Hacienda pierde los ingresos de 240.000 millones de euros de economía sumergida


La economía sumergida española pasó del 27,49% del PIB en 1991 al 22,01% en 2015 y ocupa el puesto 54 entre los países con más actividad opaca o «golfa», como prefieren llamarla algunos. En los últimos 20 años, España redujo esa actividad 5,48 puntos, más o menos lo mismo que Alemania o Portugal, con la diferencia de que la economía sumergida germana sólo representa el 7,75% de su PIB. Un total de 87 países consiguieron achicar esa actividad más que España en ese periodo.

La estimación de la actividad informal es uno de los temas más espinosos de los análisis económicos. Por su propia definición, no existen datos objetivos que se puedan comprobar con certeza. No obstante, el estudio de la economía en la sombra ha avanzado mucho y existen cálculos que se consideran fiables. El informe más actual, más detallado y con más información es el «Working Paper» del Fondo Monetario Internacional (FMI) titulado «La economía sumergida alrededor del mundo: ¿Qué hemos aprendido en los últimos 20 años?».

La economía sumergida española, según los datos del FMI, representaba un 22,01% del PIB, cifra que es similar a la de otras estimaciones, tanto de estudios españoles como foráneos. Ese porcentaje equivaldría a unos 240.000 millones de euros que están fuera de todo control. Un cálculo inocente y simple indicaría que si, por ejemplo, hubieran tributado a una media del 10%, las arcas públicas hubieran recibido ese año 24.000 millones de euros más y cifras similares los ejercicios anteriores y posteriores. Los problemas de las cuentas públicas casi desaparecerían.

España, siempre según los datos del FMI, ha logrado reducir en 5,48 puntos su economía sumergida desde 1991, año el que el se estima que representó un 27,49% del PIB. No obstante, el máximo histórico en esta etapa se habría alcanzado en 1993, con un 28,69%. El mejor año, por el contrario, habría sido 2008, cuando la economía en la sombra bajó hasta el 21,53% del PIB. Era justo el momento antes del inicio de la Gran Recesión, cuyos efectos se empezaron a notar en España a medianos finales de 2008, pero sobre todo a partir de 2009. La serie histórica del porcentaje de economía sumergida en España desde 1991 es una radiografía casi perfecta de las épocas de bonanza y de crisis. En las primeras, la economía en la sombra baja y en las segundas aumenta. Por eso, en los años 1992 y 1993 subió y alcanzó su máximo. Es la época de la resaca de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos, unida a la crisis internacional, derivada de la primera Guerra del Golfo. Luego, las actividades sumergidas –aunque lentamente– inician un largo periodo de descenso, desde 1994 hasta 2008. A partir de entonces y, según los expertos, como daño colateral de la crisis, vuelve a subir ininterrumpidamente hasta 2013, cuando llega a representar el 24,35% del PIB. Desde ese momento, que coincide con la recuperación de la economía española, vuelva a retroceder. El último dato homologable que baraja el FMI es de 2015, pero la mayoría de expertos coincide en que la tendencia ha seguido a la baja hasta hoy.

Suiza, con 6,94% del PIB, es el país con menos economía sumergida del mundo, según el informe del FMI. Por el contrario, Zimbabwe es el paraíso de la actividad en la sombra, que representa un 67% de la economía del país, y no sólo no ha descendido, sino que desde 1991 ha crecido en 10 puntos. Bielorrusia, Uruguay Bolivia son los países que más éxito han tenido en esos años a la hora de luchar contra la economía «golfa», ya que la han reducido en 29,41; 27,61 y 22,11 puntos respectivamente. No obstante, partían de muy malas posiciones, con economías sumergidas que representaban el 53,78, el 47,99 y el 68,08% de sus PIB.

España, en esa clasificación, ocupa el puesto 88 entre los países que más han reducido sus actividades en la sombra, justo por detrás de Alemania y por delante de Portugal.

Source: The PPP Economy

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