Divididos por la guerra del diésel


Una de las etiquetas que buscan los socialistas desde que llegaron al poder hace apenas cien días es la de que el Gobierno de Pedro Sánchez sea calificado de «ecologista». Esta aspiración, tan legítima como cualquier otra, ha desatado una auténtica guerra tanto en el seno del Ejecutivo como en el sector del transporte a cuenta del diésel. El impuesto que prepara el Ministerio de Hacienda para allanar el camino a la desaparición de este combustible ha puesto en pie de guerra a empresarios de toda condición y, por extensión, al Ministerio de Industria.

La titular de Hacienda, María Jesús Montero, trató de calmar ayer los ánimos y declaró que el impuesto al diésel que está diseñando el Gobierno supondrá un coste de 3,3 euros al mes para el consumidor medio, es decir, aquel que realiza unos 15.000 kilómetros al año, quedando excluidos profesionales del transporte. Pero, ¿es de verdad el diésel la bestia negra del medioambiente?

La encuesta realizada por NC Report para LA RAZÓN muestra que el Gobierno no es el único dividido en torno a esta cuestión, también lo está la opinión pública.

El 43,1% de los sondeados considera que el daño que hace este combustible a nuestro ecosistema no es directamente proporcional al perjuicio económico que puede acarrear su supresión definitiva. Llama la atención que el 55,5% de los que tienen esta creencia se encuentra en la franja de edad entre los 18 y los 34 años, un porcentaje que baja al 34,8% cuando se trata de los mayores de 55 años. La opinión mayoritaria, un 47,6%, comprende las motivaciones del Gobierno, aunque el 45,1% considera que el diésel no es tan malo como lo pintan.

Source: The PPP Economy

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