Alerta por el crédito al consumo


Vigilar el crédito al consumo y reforzar su capital. Esas son las dos tareas más urgentes que, a juicio del Banco de España, deben acometer las entidades financieras. Aunque el instituto emisor advierte en su Informe de Estabilidad Financiera de noviembre de que los riesgos «claramente han aumentado» debido a factores como la intensificación de las tensiones comerciales; la normalización de la política monetaria en EE UU o la incertidumbre del resultado de las negociaciones sobre el Brexit, identifica estas dos últimas como las cuestiones sobre las que las entidades sí tienen capacidad de intervención por tratarse de problemas reales.

En fuerte contraste con la atonía del crédito en términos globales –caída del 2,9% del concedido al sector privado residente en España–, el Banco de España destaca el importante crecimiento de los préstamos para el consumo. En junio volvieron a crecer un 23% en términos interanuales, algo por debajo del 28% que registraron en marzo. Sin embargo, lo que al organismo que dirige Pablo Hernández de Cos le preocupa no es este avance sino cómo se está disparando su morosidad. En junio, aumentó en tasa interanual un 22,6%. Esta circunstancia «exigirá que las entidades provisionen adicionalmente el aumento de la morosidad y revisen la sostenibilidad de su tasa de expansión en este segmento de negocio y si los criterios de concesión de las nuevas operaciones se ajustan al perfil de riesgo a medio plazo que desean para su cartera de crédito», asegura el informe. El volumen de crédito al consumo que las entidades tienen en sus balances alcanza los 35.000 millones de euros, el 4% del total.

Más esfuerzo

En términos de solvencia, el Banco de España considera que los bancos españoles tienen una «considerable capacidad de resistencia» ante una potencial materialización de un escenario económico adverso. No obstante, y aunque el organismo celebra que las entidades se encuentran «claramente por encima de los mínimos regulatorios», también advierte de que muestran «niveles reducidos de sus ratios de capital». Desde 2014, sólo la han aumentado en 30 puntos básicos, lo que «pone de manifiesto la necesidad de que las entidades españolas adopten estrategias de refuerzo de su capital».

En un entorno de bajos tipos de interés, las entidades financieras mejoraron en el primer semestre del año un 12,5% sus resultados, hasta los 10.000 millones de euros, gracias en buena medida a la continua reducción de las pérdidas por deterioro de activos. Desde el valor máximo que marcaron en 2013, las entidades han rebajado sus activos dudosos en más de 114.000 millones de euros, más del 60% desde entonces. No obstante, esta compresión de márgenes puede empujar a los bancos nacionales a buscar «alternativas de negocio más rentables y más arriesgadas». Al Banco de España también le preocupa que las tensiones geopolíticas como la guerra comercial o el Brexit puedan conducir «a un endurecimiento de las condiciones financieras a nivel internacional materializado en una reevaluación de las primas de riesgo, con impacto en el valor de los activos financieros y en la sostenibilidad de la deuda de los agentes económicos». Aunque el organismo destaca que los pasivos de empresas y familias han seguido disminuyendo, también advierte de que el predominio de la financiación a corto plazo y/o a tipos variables eleva su vulnerabilidad si se materializase un escenario de endurecimiento de las condiciones financieras. Sobre todo, si no se ve acompañado de una mejora de las rentas de las familias y de las compañías no financieras.

A los riesgos externos para la economía en general y la banca en particular, el Banco de España añade dos que ya se han convertido en clásicos en sus últimos informes: la incertidumbre sobre la orientación futura de las políticas económicas en el contexto de la fragmentación parlamentaria española y un eventual repunte de las tensiones políticas en Cataluña.

Source: The PPP Economy

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