La era de las empresas con propósito ya no admite ‘planes b’


Hablar de empresas comprometidas, sostenibles y con propósito no es nada nuevo, pero sí que asistimos a una toma de conciencia de lo que realmente significan e implican estos conceptos tanto para la sociedad como para las compañías. «La sostenibilidad ha pasado de ser una opción, a resultar la única alternativa. Las empresas que no sean sostenibles no tienen futuro», señala Cristina Sánchez, directora general del Pacto Mundial Naciones Unidas España. No se ha llegado a esta conclusión de un día para otro sino que «ha habido un proceso de madurez de las estrategias de sostenibilidad, de comprobar que tienen un impacto positivo para el negocio, al tiempo que también lo tienen para las personas y el planeta. Y que hay desafíos a los que hacer frente, como el cambio climático, la escasez de recursos, las desigualdades…», añade. Las empresas que no lo hagan se quedarán atrás mientras que las que actúen en consecuencia, se convertirán en pioneras, en líderes.

El actual marco regulador ha sido una de las palancas para llegar al punto en el que estamos y las grandes empresas han tenido un efecto tractor sobre su ecosistema (proveedores, contratistas, consumidores). Además, el mercado inversor apuesta cada vez más por las empresas con un alto desempeño en sostenibilidad, «pues son las que mayores oportunidades generarán a medio y largo plazo», recuerda Sánchez. A lo largo de 2020 se ha visto cómo las compañías con valores sostenibles y mejores perfiles ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) lograron un mejor desempeño que sus pares. «El 81% de índices sostenibles, de una selección mundialmente representativa, tuvo mejor desempeño que los índices de referencia. Es por ello que la Inversión Socialmente Responsable ya alcanza los 285.454 millones de euros según Spainsif».

El 40% de los fondos europeos están destinados a proyectos vinculados a la sostenibilidad y la descarbonización de la actividad económica

Concha Iglesias, socia líder de Sostenibilidad y Cambio Climático de Deloitte España, reconoce que las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de la gestión proactiva del impacto medioambiental, social y de gobernanza. «Considerar factores ESG en la estrategia y realizar análisis de riesgos no sólo ahorra costes sino también determina el futuro de la compañía, ayudando a su crecimiento, accediendo a financiación, respondiendo a reguladores y a grupos de interés. La contribución a la Agenda 2030 es un reto global, en el que las empresas españolas están contribuyendo de manera significativa en el reto de transformación hacia un modelo más sostenible».

El desafío de la sostenibilidad no tiene marcha atrás. «Igual que los analistas han definido tradicionalmente si unos resultados financieros hacen a una empresa merecedora de inversión, ahora necesitan ver la fotografía completa, que incluye criterios no financieros indispensables para comprender hacia dónde va esa compañía», resalta Iglesias. Vamos a ser parte del primer continente descarbonizado en 2050, y hace falta dar pasos necesarios para minimizar riesgos y maximizar el impacto positivo, demostrando que el negocio sea sostenible. «La oportunidad de sumar nuestro negocio a este gran reto conlleva innumerables beneficios, desde reducir costes operativos en una mejor gestión de riesgos medioambientales, acceder a financiación o contar con profesionales más comprometidos y felices. Se trata de reconocer el gran impacto que las empresas tienen, no solamente generando rentabilidad financiera, sino en su contribución a un modelo de sociedad más sostenible», puntualiza la consultora.

Hoja de ruta

Desde CEOE señalan un gran cambio de paradigma donde cada vez más empresas están enfocadas al propósito teniendo más presente a sus grupos de interés y contribuyendo así cada vez en mayor medida a la sociedad. «El propósito ha permeado en la cultura de la empresa, consiguiendo avanzar hacia una economía más sostenible. Estamos viendo cómo son cada vez más empresas las que informan de sus acciones en temas sociales, medioambientales o de gobernanza, logrando con ello una mayor transparencia y confianza para sus grupos de interés», indica Carmen Planas, presidenta de la Comisión de RSE de CEOE.

El 81% de índices sostenibles, de una selección mundialmente representativa, tuvo mejor desempeño que los índices de referencia

Las empresas españolas venían desarrollando actuaciones en materia de sostenibilidad desde hace tiempo. Con la aprobación de los ODS por Naciones Unidas en 2015, «las empresas han podido plasmar estas actuaciones en distintos objetivos y metas, los que conforman los 17 ODS. Lo que ha conseguido esta hoja de ruta es dar una mayor visibilidad y claridad, pudiendo ver de una forma más homogénea el trabajo de las empresas en áreas como salud, educación, medio ambiente, sociedad, gobernanza, alianzas, etc.», añade. Los ODS han sido además un impulso para que cada vez más empresas, indistintamente de su tamaño, avancen en la sostenibilidad entendida en su más amplia acepción. «Han proporcionado un lenguaje común que está siendo de gran utilidad para comunicar, medir y avanzar en estos objetivos compartidos de aportar a un mundo mejor», resalta Carmen Planas.

La Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) realizó en 2019 la declaración sobre “La empresa con propósito” en la que quedaba de manifiesto que además de la creación de valor para los accionistas, las empresas deben crear valor para el resto de sus “stakeholders”: clientes, proveedores, trabajadores, la comunidad en la que opera y el planeta. «El propósito es transformador de la economía y de la sociedad y nosotros somos un elemento importante para trasladarlo», explica Laura González-Molero, presidenta APD. La pandemia nos ha obligado a una reflexión «nos ha hecho más conscientes de la importancia de tener sistemas robustos donde las personas son la clave y la tecnología es la herramienta que nos ayuda a gestionar cualquier ecosistema u organización. Ha sido un elemento acelerador del propósito», puntualiza.

A día de hoy, «el propósito es un elemento motivacional para captar talento y retenerlo». En los consejos de administración ya se habla de propósito, debe ser un elemento de gestión a la hora de tomar decisiones. La presidenta de APD cree esencial «vincular el propósito con estrategia» y asegura que tener ese foco «es garantía de éxito».

Tal y como recuerda Concha Iglesias, de Deloitte España, fijarse un propósito es fundamental, «no se entiende un modelo de negocio sin una hoja de ruta hacia un “por qué” claramente definido». Sin embargo, una vez definido el propósito, se trata de asumirlo, integrarlo en todas las capas organizativas y demostrar la contribución en la sociedad.

Fondos europeos

Junto con la digitalización, la segunda prioridad fundamental para la ejecución de los fondos europeos Next Generation EU está directamente relacionada con la transición digital. «De acuerdo a las directrices definidas por la Unión Europea, los Estados miembros tienen que dedicar al menos el 37% a este capítulo. El Plan de España va más allá, hasta alcanzar más del 40% de los fondos destinados a la sostenibilidad», indica la presidenta de la Comisión de RSE de CEOE.

En consecuencia, desde el punto de vista empresarial, las compañías deben diseñar proyectos con una importante dimensión de transición ecológica si quieren aspirar a recibir fondos en las distintas licitaciones de contratos públicos y convocatorias de subvenciones. «Solo así podrán, por tanto, acceder al grueso de los fondos. Adicionalmente, en la ejecución del Plan, todas las reformas e inversiones que se incluyen en él deben cumplir con el principio de no causar un perjuicio significativo al medio ambiente (principio DNSH por sus siglas en inglés), lo que garantiza un pleno respeto de las actuaciones empresariales con el medio ambiente y su entorno».

Cristina Sánchez señala que el Plan de España se posiciona como un acicate más para poner la sostenibilidad en el centro de las estrategias empresariales y conseguir propiciar un cambio sistémico de la economía centrado en la resiliencia y la sostenibilidad. «En la aplicación de estos fondos, se deben tener siempre en cuenta la sociedad y la economía que queremos construir: más próspera, sostenible y resiliente», añade. Laura González-Molero, por su parte, recuerda la necesidad de «ser capaces de aterrizar estas ayudas que calen en todo el tejido empresarial español, no solo en las grandes empresas y para ello hacen falta proyectos transversales».

En el Observatorio de RSC llevan años trabajando en el impulso de la correcta aplicación de la responsabilidad social corporativa. «No solo es importante los compromisos que adoptas sino cómo implementas las políticas y procedimientos para que los riesgos a los que están expuestos no se materialicen», indica Orencio Vázquez, coordinador del Observatorio de RSC.

En España se ha dado un salto cualitativo y cuantitativo una vez que las empresas con más de 500 trabajadores primero, y más de 250 después, tienen que presentar el estado de información no financiera. No obstante, Vázquez cree que a día de hoy existe «sobreactuación y publicidad constante de las empresas que genera mucha confusión. Resulta difícil imponer conductas en empresas que incluso son líderes en algunos países», afirma. Se lamenta que haya empresas que hacen cosas contradictorias y que se produce una «desfiguración total de la realidad de forma premeditada». El problema es que las conductas incoherentes muchas veces «tienen poca repercusión en la empresa». En su opinión, «todos tenemos nuestra responsabilidad y la sociedad debe cuestionarse la forma de actuar de las empresas».

Sin perdón

La presidenta de APD cree que la empresa que cometa el error del ‘greenwashing’, la práctica de marketing verde destinada a crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica, «no se lo van a perdonar, ni Estado ni empleados ni clientes, no tendrán futuro». Asegura que la sostenibilidad ya está interiorizada como uno de los valores del siglo XXI y «no estamos dispuestos a renunciar».

Formación para transformar

El conocimiento en profundidad de los ODS es el primer paso de todas las guías de referencia para trabajar la Agenda 2030. «Un paso que requiere consecuentemente de formación en este ámbito», explica Cristina Sánchez, directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España. Desde esta institución alentan a las empresas a realizar formaciones en ODS a sus plantillas, para que los empleados entiendan qué es la Agenda 2030, cuáles son los impactos de la empresa en la misma y cómo orientar sus decisiones profesionales a favor de los ODS. «Sin embargo, estos procesos sólo son llevados a cabo por un 15,1% de las empresas españolas, según nuestra publicación “ODS Año 6”. Lo que la sitúa como un área de mejora en la que las empresas deberán de dirigir sus esfuerzos», añade. Recuerda que la formación debe ser realizada a todos los niveles, departamentos y sectores.

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