La inyección de liquidez evitó el colapso de Europa


El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. Así lo asegura el denominado «efecto mariposa» que surge de la teoría del caos. Hace diez años, la quiebra de una entidad financiera en Wall Street causó la debacle del sistema financiero europeo, debido a la fuerte exposición a la banca de inversión estadounidense. Los estados europeos salieron en tromba a inyectar dinero público a las entidades financieras por miedo a la destrucción de todo el sistema económico. Pero los efectos inmediatos quizás no fueron los más devastadores. La gran crisis de liquidez en los mercados financieros coincidió con el estallido de la burbuja inmobiliaria en países como Irlanda y España, llevando consigo un paro masivo y el debilitamiento de las finanzas públicas con el aumento del déficit. También coincidió con el reconocimiento por parte de Grecia de que había falseado durante años sus números para entrar en la moneda única y que su déficit público real triplicaba el conocido hasta el momento. La crisis financiera se reconvirtió en crisis de deuda ya que Grecia puso de manifiesto el pecado original de la moneda única: la ausencia total de mecanismos comunes para hacer frente a la crisis. Todo desastre necesita su mesías. El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, se ha convertido en uno de los grandes salvadores de la moneda única y por, ende, de la UE. «El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente», afirmó en 2012. Desde entonces, la entidad financiera se adentró en un terreno desconocido y transitó la misma ruta de la Reserva Federal Estadounidense. Las políticas expansivas perduran y nos encontramos cerca de ponerles fin pero aún falta mucho por hacer: no hay eurobonos, ni un Tesoro Único europeo, ni un salvavidas que respalde al fondo único de resolución, ni un sistema de garantía de depósitos común, ni un fondo ad-hoc para la zona euro que mantenga la inversión en momentos de crisis. ¿Habrá una nueva tempestad? Todo indica que sí. Y que la UE no ha aprendido lo suficiente.

Source: The PPP Economy

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