apuntala los precios de las materias primas y los mercados financieros. Pero, en vez de arreglar los desequilibrios del gigante asiático, los está agravando.

– ¿Durará mucho más la política monetaria expansiva del BCE?

– Si se considera que la misión más importante del BCE, si no la única, es estabilizar la inflación en un nivel cercano al 2%, no cabe duda de que las medidas adoptadas han fracasado por el momento. Mientras las presiones deflacionistas a escala mundial sigan teniendo tanto peso, consecuencia del sobreendeudamiento y el exceso de capacidad en China, es muy probable que el BCE siga fracasando. Es indudable que seguirá haciendo lo único que puede hacer: ajustar su política monetaria cada vez más acomodaticia y con unos efectos cada vez menores. Con la última ronda de relajación cuantitativa, el euro debería haberse depreciado, ayudando a las exportaciones europeas. Pero no ha sido así, e incluso se ha apreciado. Ahora que el BCE se está quedando sin margen, cabría esperar que los gobiernos tomaran el relevo y comenzaran a apoyar la economía a través de políticas presupuestarias rotundas. Desafortunadamente, Alemania es el único país europeo capaz de aplicar un programa de estímulo presupuestario de gran calado, pero no tiene intención de hacerlo para no menoscabar sus finanzas públicas.

Source: The PPP Economy

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