«Economía Azul»: la riqueza del futuro está bajo el agua


Cuando este verano esté en la costa y mire hacia el mar estará viendo uno de los principales recursos que se explotarán en Europa durante los próximos años. Las limitaciones impuestos a fuentes de abastecimiento más contaminantes para la salud humana han provocado que se impulse el uso de los recursos naturales. El agua, y lo que guarda bajo ella, es el más grande de todos porque más allá de representar el 67% de la superficie del planeta, contando su fondo y su profundidad, forma el 99% del espacio habitable en todo el mundo.

Así lo recuerda Gunter Pauli, autor del libro «La Economía azul», como se ha llamado al reconocimiento de los mares como una fuente de riqueza, sin olvidar el beneficio medio ambiental que supone su uso sobre otros recursos. En España, rodeados por el Mediterráneo, el Cantábrico y el Atlántico, no ha pasado por alto la importancia que puede tener la Economía Azul para el conjunto de unas cuentas nacionales que se están rehaciendo durante los últimos años. De hecho, el sector ha experimentado un incremento sostenido incluso en época de crisis. «Según el primer informe de la Comisión Europea al respecto, ha experimentado un crecimiento constante durante la última década», cuenta Javier Garat, secretario general de Cepesca y presidente de Europêche.

En esta etapa de aumento, nuestro país, por nuestra geografía, ocupa en la lista de naciones que más aprovechan los mares, el segundo puesto, sólo superado por Reino Unido, que destaca con creces. Según los últimos datos de la Comisión Europea, en 2016 obtuvieron casi 40.000 millones de euros de valor añadido de la explotación marítima, mientras España se situó cerca de los 25.000 millones, seguida por Italia (20.000 millones), Alemania (17.500 millones) y Francia (16.000 millones).

Empleo

No obstante, aunque en Reino Unido logran mayor productividad de la Economía azul, nuestro país es líder en cuanto a empleos que genera. En 2016, se contabilizaron 700.000 ocupados que formaban parte de este sector, cuando en la nación británica e Italia se mantenía en los 400.000. Si la suma de trabajadores es mayor que en Reino Unido, pero obtenemos menor beneficio, es porque aquello en lo que destacamos requiere más mano de obra y genera un inferior margen de ganancia.

El mejor ejemplo resulta la extracción de petróleo y gas de los fondos marinos, que depende más de la eficiencia tecnológica que de la intervención directa humana. Además, ambos recursos permiten obtener alta rentabilidad en el mercado, gracias a su alta demanda y la limitación de su oferta. La presencia de España en esta actividad es práctimanente nula. No obstante, hace 40 años, Reino Unido encontró fuentes de gas en el Mar del Norte y, recientemente, de hidrocarduros al oeste de las islas Shetland. La explotación de estos yacimientos hacen que la nación ocupe el 56% del total de los empleos europeos destinados a la extracción de petróleo y gas, de lo cual obtienen un 66% de valor añadido, muy alejado de su perseguidor, Dinamarca, con un 16%. Así, es este apartado en concreto el que hace que Reino Unido esté por delante de España en el conjunto de valor añadido adquirido mediante la «Economía Azul».

Nuestro país, por otro lado, lidera otro tipo de labores que generan un menor valor añadido como la extracción de recursos vivos, es decir, peces, moluscos, crustáceos, plantas acuáticas… Respecto a ello, generamos el 22% del empleo en Europa, casi doblegan a los que nos siguen, los italianos y los franceses. Sin embargo, no logramos tanta productividad, pues sólo conseguimos un 17% de valor añadido, un 2% más que Francia.

Y debería seguir creciendo casi por necesidad porque según Gunter Pauli «comemos demasiado de la tierra y no lo suficiente del mar», y tendremos que cambiar nuestros hábitos alimenticios para darle un respiro necesario a las sobreexplotadas provisiones terrestres. La utilización de los recursos marinos estará relacionado con sector que a muchos les cuesta aún hoy imaginar, como el textil. Pero Pauli también sostiene que «en 100 años ya no cultivaremos algodón, sino que será reemplazado por algas».

Y no sólo el algodón. El plástico ya ha empezado a ser sustituido por el plástico en botellas y otros productos empaquetados, cuyo envase de algas es biodegradable. Esta innovación reciente tiene una implicación medioambiental, pues entre sus objetivos está dar una solución a la contaminación de los fondos marinos. «En el programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente se dice que se vierten a mares y océanos ocho millones de toneladas al año. En el 2050 habrá más plásticos que peces y el 99% de las aves marinas lo habrán ingerido», explicó Santi Mier, fundador y director general de Ocean 52, en la presentación de la empresa el pasado 17 de mayo.

Aunque sea una de las últimas compañías en incorporarse al mercado de la Economía Azul, su presencia no ha pasado desapercibida por la novedad de su producto. Se trata de una bebida realizada con minerales de las profundidades del océanos (hasta 600 metros en el Pacífico Norte) y fuentes de magnesio.

Pesca

La innovación, como se demuestra con Ocean 52, está a la orden del día para ampliar la extracción de recursos los mares y océanos. Pero, en este sentido, la actividad más importante de todas es la más tradicional, la pesca. España es el máximo productor de la Unión Europea en este sector, representando un 20% de la cuota, llegando a capturar en 2016 más de 898.335 toneladas de pescados y mariscos, según las últimas estadísticas del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Con España a la cabeza, los recursos vivos (en su mayoría pescado), han experimentado un crecimiento del 22% en el periodo 2009-2016, sobre todo gracias al impulso de la Política Pesquera Común Europea, recuerda Javier Garat.

Esta iniciativa nacida en los años 70 se actualizó por última vez en el año 2014, con una dotación de 6.400 hasta 2016 a través del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). El secretario general de Cepesca y presidente de Europêche lamenta que, a pesar de la importancia del papel de la política continental en el ascenso del sector, «sólo se ha hecho uso en un 11% de la ayuda debido a problemas burocráticos y ajenos al mismo». Además, añade que «resulta contradictorio», con lo favorable que se ha mostrado la Comisión Europea a la «Economía Azul», que la dotación para España para los años 2017-2021 se haya reducido a los 6.140 millones de euros.

Turismo

La pesca no es el sector en el que el liderazgo de España es más destacado. Ese es el del turismo, ocupando un 25% del empleo y del valor añadido europeos. Los cruceros son la principal fuente de riqueza para el turismo marítimo. Los navíos llegan a los puertos, que son la carta de presentación de nuestro país para ellos. De ahí que la aplicación de los principios de la «Economía Azul» en las infraestructuras haya llegado a las costas nacionales, despuntando el Puerto de Vigo, como indica el último informa de la Comisión Europea.

El Presidente de la Autoridad Portuaria de la ciudad gallega, Enrique César López Veiga, explica que uno de sus principales proyectos gira en torno a la regeneración de los fondos marinos. Para contrarrestar la degeneración que han sufrido, sobre todo por el vertido de basura, se hace uso de la biotecnología. Este sector, en estos momentos se enfrenta a varios retos para regenerar las profundidades de los océanos y los mares o cómo extraer los vertidos o cómo aplicar recursos marítimos como las algas para reducir las emisiones de CO2.

Como Vigo, otra región española que ha apostado por esta línea de investigación es la isla de Gran Canaria. La Universidad de Las Palmas y el Cabildo isleño han creado en el presente año la marca Bioasis Gran Canaria, nueva identidad corporativa de la Plataforma de Excelencia en Biotecnología y Acuicultura. Con ello, se pretende fomentar los proyectos en torno a estos dos sectores y, de este modo, favorecer el trabajo de las empresas en este camino innovador.

Las regiones que más se pueden aprovechar de la «Economía Azul» han apostado por ella y el tiempo les está dado la razón, como se observa en sus propias experiencias. López Veiga cuenta que genera una «consulta activa y participativa», pues en sus grupos de trabajo dirigidos a estudiar esta economía, hay alrededor de 300 personas. Así, continúa, «hay representantes de sectores y que no se hablaban y ahora se conocen y comparten ideas. Da sensación de comunidad, potencia bastante el puerto y, en concreto en Vigo, muchos proyectos se realizan con tecnología de origen gallego».

Renovables

Resulta difícil encontrar una actividad económica que se pueda librar de algún «pero», y esta no iba a ser la excepción. España no aprovecha del todo su potencial en la «Economía Azul», ya que, a pesar de toda la costa que posee el territorio nacional, aún no potencia como debería la energía mareomotriz, la producida por las mareas, ni la undimotriz, la procedente de la fuerza de las olas. Reino Unido vuelve a ser la referencia europea en este sector, seguido de Dinamarca y de Suecia. Sin embargo, desde el Puerto de Vigo están implantando el uso del Gas Natural para reducir las emisiones de CO2 un 30% en 2030.

El futuro para Europa en los mares es bastante prometedor. El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente estima que la Economía Azul crecerá el doble que el ritmo del aumento económico general hasta 2030. Ésto, señalan, significará 10,8 millones de empleos y una facturación adicional de 1 billón de euros. De esta manera, España se ha puesto como objetivo seguir la corriente marítima en la que, de momento, somos unos de los líderes.

Source: The PPP Economy

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