El lento despegue de los puntos de recarga domésticos


Hoy día la mayor parte de los usuarios que disponen de coche eléctrico, lo hace porque tiene un punto de recarga en su vivienda unifamiliar, en el garaje de la comunidad de propietarios o en la empresa donde trabaja.

«A nivel eléctrico colocar un punto de recarga doméstico es una instalación que no tiene especial complicación: se trata de un equipo inteligente conectado al contador de la vivienda. Es una carga lenta, entre 7 u 8 horas, con cargadores como máximo de 7,4kW. Son instalaciones que debe realizar un profesional autorizado y luego es necesario legalizar la instalación, registrándola en la consejería de industria. Se tarda entre un día o día y medio en poner en marcha la instalación. De momento, por normativa no requiere revisión periódica, como una instalación de gas, pero sí recomendamos un mantenimiento y esas revisiones», explica Eric Martí Bonet, vicepresidente primero y responsable de la Comisión Eléctrica de FEGICAT, la Federación de Gremios de Instaladores de Cataluña. Este ámbito privado (de viviendas, garajes de comunidades de vecinos y empresas) está generando también un ecosistema de pymes que se dedica a la instalación y mantenimiento de puntos de recarga.

En una vivienda unifamiliar resulta bastante sencillo. Pero no tanto en un garaje de una comunidad de vecinos. «Los puntos de recarga pueden ir conectados al contador de la vivienda, a un contador comunitario para varias plazas o cada uno puede disponer de un contador individual», señala Martí Bonet. Para ello, se modificó la Ley de Propiedad Horizontal. Ahora la instalación de un punto de recarga para uso privado en una plaza individual de garaje solo precisa que se comunique previamente por escrito al presidente o administrador de fincas de la comunidad de vecinos.

Y en las nuevas construcciones «por normativa ya tiene que realizar una previsión de potencia para suministrar energía a un 15% de vehículos eléctricos», cuenta Martí Bonet.

Pero a veces las instalaciones se complican. «La instalación eléctrica de muchos parking privados no fue pensada para recargar el coche eléctrico. Hay soluciones para muchas situaciones, pero pueden resultar muy costosas. Un punto de recarga puede costar mil euros en el caso más fácil, y 2.000 o más en el más difícil», aclara Joan Hinojo, director general de Circontrol.

Subvenciones

El Plan Moves III, en vigor desde elpasado abril, repartirá 400 millones de euros ampliables a 800 en ayudas directas para la movilidad sostenible. Y eso incluye subvenciones para el coche eléctrico y también para instalar puntos de carga. Los propietarios de vehículos eléctricos podrán recibir una ayuda de hasta el 70% del coste total de la instalación del punto de recarga. Y de hasta el 80%, en el caso de los habitantes de municipios de menos de 5.000 habitantes.

Para las empresas, siempre que el cargador sea de acceso público y potencia igual o superior a 50 kW, la ayuda oscila entre el 35% al 55% de los costes, dependiendo del tamaño de la corporación. Si es inferior a 50 kW, la ayuda es de un 30%. Cuantías que se incrementan enntre un 5% y 10%, en empresas ubicadas en municipios de menos de 5.000 habitantes.

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