El FMI alerta de que España seguirá en 2026 con más paro que antes de la crisis


La economía mundial cerró mejor de lo previsto en 2020 y ello ha provocado que el Fondo Monterario Internacional (FMI) revise al alza la estimación de crecimiento para España al 6,4% en 2021, cinco décimas más de lo que auguraba en enero, como publicó ayer en sus nuevas estimaciones de abril. Para 2022, augura un crecimiento del 4,7%, idéntico a sus anteriores previsiones. Sin embargo, pese a esta mejoría, España sigue como farolillo rojo de la recuperación: será el estado al que más le cueste cerrar la brecha abierta durante la pandemia. Así, nuestro país será la potencia europea con mayor distancia frente a su PIB precrisis en 2022. La Eurozona, Francia y

Alemania

habrán recobrado ya dicho año su actividad anterior a la pandemia, mientras que Italia estará más cerca que nuestro país.

Sin ir más lejos, el organismo también recoge que España no recuperará su nivel de paro precrisis (un 14,1% de la población activa) ni siquiera dentro de cinco años: para entonces seguirá con un 14,5%. El FMI augura que España cerrará este año en el 16,8%, bajará al 15,8% en 2022, el 15% en 2023, el 14,5% en 2024 y ahí se estancará en el 14,3% en 2025 para volver a subir al 14,5% en 2026. España sería así el noveno país del mundo con mayor desempleo este año, superando en la UE a Grecia (16,6%). Solo quedan por delante Venezuela (58,4%), Sudáfrica (29,7%), Sudán (28,4%), Palestina (25,1%), Bahamas (23,9%), Belice (23,2%), Armenia (22,8%) y Bosnia (17,5%).

Asimismo, el FMI arroja que España fue el país occidental donde más cayó la inversión y el consumo privado (un -12,4% en 2020 en ambos casos) y más aumentó el consumo público (un 4,5%). Unas cifras que contrastan con el 1,2% más que aumentó en la Eurozona, el 3,3% de Alemania, el 0,3% en Estados Unidos, el 1,6% de Italia o el -3,1% de Francia. Tanto la inversión como el consumo privado se hundieron por encima a lo que lo hizo el PIB, influidos por la dependencia del turismo y las restricciones.

El consumo público incluye los bienes y servicios que prestan las administraciones a los ciudadanos (Sanidad, Educación, Defensa, representación exterior…), recogiendo también las remuneraciones de los empleados. Para este año también cree que será el país de la Eurozona que más lo aumente, con un 3,9% frente al 2% de media en la moneda común, aunque por detrás del 12% de Reino Unido y el 10,1% de EE.UU.

Previsiones FMI


ABC

Esta divergencia se dejará ver en las cifras de déficit y deuda. El FMI aún no recoge el cierre del 10,97% de 2020 y arroja un desequilibrio de las administraciones el año pasado del -11,4%, pero prevé que este año el desequilibrio se cierre en el 9% del PIB que no sea hasta 2022 que baje al 5,8% para luego ir reduciéndose al 4,9% en 2023 y el 4,3% en el que se quedaría estancado hasta 2026.

Asimismo, sin incorporar los 35.000 millones de la Sareb -que situaron al pasivo público en el 120% del PIB frente al 117% anterior-, el FMI estima que la deuda pública cerrará este año en el 118,4% y cree que se estancará en el 117% en el próximo lustro, con un 117,3% en 2022 y 2023, un 116,8% en 2024 para volver a repuntar al 117,7% en 2025 y acabar 2026 en el 118,4%. Cuando incluya a la Sareb, estos números serán mayores.

El consumo privado aumentará un 6% este año, una tasa que no permitirá recuperar lo perdido el año pasado. El propio FMI señala que uno de los grandes desafíos será hacer que el ahorro disparado se canalice en forma de consumo en todos los países.

De esta forma España sale como la economía que más tardará en coser las héridas abiertas en la crisis en un momento en el que el organismo tira de las orejas a la Eurozona y a los países emergentes como los que van más rezagados en la recuperación. Pese a ello, mejora la plana mayor de estimaciones a rebufo de la revisión al alza de la economía mundial, que crecerá un 6% en 2021 -cinco décimas más de lo augurado en enero-, y un 4,4% en 2022 -dos décimas más-. La razón es que el PIB global se contrajo menos de lo previsto en un inicio en 2020, un -3,3%, lo que mostró una recuperación mayor a lo previsto en la segunda mitad del año pasado, después de que «se relajaran las restricciones y las economías se adaptaran a nuevas formas de trabajo». A ello se le suman los estímulos aprobados por EE.UU. y la aceleración de la vacunación en la segunda mitad de 2021.

Así, el FMI mejora la previsión también para EE.UU. al 6,4% (1,3 puntos más que en la anterior estimación) y al 3,6% en 2022 (medio punto al alza). Como comparativa, es cierto que el FMI pone a España y a EE.UU. como los países que más crecerán entre las potencias occidentales, pero España destruyó un 11% de su actividad el año pasado frente al 3,5% que cedió el gigante norteamericano. Mientras tanto, China acelera lejos con un crecimiento del 8,4% este año y un 5,6% en 2022. El FMI alerta de una recuperación desigual, con los países de menores ingresos en peor situación. La población en una situación de pobreza extrema ha aumentado en 95 millones en todo el mundo desde que estalló la pandemia.

La mejora es menor en la Eurozona, de solo dos décimas en 2021 y 2022, hasta el 4,4% y el 3,8% de crecimiento cada año respectivamente. Tras caer un 8,2%, Francia crecerá un 5,8% este año (tres décimas más a lo que veía en enero) y un 4,2% en 2022; Alemania se contrajo un 4,9% en 2020 y avanzará un 3,6% este año (una décima más) y un 3,4% el siguiente (tres décimas por encima a la anterior estimación); mientras que Italia, tras un -8,9% en 2020, crecerá un 4,2% en 2021 (1,2 puntos más) y un 3,6% en 2022 (mismas previsiones).

Como fuere, la previsión del FMI de crecimiento del PIB sigue muy lejos de la del propio Ejecutivo, que elaboró los Presupuestos de 2021 basándose en un repunte del 9,8% -o el 7,3% sin el impacto de los fondos europeos, que el FMI sí incluye-. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció ayer que el Consejo de Ministros del próximo martes aprobará el Plan de Recuperación y Resiliencia para mandarlo a Bruselas, requisito indispensable para conseguir los 27.000 millones en fondos europeos. La situación de la economía apremia.

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