"En España existe un oligopolio relativo de las eléctricas como en todo el mundo"


El secretario de Estado de Energía no se sale del guión. Repite de una u otra manera lo que su jefe, el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha expuesto en sus comparecencias parlamentarias. «No pondremos en riesgo la sostenibilidad del sistema energético». «Huiremos de todo lo que suponga una sobrecarga para éste». Son frases que reitera Daniel Navía, quien está convencido de que la participación de los inversores en la próxima subasta de renovables será importante y que no sólo ve factible, sino necesario, un pacto de Estado.

– ¿El abaratamiento de la electricidad, imprescindible para una mayor competitividad empresarial, es posible a corto y medio plazo, o una quimera?

– Nuestra prioridad es la sostenibilidad financiera del sistema energético. Esa máxima requiere no repetir errores del pasado como el de generar costes adicionales, ni poner en marcha políticas ambiciosas que sean una rémora para el mismo. El segundo objetivo es la competitividad. En la medida en que vayamos reduciendo la gran hipoteca heredada, haremos todo lo posible para impulsarla.

– ¿El pacto PP-Ciudadanos incluye algunas medidas que pueden tener ese efecto?

– Precisamente, introdujimos en ese acuerdo, como condición «sine quanon», la sostenibilidad y la competitividad del sistema. Políticas experimento, no. No sólo tenemos el compromiso de mantener estables los costes regulados, sino también buscar remanente para saldar el abultado déficit recibido y abaratar la energía.

– ¿Ve factible un Pacto de Estado que la blinde de los vaivenes políticos?

– Debería serlo. Hay algunos puntos y objetivos en los que coincidimos con las fuerzas políticas de la oposición. El principal es el de la sostenibilidad del sistema. Cualquier pacto que alcancemos debe hacer inviables las políticas irresponsables. La viabilidad y la competitividad son capitales para la economía española. A partir de ahí, transición energética, entendida en un sentido amplio, la sostenibilidad medioambiental, la eficiencia de los recursos y la protección del consumidor.

– ¿Existe un oligopolio de las electricas como mantiene la oposición?

– Hay uno relativo como en todo el mundo. Si se revisa la estructura competitiva de otros países, se concluye que la situación en Francia, Alemania o Reino Unido, entre otros, es similar a la nuestra.

– Está muy extendida la idea de que el peso de las eléctricas en la política energética es enorme.

– A lo largo de los tres meses que llevo en este despacho, he tenido muchos más contactos con entidades pequeñas y medianas, asociaciones de consumidores, familias numerosas o discapacitados que con representantes de las compañías eléctricas. Si mandasen tanto como se dice reiteradamente, no estarían, con frecuencia, tan enfadados con nosotros.

– Aparte de partidos e instituciones, ¿qué otras administraciones y entidades públicas y privadas deberían participar en ese gran acuerdo?

– Tenemos que involucrar a todos los ministerios del Gobierno, aunque el protagonismo de Medio Ambiente probablemente tenga que ser mayor. Toda administración, central, pública y local, debe involucrarse en este proyecto. También la sociedad civil: empresas, asociaciones, grupos ecologistas, colectivos de consumidores, centros de investigación, etc.

– ¿Qué futuro tienen los impuestos de generación y del sol?

– La electricidad es un bien que se grava de forma intensiva en casi todas partes con un sentido económico. La demanda de electricidad es muy rígida y si se tiene que elegir sobre qué cargar los impuestos, lo lógico es hacerlo sobre este tipo de demandas porque se minimizan las distorsiones. Dicho eso, España, a pesar de la creencia contraria, no tiene unos impuestos energéticos excesivos. No estamos entre los países europeos que más la gravan. Sin embargo, sí es cierto que tenemos cargas mayores, que es lo que hace que nuestro coste sea superior. El que se llama impuesto del sol no es tal. Es el reparto de los peajes y los cargos que tiene cualquier persona que se conecta a la red.

– ¿El autoconsumo, sobre todo en áreas industriales, no ayudaría al tejido productivo a ser más competitivo?

– Si ayuda por sí solo en terminos puramente económicos, nada que objetar. Lo que no podemos hacer es que el autoconsumo ayude a la competitividad de la empresa por la vía de eludir costes del sistema que sí asumen irremediablemente otros usuarios. Tecnológicamente, puede aportar y, en el futuro, mucho más, pero con un reparto proporcional.

– ¿Estarían dispuestos a incentivarlo?

– No, porque nuestros recursos son limitados. Y, por tanto, los que tenemos hemos de ponerlos allá donde resulten más eficientes. Por ejemplo, en breve vamos a sacar una subasta de renovables porque hay que cumplir un objetivo comunitario para 2020. Obviamente, tendrá algún coste que se asumirá, pero cinco o seis veces más barato que el que tuvo en 2007.

– ¿Qué futuro le augura a las centrales nucleares de nuestro país?

– Tienen que jugar un papel en los próximos años en España porque suponen el 25% de ahorro de los precios de la energía y reduce en un porcentaje similar la emisión de gases con efecto invernadero. Creo firmemente que la estrategia nuclear se ha de diseñar a nivel europeo.

– ¿El caso de Garoña puede abrir la puerta a aumentar la vida útil de las centrales?

– Ése es un debate que tenemos que tener, pero aún no ha llegado el momento. Hasta la fecha no nos ha llegado ninguna petición de prolongación a nuestras mesas.

– ¿Y el carbón? ¿Tienen muchas presiones de instituciones encabezadas por el mismo partido del Gobierno nacional?

– He tenido presiones de gobiernos del PP, del PSOE y de otras opciones políticas. Aquí escuchamos a todo el mundo. El carbón tiene una repercusión pública muy relevante. Últimamente, el carbón tiene mayor peso en el mix energético. La descarbonización debe producirse en 2050 y hemos de decidir qué hacer con este mineral en este interim. Aquí hay posiciones muy diversas, pero ningún país europeo ha tomado medias para cerrar sus centrales de carbón. Naturalmente, el apoyo que se le dio en el pasado no será posible en el futuro.

– ¿Cómo debe ser el despliegue de renovables? ¿Cuánta potencia se puede instalar aún? ¿La fotovoltaica tendrá cada día un mayor protagonismo en el mix energético?

– La tecnología de renovables está evolucionando cada día, mucho más rápido de lo que pensábamos. Vamos a sacar una subasta de 3.000 megavatios en abril. En este contexto de incertidumbre hay que mirar hacia delante, pero no se pueden hacer grandes planes.

– Por cierto, ¿cumpliremos con los compromisos adquiridos con la Unión Europea y en los acuerdos de París?

– Estoy convencido de que sí. Estamos en condiciones de hacerlo; afirmación que muchos países europeos no pueden hacer en estos momentos. En cuanto a las emisiones, estamos en la buena dirección con respecto a las metas fijadas.

– ¿Por dónde debe ir la reforma futura del bono social y la tarifa subvencionada?

– Debe incluir un criterio de renta. Puede haber gente que esté recibiendo el descuento del bono social sin que lo necesite. La clave está en no dejar fuera a personas que lo requieran. Y, por otra parte, se debe imponer cierta racionalidad en los cortes del suministro.

– Pobreza energética, ¿cuánto hay de realidad y cuánto de demagogia?

– Aunque es un fenómeno difícil de medir, si nos remitimos a las cifras que aporta Eurostat, estamos hablando de unos cinco millones de personas que no llegan a pagar las facturas a final de mes o que no pueden calentar sus hogares. Tenemos 2,4 millones de casas cubiertas con el bono social, lo que suma más de siete millones de personas. Realmente, en cuanto a protección absoluta, estamos alineados con la envergadura real de la situación. El problema está en la distribución porque hay gente en situación de pobreza que no recibe ayuda.

¿Una espada de Damocles?

– ¿Las demandas contra el estado español ante el Tribunal de Estrasburgo por la reducción de las primas es una espada de Damocles?

– Cuando hablo con funcionarios o mandatarios de la Comisión Europea, detecto claramente que tienen la percepción de que la reforma que hicimos la pasada legislatura era absolutamente necesaria. Sin ella, nuestros sistema no se sostendría. Habíamos acumulado unos costes que lo hacían inviable.

– Por cierto, aseguran que hay fondos que han denunciado al Gobierno español y que, sin embargo, quieren invertir otra vez en nuestro país.

– Estoy convencido de que en la subasta va a participar todo el sector inversor de renovables nacional e internacional. Gracias a la reforma, tenemos un marco estable tan atractivo y rentable como el de los demás países de nuestro entorno.

EL PERFIL

Es el brazo derecho de Álvaro Nadal. A él ha confiado la Secretaría de Estado que ocupaba su hermano Alberto en la legislatura anterior. Es un hombre de equipo, nada individualista, prudente, que matiza todo lo que sale de su boca. Curiosamente, utiliza el determinante posesivo «nuestra» para referise a la polémica reforma de Soria. Incluso llega a decir «la reforma que hicimos». El economista Daniel Navía, madrileño, casado y padre de dos hijas, conoció al ministro en la Oficina Económica de La Moncloa a la que llegó en 2012.

Source: The PPP Economy

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