La industria de las piscinas se da un chapuzón de innovación


La crisis apenas ha salpicado a la industria de las piscinas. A pesar de la incertidumbre, el sector ha vivido en los últimos meses un crecimiento de la actividad «enorme», llegando incluso a tener problemas de abastecimiento de ciertos productos, y crece una media de tres veces más que la economía española, según datos de la Asociación Española de Profesionales del sector piscinas (Asofap). El director de esta patronal, Agustí Ferrer, define a esta actividad como «una creadora neta de riqueza en el país». Y es que puede que usted esté leyendo este artículo desde alguna de las más de 1,1 millones de piscinas que hay en España. Una cifra que confirma el impacto de un sector que, aunque desconocido para muchos, sigue avanzando en su grado de conectividad y digitalización, mostrando que su futuro es tecnológico y sostenible.

Una de las apuestas más claras es la de hacer al cliente fácil el mantenimiento de la piscina, a la par que se mantiene la calidad del agua. Es por lo que uno de los productos que más ha aumentado su demanda son los equipos de cloración salina, que dosifican el tratamiento para que el agua siempre esté en condiciones. Lo tradicional sería la pastilla de cloro y un análisis del agua, pero este sistema ha evolucionado a sistemas más automáticos que monitorizan de forma constante los niveles de la piscina y que avisan al usuario en el caso de faltar una determinada cantidad de producto, explica David Tapias, director de I+D de Fluidra, la multinacional española referente en este sector.

«Hay equipos que te controlan, te avisan y te guían en cómo hacer un tratamiento», continúa Tapias, y señala que hay otros que directamente añaden el producto que falta: «Como usuario tienes la tranquilidad de que la piscina tiene una calidad buena», explica. Ello también facilita a los profesionales encargados de analizar el agua de las piscinas hacer intervenciones más quirúrgicas, ya que permite hacer revisiones remotas a través de una app y centrarse más en aquellas en las que hay un problema.

Sin duda, las piscinas de sal han ganado terreno en los últimos años. Este agua «es muy confortable para el organismo», afirma Tapias, aparte de que se evita el almacenaje y la manipulación de productos químicos. El sistema añade sal al agua cada cierto tiempo y a través del clorador de sal se genera un desinfectante. «Te garantiza que vas a tener siempre una piscina en un nivel de desinfección correcto», explica Tapias.

Hasta el último rincón

El despliegue tecnológico en el sector no ha sido vertiginoso, como reconoce Tapias, pero cada vez aparecen más soluciones novedosas. Un ejemplo son los robots de limpieza, aliados en la farragosa tarea de la limpieza, en especial del fondo y los laterales.

Es el caso de Dolphin, un limpiafondos automático de la compañía Maytronics que filtra el agua para eliminar la suciedad y el polvo a la vez que cepilla todo el perímetro con el objetivo de que «el agua quede cristalina». Aunque no solo recorre el fondo de la piscina, donde se acumulan bacterias y algas. Como afirma el director general para Iberia y Latam de Maytronics, Miguel Berlinsky, es capaz de subir por las paredes y limpiar la línea de flotación. Cubre hasta el 95-98% de la superficie de la piscina, y su tecnología evita que quede atrapado en esquinas o escaleras. El robot ayuda también a mejorar la sostenibilidad, puesto que hace que el filtro de la piscina tarde más en llenarse, reduciendo «el derroche de agua y químicos».

Y es que la sostenibilidad, coinciden los expertos, es uno de los caminos en los que el sector está transitando, no solo en la fabricación, por ejemplo, de bombas de calor más eficientes sino también en todo lo relacionado con que los productos sean más fáciles de reparar, alargando así la vida del elemento, y de reciclar.

Desde este punto de vista, el del ciclo de vida del producto, es como miran la sostenibilidad en Rosa Gres, un fabricante de piscinas que trabaja con gres porcelánico, un material que no pierde sus propiedades y con el que «los productos tienen una duración mucho mayor», defiende el presidente de la compañía, Marcelino Sugrañes, que niega que los artículo sostenibles sean «mucho más caros».

Cree que cada vez son más las piscinas que se están certificando sobre si se ha construido con sistemas y materiales sostenibles. Para ello, trabajan construyendo piscinas desbordantes, donde el agua está al mismo nivel que el borde y con el que se consigue que se pierda menos agua. Es una técnica propia de piscinas comerciales pero que, poco a poco, se está abriendo paso en las residenciales.

Source: Noticias

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