La banca se abre de nuevo a fusiones y atisba ya el fin de la «tormenta perfecta» del sector


La crisis del Covid-19 ha supuesto un antes y un después para la banca. Ha acelerado procesos, y cambiado otros, aunque sin duda ha sido el gran catalizador para poner en marcha el tema más manido en el sector: las fusiones. Caixabank y Unicaja son buenos ejemplos de que encontrar pareja de baile es posible. Y aunque parecía que la ‘fiesta’ había terminado ya, en el gremio no cierran la puerta del todo; de hecho, la abren.

Gonzalo Gortázar, CEO de Caixabank, dirige el mayor banco por volumen de activos en España tras absorber Bankia; la integración tecnológica está a punto y su experiencia en esta unión le dota de autoridad para vender las bondades de la consolidación bancaria. No ha faltado al XXVIII Encuentro del Sector Financiero, organizado por ABC y Deloitte con el patrocinio de Sociedad de Tasación, y no ha defraudado en su defensa de los procesos de unión.

El ejecutivo destacó que las fusiones no son cosa del pasado sino que están todavía muy presentes. El proceso no ha finalizado (en gran parte por el «problema estructural» de la pérdida de rentabilidad), por lo que considera «lógico» que haya nuevas operaciones. Estas palabras las pronunció ante los principales CEO de la banca, con especial morbo por la presencia también de Banco Sabadell en la cita. Precisamente, esta última entidad experimentó una fusión fallida con BBVA el año pasado… y siempre sonó para sumarse a Caixabank una vez absorbida Bankia.

Asimismo, el directivo de Caixabank señaló que será mucho más complicado atisbar uniones en el ámbito transfronterizo «porque no generan tantas sinergias». Añadió que la unión con Bankia ha creado unas sinergias de ahorro de costes de 940 millones, lo que supone casi el 51% de los costes que tenía Bankia en 2019. «La internacionalización de la banca no ha avanzado en los últimos años», dijo José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europa (EBA, por sus siglas en inglés), que al ser preguntado por las fusiones transfronterizas comentó que son «un reto» para todo el sector financiero. Sobre la idoneidad de estas operaciones, Campa recordó que los mensajes del Banco Central Europeo (BCE) se dirigen a que si la entidad resultante tiene un modelo más solvente, debe trabajarse para que se ejecute.

Sin embargo, aunque Gortázar abrió -una vez más- la puerta a que haya más operaciones en el gremio, el que siempre suena para entrar en fusiones, esto es, el Sabadell, no está ya del todo por la labor. Su consejero delegado, César González-Bueno, no habló de consolidación bancaria y se dedicó a ensalzar las virtudes de su banco. El CEO de la entidad de origen catalán lleva aún menos de un año en el cargo, pero ya ha revolucionado el banco con una nueva estructura, nuevas divisiones y otro plan estratégico. Señaló que al llegar se encontró con una organización «que estaba demasiado repartida y necesitaba más foco y verticalidad por líneas de negocio». También detectó que se necesitaba mayor eficiencia en la utilización del capital, para no centrarse tanto en la rama comercial. «Han sido nueve meses muy ilusionantes, viendo que el banco tiene tracción, que el banco ejecuta, que sabe hacer las cosas», dijo. De sus palabras se desprende que quieren volar en solitario, más aún ahora que han reparado las alas de TSB, su filial británica.

TSB era su gran incógnita. En pasado, porque la situación ha cambiado sobremanera en un año, pasando de perder más de 200 millones a aportar más de 30 millones. «Ahora está en una tendencia magnífica», comentó, para añadir: «Era una de las grandes dudas de nuestro portafolio de negocios. Estaba mal valorado, hemos sufrido mucho, pero estamos en una senda muy positiva y su contribución al grupo va a ser alta. Será un elemento clave de la rentabilidad», destacó.

En clave sectorial, y tomando en cuenta la situación económica, el ejecutivo comentó que hay luz al final del túnel para las entidades financieras. «Viene una temporada de cierta reversión de la tormenta perfecta que ha vivido el sector financiero», explicó, en referencia a que la banca arrastraba problemas como los tipos de interés negativos, unos costes estructurales excesivamente elevados, la transformación digital… Una serie de pruebas que «se están empezando a superar».

Tendencia positiva

El CEO de la entidad comentó que los tipos negativos en Europa continuarán siendo una realidad pero a nivel internacional el clima ya está cambiando. Las incertidumbre y el impacto que tengan los riesgos, como la inflación o el endeudamiento derivado de la crisis, plantean retos también al sector, como ha destacado, pero «en el corto plazo la tendencia es positiva; la actividad y el consumo están volviendo, la inversión…».

Una tesis similar mantuvo José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander, quien hizo hincapié en que la recuperación está en marcha, y que lo que al principio tanto se temía, no ha sido tan virulento, a su juicio: «Hoy mirando atrás nos equivocamos para bien en dos elementos sustantivos: los niveles de destrucción de empleo han sido menores que los del consenso, y segundo el precio de los activos ha sufrido menos de lo anticipado», dijo, para añadir a continuación que «si las personas y empresas prosperan, nosotros vamos a prosperar. Lo contrario no es posible».

Con todo, esto no quiere decir que la situación esté exenta de riesgos. En este sentido, mencionó que contamos «con invitados como la inflación y el precio de las materias primas» que podrían durar más de lo esperado. Justamente hoy se ha conocido el IPC adelantado de septiembre, que queda en el 4%, el mayor nivel en 13 años.

Competencia imperfecta

En tiempos como los actuales de explosión de la digitalización y el uso de la tecnología, las quejas de la banca por la competencia que suponen las ‘fintech’ y la llamada ‘banca en la sombra’ son habituales. «Los reguladores minusvaloran los riesgos de estos actores y sobrevaloran los riesgos de los bancos», afirmó Álvarez.

El directivo señaló que el Santander siempre está abierto y le gusta la competencia en el sector financiero, pero rechaza una «competencia asimétrica» que, a su juicio, es con lo que cuentan actualmente. Así las cosas, este indicó que aprenden de las ‘fintech’, pero que necesitan y quieren jugar con las mismas reglas.

Manuel Menéndez, CEO de Unicaja, cargo recién estrenado como quien dice en el nuevo banco -asegura que todo está yendo bien y están cumpliendo objetivos-, también habló en términos de competencia, pero más entre los propios actores de la banca tradicional. La competencia es muy eficiente, lo que provoca que, a juicio de Unicaja, «veamos precios que no son óptimos». «Ya sea porque juegan a excluir a otros competidores o a mantener la cartera de clientes hace que te enfrentes a corto plazo con precios que no siempre cubren los requisitos de rentabilidad-riesgo. Para afrontarlos pensamos que abordar la fusión tiene sinergias implícitas que nos permitirán afrontar los riesgos mejor juntos que separados», añadió.

Más allá de la pura banca tradicional, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, se salió del discurso clásico de la recuperación económica y del sector para lanzar una alerta muy clara. Realizó el discurso inaugural del foro, en el que advirtió de que en los últimos meses se están detectando un «aumento de procesos fraudulentos que van desde la venta de productos sin los controles adecuados hasta un incremento de las estafas piramidales ligadas a las criptodivisas»; un pequeño ‘boom’ al que el supervisor bursátil tratará de poner coto. Buenaventura, que también anunció que la CNMV está trabajando junto a la Administración y distintas entidades bancarias en un plan para paliar estas prácticas, recordó que este tipo de fraudes «ponen en alerta el prestigio del sector financiero», que precisamente quedó muy dañado tras la última crisis.

Desde la CNMV consideran que fenómenos como los tipos de interés bajos o las altas tasas de ahorro pueden constituir un «caldo de cultivo ideal para que prosperen ofertas poco escrupulosas»; en suma, en algunas ocasiones estafas llevadas a cabo a través de los llamados ‘chiringuitos financieros’, que no paran de proliferar.

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