¿Fin de ciclo?


A lo largo de esta semana los principales responsables de la política monetaria mundial se reúnen en Jackson Hole. Como cada año, aprovechan la última semana de agosto para reunirse y poner en común cómo están viendo las cosas.

La reunión de este año es, si cabe, todavía más interesante. Con toda seguridad tendrán que pronunciarse sobre los plazos de la retirada de estímulos una vez que está claro que han funcionado. Y aunque tienen claro que a diferencia de la última gran crisis el riesgo es adelantarse a los acontecimientos, hoy cuentan ya con información suficiente para empezar a ir dando indicaciones al mercado de cómo puede ser el proceso. Más allá de lo acertado de las políticas extraordinarias, la clave a estas alturas del partido es un calendario más o menos claro de lo que se puede esperar en los próximos meses. Tienen la lección bien aprendida de la última crisis y es poco probable que vuelvan a caer en el error de replegarse antes de tiempo. No han hecho lo hecho hasta ahora para que una interpretación excesivamente estricta de su mandato se lleve por delante todo lo conseguido. Ahora tienen que ir dando pistas con suficiente antelación para que no haya sorpresas desagradables que puedan coger al mercado con el pie cambiado.

El mensaje seguro que es bastante medido y no tiene mayores consecuencias pero también se tratará del primer paso para retomar la normalización de la política monetaria que se vio interrumpida por la irrupción de la epidemia.

Las consecuencias de una paulatina vuelta a lo que podemos considerar una nueva normalidad monetaria que poco va a tener que ver con lo que teníamos antes de la gran crisis financiera son enor mes. Primero, la reducción de la compra de bonos en el mercado y, luego, la subida de tipos de interés rompe con la realidad monetaria de los últimos diez años. Las curvas de tipos deberían recuperar parte del terreno perdido. Probablemente, no mucho, aunque suficiente para que se reequilibre la valoración de prácticamente todos los activos.

Con el lenguaje habitual de los banqueros centrales –resulta oportuno rescatar la célebre respuesta de Greenspan a la pregunta de un periodista «si usted me ha entendido bien es que yo me he explicado mal»– en Jackson Hole esta semana se va a dar el primer paso en el largo proceso de normalización de la política monetaria en las principales áreas económicas del mundo. Solo recordarles que esto tiene mucho más que ver con la gestión de las expectativas que con cualquier otra cosa. El problema, como ya apuntaba Wittgestein, está en el lenguaje, también en la política monetaria.

No como rancho

Las reacciones playeras a los últimos datos económicos o declaraciones de alguno de los ministros del área económica que evidencian la fuerte recuperación en curso son una buena muestra de cómo de malas son las emociones para analizar la realidad que nos rodea. Me lo comentaba el otro día un amigo en la playa. Llevado al extremo muchos caen en eso tan español que se resume en «que se joda el capitán que no como rancho».

Al capitán Sánchez en este caso que muchos españoles no reconozcan la realidad económica que les rodea no le va impedir (tratar de) colgarse las medallas de las buenas noticias económicas que van a producirse. Es algo que entra dentro del juego político que en cierta medida saca tajada de nuestros sesgos cognitivos. Bien mirado es hasta cierto punto pueril, pero sin duda efectivo.

La realidad económica es la que es y no la que nos gustaría que fuera por según qué circunstancias políticas. El error original es establecer una relación de causalidad económica donde no siempre la hay o solo se da en uno u otro sentido con planteamientos extremos. Y estos hoy dentro de la Unión Europea son prácticamente imposibles.

Es por otro lado un error en el que no solo caemos los ciudadanos de a pie. El cuanto peor, mejor en el que sorprendente sigue instalado el Partido Popular es algo como para hacérselo mirar. El rincón en el que ellos solitos se han metido es algo del que con mucha probabilidad va a aprovecharse el Gobierno a medida que los datos económicos continúen mejorando. Y la negación de la realidad es sin duda una gran baza que le regalan a un Gobierno que sabe muy bien anotarse este tipo de tantos a los que además les puede dar un sesgo victimista. Ellos verán.

Vuelta al cole

En estos días en los que los anuncios de la vuelta al colegio nos persiguen, toca pensar con qué nos vamos a encontrar cuando volvamos en unos días al pupitre.

En lo que toca con los mercados que es lo que por aquí le damos vueltas no tiene pinta de que nos vayamos a encontrar con nada muy distinto que lo que dejamos hace unas semanas, aunque estos días ha servido para aclarar algunos de los temas con los que llevamos a vueltas unos cuantos meses.

En lo que respecta a la quinta ola, estos últimos días han servido para confirmar la efectividad de las vacunas y que es muy improbable que con los niveles de vacunación actuales (y avanzando) se vayan a producir retrocesos en la reapertura económica en marcha, todo lo contrario. Sin ir más lejos el otro día el Gobierno holandés anunciaba el final de todas las restricciones para el próximo 20 de septiembre, anuncio que probablemente hagan otros muchos gobiernos de países desarrollados los próximos días a tenor de lo que está pasando con las cifras de incidencia del COVID.

En lo que respecta a la evolución de la economía, los últimos datos confirman que esta última ola no ha afectado la recuperación en ciernes y lo más probable es que continúe ganando tracción a medida que se vayan levantando las restricciones todavía vigentes.

Como comentamos arriba, va a resultar importante lo que puedan anunciar en Jackson Hole a final de esta semana sobre los plazos en los que las autoridades monetarias van a ir levantando el pie del acelerador. Los tipos de interés son el principal factor de valoración de los distintos activos.

Y por último, lo que puedan contar las empresas cotizadas que dadas las circunstancias económicas de una más rápida y fuerte recuperación económica es probable que sigan sorprendiendo positivamente como últimamente.

Así las cosas, el mercado debería recuperar la senda de antes de que comenzara el verano en el que la tribulación ha sido lo que lo ha definido. Curvas de tipo de interés cogiendo pendiente, bolsas al alza de la mano de los sectores más ligados al ciclo económico y materias primas normalizándose una vez que se van superando los cuellos de botella que se produjeron en los peores momentos de la epidemia. Viento de cola para una temporada más o menos larga que el mercado todavía no se termina de creer.

Source: Noticias

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