El ex presidente de Afinsa declara que la empresa era solvente y niega la estafa


Ni se falsearon las cuentas ni la compañía estaba en situación de insolvencia cuando fue intervenida en mayo de 2006. El ex presidente de Afinsa, Juan Antonio Cano, negó ayer –en la primera jornada del juicio por la presunta estafa de los sellos que dejó en la estacada a casi 200.000 afectados– el negocio piramidal que le atribuye la Fiscalía Anticorrupción, y culpó a la Administración de mandar «a pique» a la sociedad con su decisión de intervenirla. Durante casi tres horas (hoy continuará declarando), Cano intentó convencer al tribunal de que en Afinsa no había «ingeniería contable» alguna para sostener el valor de los sellos (para la Fiscalía «ficticio», dado que era hasta un 3.000% superior al de mercado) que compraban sus clientes e insistió en que la empresa que presidía «cumplió hasta el último día».

De los catorce acusados –que se enfrentan a penas de hasta 19 años de cárcel– once se sentarán en el banquillo durante el juicio. El tribunal ha eximido a dos de ellos –Francisco Blázquez y Ramón Egurbide– de asistir a la vista oral por sufrir una enfermedad degenerativa, y un tercero (el estadounidense Gregorio Manning) ni siquiera se presentó, por lo que los magistrados lo declararon en rebeldía y ordenaron su ingreso en prisión y que se reclame su extradición a EE UU. A diferencia de los dos primeros, Manning sí ha sido apartado del juicio (por lo que si finalmente es entregado a España se le juzgaría por separado).

Cano insistió en todo momento en desvincular a Afinsa de toda actividad financiera de captación masiva de ahorros e hizo hincapié en que la contabilidad de la empresa «reflejaba la realidad» (Anticorrupción cifra en 2.000 millones de euros el «agujero» de la compañía). Y eso que el fiscal Alejandro Luzón le exhibió un documento interno de la cúpula de Afinsa en el que se hacía referencia expresa a la «ingeniería contable» para «cuadrar» las cuentas.

El ex presidente de Afinsa admitió, eso sí, que los vendedores de sellos de la compañía no eran ni expertos ni entendidos en filatelia. «No era necesario, porque no vendían filatelia, sino un servicio que tenía como elemento base la filatelia», explicó.

Sus clientes, contó al tribunal, compraban un lote de sellos y Afinsa se limitaba –si se decantaban por la opción de venta a un plazo determinado– a encontrarles un comprador o a adquirirlos por sí misma. La empresa fue intervenida, se quejó, por la «presunción» de que su actividad consistía en la captación masiva de ahorros, algo que negó, y «en contra de un dictamen» de la Agencia Tributaria. «Afinsa no ha incumplido un compromiso con un tercero jamás. Era completamente solvente», defendió.

Source: The PPP Economy

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