El Bundesbank quiere ir poniendo fin al programa de compra de deuda del BCE


Faltan solo unas horas para que de comienzo, en un hotel situado cerca de Frankfurt, el retiro de los miembros del consejo del BCE, que durante todo el fin de semana se concentrarán en la revisión de la estrategia de la entidad. Y para dejar las posturas claras desde el principio, el presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, ha concedido una entrevista al diario salmón Handelsblatt en la que adelanta que quiere hablar ya de la retirada de las ayudas extraordinarias puestas en marcha para paliar los efectos económicos de la pandemia. Weidmann menciona el programa de compra de bonos PEPP y declara que lo mejor es volver a la normalidad monetaria «tan pronto como sea posible». En las últimas reuniones del Consejo del BCE no ha habido ya unanimidad sobre la ruta a seguir y los alemanes quieren aprovechar el retiro para promover su visión, en la que la inflación juega ya un papel preocupante.

La revisión de la estrategia global que abordan en el retiro redefinirá los objetivos que constan desde su fundación en el estatuto del BCE y puede establecer otros nuevos en las áreas de clima cambio y empleo. En la primera reunión cara a cara de los miembros del Consejo en más de un año y sin acceso a los medios de comunicación, es muy probable que se apruebe por ejemplo un objetivo de inflación más amplio que el actual de «por debajo pero cerca del 2%» y quede fijada una tolerancia a rebasar ese límite.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, lleva insistiendo desde su primer día en el cargo que el banco emisor europeo debe aportar su granito de arena en la lucha contra el cambio climático, utilizar sus poderes de supervisión para obligar a las empresas a hacer más al respecto. El BCE ya ha pedido a los bancos que realicen una autoevaluación de su riesgo climático y también hará una prueba de estrés climático en 2022. Pero este apartado, al menos en lo que respecta a adaptar la política monetaria a ese objetivo, no cuenta con el apoyo de Weidmann. Las opciones que se están considerando incluyen sesgar las compras de activos para favorecer a empresas con menor huella de carbono o hacia aquellas empresas que están haciendo un esfuerzo mayor por reducir las emisiones. El problema que el Bundesbank ve en este enfoque es que las compras de bonos no son una herramienta permanente y que podría alimentar burbujas de activos. Otra opción sobre la mesa es limitar el acceso a financiación del BCE a los bancos que a su vez financian proyectos.

En la revisión de la estrategia no aparece el PEPP como punto a debatir, pero como expira el próximo mes de marzo y este otoño el Consejo deberá discutir la cuestión, los alemanes quieren aprovechar la oportunidad que ofrece esta reunión para hablar sobre si hay que liquidar ya esta herramienta provisional o ajustar alguna otra, para adaptar la zona euro a la etapa postpandémica. Se trata de una decisión, argumenta Weidmann, que afectará a las políticas del BCE de los próximos años, por lo que forma parte en cierta forma de la estrategia.

Y una parte muy interesante del fin de semana será la evaluación de herramientas macroeconómicas como la «curva de Phillips», que parecer haber perdido vigencia. Según esta curva, la caída del desempleo conduce a salarias más altos y mayor inflación casi de forma automática, pero eso ha dejado de ser así al menos desde la crisis financiera de 2008-2009. Esto podría llevar al BCE a tomar medidas menos preventivas y seguir a la Fed, aceptando niveles más bajos de desempleo en mercados laborales más calientes. Y aquí Weidmann sí estaría de acuerdo.

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