El bloqueo de la operación Chamartín deja colgada la remodelación integral de Cercanías


Cuando después de veinte años de espera todas las partes interesadas acariciaban con la yema de los dedos la aprobación de la operación Chamartín, llegaron las elecciones municipales. Y con el resultado de las urnas, el cambio en el Gobierno municipal de Madrid. Y con Manuel Carmena como alcaldesa, nuevas prioridades. Y entre las de su equipo no está dar luz verde al plan urbanístico que soportaría un proyecto valorado en 6.000 millones de euros que proyecta edificar 17.000 viviendas en un terreno al norte de la capital de 3,7 kilómetros de largo y tres millones de metros cuadrados. Entres los principales damnificados del bloqueo de la operación, impulsada en gran medida por BBVA y la constructora Grupo San José, está Adif. Los planes contemplan edificar las playas de vía de la estación de tren de Chamartín. El valor de este suelo, propiedad del gestor de infraestructuras ferroviarias y Renfe, es de unos 1.200 millones de euros. El grueso de ese dinero, unos 1.000 millones, iban a tener como destino las arcas de Adif, que ya tenía destino para el mismo: la red de Cercanías.

Aunque el AVE sea el servicio que más titulares y notoriedad acapare, es este servicio el que más pasajeros tiene, 405 millones en 2014. Sin embargo, muchas de sus infraestructuras no están a la altura de tal volumen de tráfico. Por eso, la idea de Adif era utilizar este “maná” para acometer una reforma integral que, ahora, queda en el aire. De la importancia de estos recursos da cuenta el hecho de que, para el año próximo, los presupuestos del Ministerio de Fomento contemplan una partida de 287 millones para Cercanías, una tercera parte de la cantidad.

Source: The PPP Economy

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